Nuestros críticos destacan Chongo triste, el nuevo estreno del Cervantes; Una casa de muñecas y Las fugitivas

Con Sergio Boris, Gonzalo Bourren, Mikaela Herrera, Cristián Jensen
Músico detrás de escena Julián Piñuel
Diseño de escenografía Alfredo Dufour
Diseño de vestuario Gonzalo Giacchino
Diseño de iluminación Jésica Montes De Oca
Diseño sonoro y composición musical Nicolás Gulluni
Dramaturgia y dirección Antonio Villa
Producción TNC Lucía Quintana
Producción ejecutiva de funciones Anabella Zarbo Colombo
Asistente TNC Marcelo MéndezJueves a domingo a las 21 h
Fecha estreno 10/2022
Última función 04/12/2022
Juan Carlos Fontana
Su autor, Antonio Villa es artista plástico, performer, escritor y director de teatro. Quizá de ese cruce de estéticas surge esta sugestiva y poética pieza: un melodrama queer que recrea el mito de Narciso, en su más intensa incandescencia.
Chongo triste hereda en su escritura, parte de esa sensibilidad provocativa que definió al gran Néstor Perlongher. Transita las aristas de la frustración, la pérdida de la belleza y el deseo insatisfecho que se observó con elocuencia en Muerte en Venecia, el film de Lucchino Visconti y bebe de la oscuridad del sexo, expuesto en
Crash, J.G.Ballard. En su obra coinciden en un mismo universo eróticolúdico lo procaz, con lo bizarro, a la vez que deja al desnudo la vanidad, el desprecio y la ironía, junto a destellos de ternura que asoman inmersos en una constante provocación. Estos rasgos permiten mantener viva la llama de ese deseo perverso que reúne a los tres personajes de esta historia.
Sugestión, laxitud y una atmósfera donde se esconde más de lo que se dice y que los personajes parecen prisioneros de su propia desdicha, son algunos de los valores tanto del texto, como de la puesta en escena de Villa. El diseño escenográfico, con elementos surrealistas, de estética leather, unido a la clara definición de los caracteres de sus tres personajes, a cargo de sus valiosos intérpretes, son otros de los rasgos sobresalientes de esta curiosa propuesta escénica.
Sergio Boris (La bohemia, Artaud;
Viejo, sólo y puto), logra una composición excelente de su Aníbal, un ser que exhibe los más sutiles matices de decadencia, de dolor y desprecio hacia sí mismo y hacia los otros, rasgos que se perciben en su tono muscular, en la sutileza de sus gestos y movimientos. Gonzalo Bourren le aporta verosimilitud a ese extraño y misterioso “objeto de deseo” de los otros; mientras que Cristian Jensen, trasmite fragilidad y lirismo a su meritoria interpretación de Chongo triste.
Su autor, Antonio Villa es artista plástico, performer, escritor y director de teatro. Quizá de ese cruce de estéticas surge esta sugestiva y poética pieza: un melodrama queer que recrea el mito de Narciso, en su más intensa incandescencia.
Chongo triste hereda en su escritura, parte de esa sensibilidad provocativa que definió al gran Néstor Perlongher. Transita las aristas de la frustración, la pérdida de la belleza y el deseo insatisfecho que se observó con elocuencia en Muerte en Venecia, el film de Lucchino Visconti y bebe de la oscuridad del sexo, expuesto en
Crash, J.G.Ballard. En su obra coinciden en un mismo universo eróticolúdico lo procaz, con lo bizarro, a la vez que deja al desnudo la vanidad, el desprecio y la ironía, junto a destellos de ternura que asoman inmersos en una constante provocación. Estos rasgos permiten mantener viva la llama de ese deseo perverso que reúne a los tres personajes de esta historia.
Sugestión, laxitud y una atmósfera donde se esconde más de lo que se dice y que los personajes parecen prisioneros de su propia desdicha, son algunos de los valores tanto del texto, como de la puesta en escena de Villa. El diseño escenográfico, con elementos surrealistas, de estética leather, unido a la clara definición de los caracteres de sus tres personajes, a cargo de sus valiosos intérpretes, son otros de los rasgos sobresalientes de esta curiosa propuesta escénica.
Sergio Boris (La bohemia, Artaud;
Viejo, sólo y puto), logra una composición excelente de su Aníbal, un ser que exhibe los más sutiles matices de decadencia, de dolor y desprecio hacia sí mismo y hacia los otros, rasgos que se perciben en su tono muscular, en la sutileza de sus gestos y movimientos. Gonzalo Bourren le aporta verosimilitud a ese extraño y misterioso “objeto de deseo” de los otros; mientras que Cristian Jensen, trasmite fragilidad y lirismo a su meritoria interpretación de Chongo triste.
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