Se produjo la peor caída de reservas en siete meses
Resignó en 5 días US$554 millones, la mayor venta desde agosto
Javier Blanco
El Banco Central (BCRA) cerró la peor semana, con pérdida de reservas por intervenciones sobre el mercado cambiario oficial, de los últimos siete meses.
Fue tras tener que sacrificar ayer otros US$139 millones, con lo que acumuló ventas por unos US$554 millones en la semana, solo para satisfacer la demanda impostergable, ya sea para atender pagos de deuda, de importaciones o de aquellas que se habían pactado meses atrás y cuya cancelación final fue reprogramada por las SIRA.
Si se contabiliza desde que comenzó el mes, la pérdida ronda los US$877 millones y en lo que va del año ya se arrima a los US$2000 millones. Se trata del peor saldo desde la primera semana de agosto pasado (lapso en que debió desprenderse de unos US$690 millones), es decir, el momento en que se activó la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía, porque el ente monetario se estaba quedando nuevamente sin reservas, algo que –en su momento– evitó que “nos vayamos en helicóptero”, según confesó días atrás el intendente kirchnerista de Avellaneda (y exministro de Alberto Fernández), Jorge Ferraresi.
Ese precedente, que derivó unos días más tarde en la instrumenta brechación del primer dólar soja, es muy tenido en cuenta en el mercado por estas horas. Es que los operadores creen que el Gobierno deberá “hacer algo” para frenar este nivel de sangría, y una de las opciones bien puede ser un nuevo plan de estímulo vía precio a las exportaciones.
Si el mercado espera nuevas definiciones es porque sabe que la gravedad de la sequía y un acuerdo con el FMI que, tras un año de ingresos netos, ahora obligará a hacer pagos netos, un escenario que no podrá ser soportado por el BCRA con la tenencia actual.
“Para contrarrestar esos efectos, el Gobierno podría impulsar mayores restricciones al pago de importaciones y, eventualmente, algunas de ellas se tendrían que pagar accediendo a dólares a través de operaciones de contado con liquidación (con impactos sobre la inflación y la cambiaria) y generar incentivos puntuales y transitorios para fomentar la liquidación de exportaciones a través de tipos de cambio diferenciales (Por ejemplo, el “dólar malbec”). De cualquier manera, dependerá de la propensión de los exportadores a liquidar divisas”, explicó la consultora Quantum Finanzas, que dirige Daniel Marx, en un informe.
“En cualquier caso, el escenario es complejo y no exento de situaciones de presión en los mercados cambiarios y de mayores restricciones de acceso a la compra de dólares en el mercado oficial”, concluyen.
Ya no se trata sólo de no poder cumplir con la meta trimestral pactada con el FMI, explican los operadores más avezados. “Es un nivel de faltante que podría obligar al BCRA a recurrir a depósitos de Sedesa o incluso a oxigenarse con los encajes (como en algún trance de este tipo había hecho), lo que no resultaría saludable en medio de una posible corrida bancaria global...”, señaló un experimentado ejecutivo bancario.
Un aporte récord
La nueva y fuerte venta oficial llegó en una jornada en la que se operaron de contado unos US$357,4 millones. Eso revela que el aporte oficial alcanzó al 38,8% de las divisas operadas en la jornada.
Se trata de un porcentaje también máximo en más de un semestre, lo que muestra que la aceleración aplicada por el BCRA al ritmo de ajuste en el tipo de cambio oficial (que vuelve a deslizarse por sobre el 6% mensual) no sirvió de estímulo a la oferta privada de divisas.
Por lo pronto, la entidad validó ayer un alza de $0,40 para el dólar mayorista vendedor, que cerró a $203,34 con lo que registró un incremento de “$2,61 en la semana que acaba de finalizar”, observó Gustavo Quintana, de PR Cambios. Ese ritmo de suba estuvo por encima de los $2,45 que había anotado en la semana anterior, pero muy en línea con los $2,60 de la semana previa.
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Los bancos ya tomaron el seguro de venta del Central
Asumen el costo de mantener esa opción a cambio de contar con una puerta de salida en caso de un evento cambiario disruptivo
Ni lerdos ni perezosos, la mayor parte de los bancos que entraron en el canje de deuda realizado por el Gobierno la semana pasada (entregando bonos que vencían en hasta 90 días y aceptando a cambio incorporar en sus carteras otros similares hasta dos años) ya ejercieron la “opción de liquidez”, es decir, un seguro para poder venderle esos títulos –en caso de que lo necesiten– al Banco Central (BCRA).
La operación, que le resta 50 puntos básicos a la tasa de los bonos que hayan adquirido en esta conversión, muestra que eligieron asumir ese costo para tener la garantía de una puerta de salida en caso de que se vuelva a desatar una corrida contra los bonos en pesos. Eso ya ocurrió en junio y julio del año pasado, cuando el ente monetario les institucionalizó esta vía de escape que ahora hizo mucho más barata para asegurar la concurrencia de los bancos privados al canje. También pueden usarlo en caso de un evento cambiario.
Estos seguros se pusieron en marcha en aquel entonces, en medio de la turbulencia desatada por el recambio en el Ministerio de Economía, y luego de que algunos referentes económicos de la oposición habían admitido en reuniones privadas realizadas en Nueva York la posibilidad de someter esta deuda a una reestructuración si les tocaba heredarla como administración. Esa posibilidad, incluso, fue admitida ayer en su acto de lanzamiento por el precandidato presidencial de Juntos por el Cambio por la UCR Gerardo Morales, quien anunció: “Vamos a tener que reperfilar todo, para poner en marcha nuestro plan y restablecer el orden”.
Ahora, según un informe del Grupo Financiero Adcap, el BCRA ya debió validar “puts” por el 23% de los nuevos bonos emitidos tras el canje de la semana pasada, un porcentaje general que está casi en línea con la participación de bancos que estimó el mercado y demostraría que adoptaron también este recurso hasta los bancos públicos ligados a la administración oficial.
El mecanismo les otorgó a los bancos la posibilidad de venderlos al BCRA a un precio establecido (el promedio ponderado más operado por el instrumento el día hábil anterior al ejercicio de la opción +30 puntos básicos) para fomentar su participación en el caso. Ese sobrecosto era de 200 puntos hasta aquí y que, además de este abaratamiento, a los bancos se les destrabó la posibilidad de girar dividendos que tenían bloqueados, se les permitió utilizar los nuevos bonos para integrar encajes y, como recuperan algo de liquidez cuando lo hacen así con “especias”- se los habilitó a suscribir con ella más Leliq.
La decisión de los bancos de ejercer la opción está relacionada con las dudas que mantienen sobre la posibilidad que el Gobierno tenga de administrar la deuda en pesos sin sobresaltos hasta el cambio de administración y –especialmente– al peso, que fue ganando su exposición a la deuda pública en los últimos años (creció 143% desde que se inició la gestión Fernández). Básicamente, porque esto sucede cuando, además, se registra un acortamiento de plazos inédito en los depósitos del sector privado. “Prácticamente, 82% de los depósitos a plazo fijo son a 30 días (máximo desde 2000)”, hizo notar por redes sociales el profesor y economista Emilio Ocampo, tomando datos hasta febrero.
De allí la premura que muestran por tener opciones segura de posible descarga de la cartera de bonos. El riesgo, en ese caso, será para toda la economía, dado que en caso de una venta masiva al BCRA no le quedará otra posibilidad que volver a forzar la maquinita de imprimir billetes, cuando ya emitió por una cantidad equivalente al 16% del PBI en estos tres años.
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