Eduardo Levy Yeyati. “Sacar el cepo el día uno llevaría el dólar a niveles altos”
El economista coordina junto con dirigentes de Juntos por el Cambio el programa que prepara la oposición en caso de ganar
Texto Matías Moreno
Eduardo Levy Yeyati es uno de los economistas más escuchados en Juntos por el Cambio (JxC). Consejero de los jefes de la UCR, coordina desde hace meses junto con referentes de Pro y la Coalición Cívica (CC) el armado del programa económico que prepara la alianza opositora con miras a un eventual regreso al poder. Preocupado por la agudización de la crisis, Levy Yeyati advierte que el plan de estabilización deberá comenzar desde el primer día. Remarca que le inquieta la falta de financiamiento y asegura que el cepo cambiario no podrá levantarse apenas asuma el nuevo gobierno. Anticipa que JxC deberá refinanciar la deuda en pesos y negociar un nuevo acuerdo con el FMI en línea con su plan económico.
–¿Cómo se sale de la crisis?
–No habrá tiempo para ensayos. Esta inflación es inestable. Si queremos que en doce meses esté cerca del promedio 2016-2017, el plan de estabilización tiene que empezar el primer día. Hoy el único financiamiento son pesos acorralados por el cepo en los bancos, que financian al Tesoro a través del Banco Central. Para eliminar el cepo hay que recuperar el financiamiento genuino. El plan de estabilización es una herramienta para crear espacio político para las reformas.
–¿Se necesitarán correcciones graduales o un shock?
–El dilema entre gradualismo y shock es anacrónico. Hay que hacer todo lo más rápidamente posible. No digo anunciar y proponer, sino concretar y sostener en el tiempo. Para eso, necesitamos que la lógica de las políticas sea entendida y aceptada por la sociedad. Para que las acciones tengan efecto, es fundamental que los actores crean que, con alguna probabilidad, los cambios no se revertirán en pocos años, como ocurrió otras veces.
–¿Le preocupa la transición sin financiamiento? Es decir, el pasaje entre la estructura actual y un nuevo régimen.
–Sí, por varias razones. La falta de financiamiento tienta al Gobierno con soluciones de corto plazo con altos costos diferidos, solo para llegar. Y, mal manejada, la transición puede derrapar en una crisis financiera. Una corrida como la de 2001 es hoy muy improbable. Pero nada evita que las tensiones internas de un gobierno fraccionado acaben disparando una espiral de precios y tipo de cambio. La falta de financiamiento profundiza la escasez de divisas, nos deja al borde del default, frena la inversión y el crecimiento. Para que la estabilización sea exitosa necesitamos recuperar el financiamiento cuanto antes.
–¿El deterioro social condicionará las reformas?
–Sí, claro. No podemos pensar la economía sin tomar en cuenta la dimensión social. Tanto por una cuestión moral de justicia como por una más práctica: si queremos pasar de la crisis permanente a la reforma permanente, no podemos hacerlo a contrapelo de gran parte de la sociedad. Por eso es esencial mitigar los efectos sociales de las medidas, proteger a los más vulnerables. Es necesaria una reforma antiprivilegios transversal, no solo contra los de los votantes ajenos.
–¿Por qué razones?
–No solo sirve para oxigenar la actividad económica; es fundamental para recuperar la dimensión de justicia de nuestra democracia. Las reformas sostenibles no necesariamente son abrazadas por todos al comienzo, pero lo son a posteriori solo si son percibidas como necesarias y justas.
–¿Cómo piensan recuperar el salario real mientras ajustan el atraso cambiario o tarifario?
–No quiero banalizar la respuesta a esta pregunta: el desafío es complejo y para nada trivial. A diferencia de 2015, hoy los salarios reales están rezagados. Con la salvedad de que solo tenemos datos de asalariados registrados, que son un tercio de la fuerza laboral privada.
–¿Se puede recuperar el salario durante la estabilización?
–Una estabilización precisa al menos cuatro ingredientes: equilibrio fiscal, política monetaria, financiamiento y una política de ingresos. Esta última, para evitar una caída adicional del salario y acomodar la recuperación de lo perdido, sin que esto conspire contra el éxito del programa. La clave de una buena política de ingresos es balancear productivamente estos objetivos.
–¿Mientras se intenta bajar la inflación?
–La sola caída de la inflación ya mejora el salario. Aun con ajustes semestrales por inflación, una inflación de 6% mensual baja el salario real promedio en 15%; si la inflación cae a 2% mensual, el salario real recupera 10%. Para el salario, lo peor sería un nuevo salto inflacionario. –Falta de reservas, deuda, la inflación al 100%, la pobreza del 40% y brecha cambiaria. ¿Ese cuadro compromete la salida de la crisis en 2024?
–La compromete, pero no la inviabiliza. Lo cierto es que cualquiera que piense en asumir responsabilidades en la gestión pública tiene que tener la convicción de que puede sacar al país de la crisis.
–¿Hay margen de maniobra para sortear la crisis?
–La Argentina hace años que pierde oportunidades de crecimiento: de haberlas usado, estaría en un escalón más alto de ingreso y bienestar. Lo positivo es que muchas oportunidades permanecen intactas y otras se renuevan. El riesgo de una agenda de cambio es grande, pero el premio lo justifica con creces.
–Morales dijo que van a “reperfilar todo” al hablar del canje de deuda de Sergio Massa. ¿Qué mecanismo están pensando? ¿Un refinanciamiento?
–Entiendo que no se refirió al último canje, sino a la gestión de la deuda pública en general. Esta deuda se debe refinanciar, lo que implica recuperar el acceso a los mercados. Para esto, lo que hay que evitar, en la medida de lo posible, es un nuevo default, que dejaría a la Argentina sin financiamiento por varios años, comprometiendo la estabilización y el crecimiento.
–¿Qué opina de la burbuja de la deuda en pesos?
–Con la deuda en pesos surge la necesidad de extender plazos porque es muy corta. O, en el caso de los bonos del último canje, porque si bien se alargaron vencimientos, en la práctica los bancos tienen la opción, en cualquier momento, de cambiarle los títulos por pesos al Banco Central, lo que cuelga una espada de Damocles sobre la política monetaria. Esta extensión de plazos puede hacerse emitiendo papeles más largos para cancelar títulos cortos o mediante un canje voluntario.
–¿Juntos por el Cambio apunta a “refinanciar” y descartan el default?
–Entiendo que cuando uno dice extensión de plazos o canje, en la Argentina se piensa en una reestructuración unilateral, un default, que es justo lo que queremos evitar. Habrá que usar sinónimos.
–¿La deuda pública no es la herencia más pesada?
–No. Bien medida y restando la deuda en manos del Banco Central o del propio Estado, a fin de 2022 la deuda era 50% del PBI. Medida con un tipo de cambio más realista, podría llegar a 65% o 70%. Alta, pero no inmanejable.
–¿Se podrá sacar el cepo apenas arranque la gestión?
–Sacar el cepo el día uno hoy sería poner el carro delante del caballo. Llevaría el dólar a niveles innecesariamente altos, comprometiendo cualquier intento de estabilización, e incluso forzando la reintroducción del cepo más adelante. La velocidad no es solo llegar antes, también es crear las condiciones para permanecer.
–¿Y cómo piensan achicar la brecha cambiaria?
–Pensamos que un programa exitoso, que corrija el atraso cambiario y lleve la inflación al 2% mensual a fin de año, iría reduciendo la brecha a niveles en los que el cepo se volvería irrelevante, para que su eliminación no sea traumática.
–¿Deberán revisar el acuerdo con el FMI?
–Más que revisar el acuerdo, tendremos que negociar uno nuevo, en línea con el nuevo plan económico. Sobre la base de un programa que contemple un aporte de fondos netos, para facilitar una gestión de deuda que recupere el acceso a los mercados, a su vez imprescindible para eventualmente repagar el préstamo del Fondo.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.