jueves, 25 de abril de 2024

CRÍTICA DE TEATRO...."Dora. un ingrediente especial"


La vejez, ese tema de “los otros”
dora. un ingrediente especial
Leni GonzálezNacho lunadeiCristina Maresca (cen.) compone un personaje conmovedor
AUTORÍA Y DIRECCIÓN: Martín Goldber. intérpretes: Cristina Maresca, Graciana Urbani, Rocío Gómez Wlosko y Braian Ross. Vestuario y escenograFía: José Escobar. iluminación: Carolina Rabenstein.sala: Espacio Callejón (Humahuaca 3759). Funciones: lunes las 20.30. duración: 70 minutos.
Aunque son obras muy diferentes, Dora. Un ingrediente especial, de Martín Goldber, podría inscribirse en el mismo grupo que El padre, del francés Florian Zeller (que en Buenos Aires dirigió Daniel Veronese en 2016, con el protagónico inolvidable de Pepe Soriano), y Esperando la carroza, de Jacobo Langsner (ahora remozada en el escenario por la gran puesta de Ciro Zorzoli): las tres tienen en común la referencia al incómodo tema de qué hacer con los “viejos” cuando su deterioro comienza a entorpecer la rutina del resto. En todos los casos, siempre asoma a lo lejos la sombra de que caminamos hacia ese lugar.
Dora (Cristina Maresca) es una abuela, una bobe ya viuda, que vive sola y ama su cocina, donde prepara platos exquisitos para quienes vayan a visitarla. En esa cocina-comedor la vemos moverse entre sus cosas, corriendo del teléfono fijo, que aún mantiene la respuesta automática con la voz del marido, al escurridizo celular que siempre se esconde. Por el hogar pasan, por alimento y escucha, su hija Marina (Graciana Urbani) y una nieta adolescente, Carla (Rocío Gómez Wlosko), más el hijo del encargado del edificio, Alejandro (Braian Ross), que la ayuda en algunas tareas y la acompaña en juegos y acertijos. Hay otro hijo, Fabián, al que no vemos pero está presente en esa ausencia: es el preferido de Dora, al que todo se le perdona.
Durante este ir y venir incesante por la cocina de la mujer que siempre está para los demás, nunca se detienen los diálogos. Salvo Alejandro, más mesurado, Marina y Carla demandan permanentemente atención. La hija, con sus quejas y malhumor porque la vida no sucede como quiere; la nieta, porque encuentra en la abuela la comprensión que no tiene en la madre. Entre tantas palabras y platos y timbres, Dora comete un error, una confusión que podría tener cualquiera pero que por su edad se agiganta como alarma. O como excusa, para llevar a cabo una decisión que de ninguna manera parece amorosa ni, por decir lo mínimo, necesaria.
Esta obra que comienza planteada como un relato costumbrista va camino a la amargura de un modo tenue. Cristina Maresca, en escena durante toda la obra, compone un personaje conmovedor, picante, con ganas de vivir, una mujer grande que lucha contra el embate. ¿Cuál es el ingrediente especial de Dora? Vale la pena disfrutarlo antes de que sea tarde.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.