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Otra vez sarampión, presión negativa y N95


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Otra vez sarampión, presión negativa y N95
Cuando la evidencia es débil, en algún momento se vuelve a investigar.
Por Mg. Stella Maimone
El sarampión, como bien sabemos, es un virus aéreo altamente contagioso. En el año 2000 EE.UU. fue declarado libre de sarampión. Desde entonces la infección ha regresado con 654 casos confirmados al 3 de septiembre.
Un grupo de investigadores del New York City Department of Health and Mental Hygiene (MMWR Sep 13, 2019 V.68 N.36 P.794-792) quisieron documentar si las habitaciones con presión negativa (que no están presentes en todas las instalaciones) son realmente importantes para prevenir la transmisión de sarampión.

En este estudio participaron 15 instituciones de pacientes ambulatorios –todos sin instalaciones con presión negativa– donde se realizaron prácticas grupales e individuales a personas con diagnóstico o sospecha de sarampión, de acuerdo a los síntomas o signos que se debían tener en cuenta “detección de fiebre o erupción cutánea en los pacientes”. Estas instituciones utilizaron distintas estrategias como ubicar a los pacientes en habitaciones separadas al resto, no ocupar la habitación por 2 horas, colocarlos en entradas separadas, revisarlos al aire libre, o bien citarlos cuando era posible fuera del horario de mayor público o en sus domicilios. Ningún trabajador de la salud involucrado, contrajo sarampión.

«El elemento común esencial en las estrategias implementadas –dicen los autores– fue la conciencia temprana, que un paciente puede tener sarampión antes de que ese paciente ingrese al centro de atención médica. Esto subraya la importancia de mantener un alto índice de sospecha durante un brote”. También encontré otro estudio (JAMA. September 3, 2019 V.322 N.9 P.824-833) en el que los investigadores quisieron evaluar si los barbijos N95 –costosos e incómodos– son en verdad los mejores para prevenir la transmisión de virus respiratorios, ya que en muchos estudios esta afirmación no fue concluyente.
Los autores compararon la efectividad de respiradores N95 y máscaras quirúrgicas para la protección de los trabajadores de la salud expuestos a Influenza en períodos de alta endemicidad. El estudio se llevó a cabo en centros ambulatorios y dividieron a la población en muestras por conglomerado por pares de instituciones durante 4 años. En cada grupo investigaron la aparición de Influenza en el personal de salud con uno u otro barbijo (1993 participantes en 189 centros y 2512 en 191 centros con 2668 trabajadores de la salud involucrados).
Los autores concluyeron en que no hubo diferencias estadísticamente significativas en la adquisición de influenza en los participantes.
Los costos en salud, la dificultad en el cumplimiento, y la falta de infraestructura, activan muchas veces el ingenio para volver a investigar.
Casi siempre las medidas más eficaces no tiene ningún costo.
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