lunes, 23 de diciembre de 2019

IDENTIDAD CULTURAL,


Cielitos patrióticos ante la amenaza de una invasión
Bartolomé Hidalgo

Hace dos siglos una de las grandes preocupaciones de los porteños y por qué no de todo el interior y aún de los chilenos, era una gran expedición naval con más de 20.000 hombres destinada a recuperar lo que había sido el Virreinato del Río de la Plata. El Director Pueyrredon, su sucesor desde mediados de 1819, Rondeau ,y el mismo general San Martín mostraban su inquietud, éste ultimo a través de su correspondencia desde Mendoza.

En Buenos Aires, después de la invasión de su tierra por los portugueses al mando del general Lecor, vivía un poeta montevideano Bartolomé Hidalgo, que adquirió larga fama entre los paisanos con sus cielitos patrióticos, celebrando distintos momentos de la historia riopla-tense, cuya fecunda existencia y obra fue estudiada largamente por la doctora Olga Fernández Latour de Botas.

Esa expedición le dio tema para un cielito, que corrió muy pronto las pulperías, los cuarteles, las tropas del ejército, y como una forma de anunciar quien es el autor comienza así: El que en la acción de Maipú / Supo el cielito cantar / Ahora que viene la Armada / El tiple vuelve a tomar. Inmediatamente desafía al Rey Fernando VII en esta cuarteta: La Patria viene a quitarnos / La expedición española / Cuando guste, don Fernando / Agárrela por la cola. Para proseguir destacando el coraje de los criollos, llegando a poner a modo de final la voz quechua guano que es el sustrato de la materia fecal de las aves, una forma de decir hasta donde estaban decididos : Cielito, digo que sí / Coraje y latón en mano / A entreverarnos al grito / Hasta sacarles el guano.

La expedición iba a estar al mando de un destacado oficial español de origen irlandés el general Enrique José O´Donnel, conde de La Bisbal, a quien así trata Hidalgo: Dicen que manda la Armada / Mozo mal intencionado / Y con casaca borlada. Cielo, cielito que sí / Cielito de los dragones / Ya lo verás, conde viejo / Si te valen los galones. Como para saber a quienes se iban a enfrentar en estas tierras agregaba : Con mate los convidamos / Allá en la acción de Maipú / Pero en ésta me parece / que han de comer caracú. Cielito, cielo que sí / echen la barba en remojo / porque según olfateo / no han de pitar del muy flojo.

Como para mostrar lo que iba a ser un enfrentamiento agregaba: Ellos dirán: Viva el Rey / Nosotros: La Independencia / Y quiénes son más corajudos / Ya lo dirá la experiencia. Y también la pretensión de un gaucho en el ejército donde no podía faltar el asado: En teniendo un buen fusil / Munición y chiripá / Y una vaca medio en carnes / Ni cuidado se nos da. Y ni decir el respeto a la mujer que ayudaba a pelear aun con mayor brío: Dicen que esclavas / Harán a nuestras americanas / Para que lleven la alfombra /a las señoras de España.

Finalmente, la sublevación del general Rafael de Riego que no pudo sofocar y algún enviado porteño como Andrés de Arguibel que ayudó a sobornar a la tropa impidiendo la partida de esa escuadra. Unas cuartetas de Hidalgo les advertía a los comprometidos en ella: Cielito, cielo que sí: / El rey es hombre cualquiera / Y morir para que el viva / La pu...cha que es sonsera. Echen del trono, españoles / a un rey tan bruto y tan flojo / Y para que se entretenga / Que venga a plantar abrojo.

Sin embargo el cielito terminaba con una invitación a los españoles a la amistad que afortundamente jamás se ha desmentido en nuestra historia: Si de paz queréis hablar / Amigos aquí hallaréis / Y comiendo carne gorda / Con nosotros viviréis.

R. L. E.

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