domingo, 24 de enero de 2021

PLAYLIST .....FOLKLORE


FOLKLORE

Tránsito Cocomarola


1. “Zamba de mi esperanza” (Jorge Cafrune, 1964)


Es el clásico por excelencia del folklore argentino. Fue escrita por el mendocino Luis Hermenegildo Profili en una fecha de la década del cincuenta que no es posible precisar. Quizá por eso, su grabación, por Jorge Cafrune, para el disco Emoción, canto y guitarra (1964) sea una especie de hito fundacional. La belleza y simpleza de su música y la universalidad de sus versos son, en parte, la clave de su popularidad. Tiene todos los elementos constitutivos de la canción folklórica, paisajista y costumbrista; también social de las décadas del sesenta y setenta. La prueba está en que, a pesar de que carece de un tono social o ideológico, el modo “esperanzador” de su comienzo le valió la prohibición de la última dictadura militar.

2. “Luna cautiva” (Chango rodríguez, 1967)

La frase “acércate a la reja, sos la dueña de mi alma; sos mi luna cautiva que me besa y se va” es una de las frases más bellas del folklore que, curiosamente, surgió del horror. Esa reja es la de la cárcel, desde donde “Chango” Rodríguez, autor de otras grandes canciones de la música nativa (“Vidala de la copla”, “De Simoca”) escribió la bella declaración de amor a su esposa “La Gringa” Lidia Haydée Margarita Bay. El disparo (accidental, probablemente) que lo llevó a la cárcel fue, en parte, responsable de esta dulce historia de amor, ausencia, regreso y vendaval. “Luna cautiva” es un ícono del cancionero romántico de la música telúrica, perfectamente ambientada en un entorno rural.


3. “Kilómetro 11” (aguer y Mario del Tránsito Cocomarola, 1940)

Del chamamé, esa danza que es abrazo, han surgido grandes canciones de encuentros y desencuentros. “Kilometro 11” es considerado el himno de esta músicadellitoralargentino(elegimos la versión de Ramona Galarza con Tarragó Ros). Un hombre que le pide a una mujer que olvide viejos rencores. “Así nuestro amor irá a renacer” dice la canción. La letra le pertenece a Constante Aguer y la música a Mario del Tránsito Cocomarola. ¿De donde viene su título? Cuenta la leyenda que en el kilómetro 11 de la Ruta Nacional número 12 Cocomarola habría tenido un accidente vial. Sin embargo, esa hipótesis nunca fue sostenida con datos fehacientes. La letra tampoco hace ninguna referencia al título, ni da otra precisión de tiempos ni lugares específicos.

4. “añoranzas”, (Julio argentino Jerez, 1942)


A principios de la década del cuarenta se conoció esta chacarera doble que terminó convertida en el himno cultural de Santiago del Estero, en 1998. Cuenta la historia de un hombre que dejó su pago y extraña. Describe, sin entrar en detalles, la vida del campesino que migró a los pueblos y la de la gente de los pueblos que se mudó a grandes ciudades, muy lejos de su terruño. El autor del tema, Julio Argentino Jerez (uno de los grandes difusores de la música nativa), fue uno de esos migrantes que dejó Santiago y se instaló en buenos aires.terminó sus días en la gran ciudad, pero el sentimiento de añoranza quizá nunca lo haya abandonado. “Cuando salí de Santiago todo el caminolloré…”.asícomienzaelhimno en ritmo de chacarera.

5. “Luna tucumana”, (atahualpa yupanki, 1957)

Himno cultural de la provincia de Tucumán, la zamba “Luna tucumana” dice en uno de sus versos: “Yo no le canto a la luna porque alumbra y nada más, le canto porque ella sabe de mi largo caminar”, porque relata, ni más ni menos, los viajes que Atahualpa Yupanqui hacía, de madrugada, con un caballo y una mula, entre Acheral y Tafí del Valle. La luna es una parte importante del paisaje del folklore argentino. Como sucede con otrasobras(“zambademiesperanza”, entre ellas) la simpleza y la belleza de sus versos y su música la convierten también en un himno, no formal ni solemne, de las aulas escolares y en uno de los íconos de la veta más telúrica de la música de raíz.

6. “el humahuaqueño” (edmundo saldivar (h), 1941)

Parece broma cuando se escucha a alguien decir que “El humahuaqueño” fue escrito en un colectivo de Buenos Aires. Toda broma tiene algo de verdad: no fue en un colectivo sino en un tranvía, a pesar de que muchos prefieran creer que fue compuesto en el Noroeste argentino, por su ritmo, típico de la música andina de aquella región. El porteño Edmundo Saldivar (h) era músico de la orquesta de Radio El Mundo. En un viaje de Palermo al centro, en el tranvía 99, el ruido del vagón lo inspiró para componer este clásico del NOA. Luego de aquel éxito, siguió grabando temas folklóricos, tarea que alternaba con su labor tanguera, junto a celebridades como Aníbal Troilo, Roberto Grela y Ciriaco Ortiz.

7. “calle angosta” (1963)

La región cuyana tiene los matices de cada provincia que la integra (San Juan, San Luis y Mendoza), pero un lenguaje común que, en música, se dice con gatos, cuecas y tonadas. “Calle angosta” es la cueca más famosa. Fue escrita por José Zavala, con la nostalgia por sus años de niñez en la localidad de Villa Mercedes. Se trata de una obra costumbrista que describe no sólo la curiosidad de esa calle de una vereda sola sino lo que allí pasaba entre la avenida de los álamos y un molino harinero, dentro y fuera de almacenes de ramos generales, cuando, hacia la mitad del siglo pasado, el paso del tren mantenía vivos a tantos poblados. “Cantores de aquel entonces, ahí en rueda se juntaban / y en homenaje de criollos / siempre lo nuestro cantaban”, escribió Zabala.

8. “balderrama”, (Manuel J. Castilla y Cuchi leguizamón, 1967)

Buena parte de la mística del folklore argentino estuvo alimentada por largas trasnoches en boliches de ciudades o pueblos. El boliche de la familia Balderrama, en la ciudad de Salta, es el más claro ejemplo. Ha contado Juan Balderrama que un día el poeta Manuel J. Castilla le dijo que debían colgar un almanaque allí porque la gente sabía cuándo llegaba pero nunca cuando se iba. Eternas guitarreadas sucedieron allí, “a orillitas del canal”, como dice aquella zamba de Castilla y Cuchi Leguizamón. Y esa pregunta (existencial, para aquella bohemia de guitarra, bombo, poesía y vino), cuando aquellas trasnochadas no podían evitar la salida del sol: “¿Dónde iremos a parar si se apaga Balderrama?”.

9. “merceditas”, (ramón sixto ríos, finales de la década de 1940)

El chamamé tiene al desencuentro como denominador común con el tango. La historia que se canta en el chamamé “Merceditas”, escrito por Ramón Sixto Ríos, en la década del cuarenta, es la de un amor no correspondido. En este caso no es la provinciadecorrientessuepicentro.setrata del relato de un entrerriano que canta su amor por una santafecina. Merceditas fue Mercedes Strickler Kahlow, nacida en la localidad de Humboldt, en 1916. La historia, ya convertida en leyenda, cuenta que el hombre habría sido rechazado dos veces, en su juventud y durante su vejez. “Pero a pesar del tiempo, transcurrido, es Merceditas, la leyenda que palpita, en mi nostálgica canción. / Así nació nuestro querer; con ilusión, con mucha fe; pero no sé por qué la flor, se marchitó y muriendo fue”.

10. “coplas del valle”, (ramón navarro, 1965)

Una de las mayores alegrías que le ha dado a Ramón Navarro su profesión (autor de temas como “Coplas del Valle”, entre otras gemas del folklore) es la devolución que mucha gente le hizo sobre su manera de describir muchos pueblos y paisajes del interior. “Por eso me doy cuenta de que todosmisañosdeandarguitarreando y componiendo fueron para que pase esto. Nada mejor me puede pasar”, dijo hace algunos años don Navarro. Su andar guitarreando se ha hecho eterno en versos como aquellos que dicen: “Esta zambita andariega, viene llegando. Y se mete a la rueda, como jugando. (…) Vengo desde Aimogasta, pa’ Las Pirquitas. Traigo una flor del aire de la lomita. Pa’ mi tinogasteña, niña churita”.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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