viernes, 22 de enero de 2021

PLAYLIST....TANGO


TANGO
Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo


1. “Por una cabeza” (Carlos Gardel y alfredo le Pera, 1935)

Uno de los mayores emblemas de la música ciudadana porteña nació en Nueva York. Carlos Gardel filmaba en la Gran Manzana la que sería su última película, Tango Bar (1935), cuando compuso junto a Alfredo Le Pera esta oda al atractivo de las apuestas inciertas, tanto en el turf como en el amor. De Ricardo Iorio a Luis Miguel, de Andrea Bocelli a Los Pericos, artistas de todos los estilos y todas las procedencias versionaron esta canción que muchos años después de compuesta fue incluida en la banda de sonido de Perfume de mujer (1992), con Al Pacino.

2. “Sur” (Homero manzi y aníbal Troilo, 1948)

Se escribió mucho sobre la Nelly Omar musa, la Malena que “canta el tango como ninguna” de acuerdo a la pluma de su eterno pretendiente, Homero Manzi. Pero ella era muchísimo más: fue la “cantora nacional”, la “Gardel con polleras”, la que llegó con su tono grave y su personalidad a romper con la hegemonía de las voces agudas y prístinas del canto femenino tanguero. Manzi (en sociedad con Aníbal Troilo) también le dedicó “Sur”, un recorrido poético por los barrios bajos de Buenos Aires y a la vez el lamento de un amor trunco que-dicen algunos historiadores ella misma estrenó.

3. “Mano a Mano” (Celedonio flores, Carlos Gardel y José razzano, 19
20)

Este tango con letra de Celedonio Flores y música de Carlos Gardel y José Razzano es una historia de olvido y gratitud: a diferencia de “Margot” -otra canción de Flores que musicalizó el Zorzal- la amada a la que el protagonista despide para siempre no es una “pelandruna abacanada” sino una que fue en su “pobre vida paria sólo una buena mujer”. Con todo y cariño se acabó lo que se daba, y nadie le puso voz a ese vaivén de reciedumbre y ternura como Julio Sosa, que lo grabó en el 64 con Leopoldo Federico.

4. “naranjo en flor” (Homero y Virgilio expósito, 1944)

Dice Sergio Pujol en su libro Canciones argentinas 1910-2010 que “Naranjo en flor” es “una manifestación vanguardista dentro del campo de la cultura popular, si por vanguardia entendemos no sólo una ruptura con la tradición, sino también la paciente construcción de un público futuro”. La versificación incómoda, la reformulación sensitiva (ni esquina ni café: arboleda y río) y la reflexión sobre el mañana como extensión del ayer que hace Homero Expósito (¡a los 26 años!) lo convierten en un tango perpetuamente joven que, con todo, encontró en Roberto Goyeneche (en la versión de Personalidad y tango, del 74) a su cantor definitivo.

5. “cafetín de buenos aires” (enrique santos discépolo y mariano mores, 1948)

El café porteño como espacio de socialización, de crecimiento y de desahogo, incluso comparado con lo más sagrado del imaginario tanguero: la vieja. El chiquilín que espera con “la ñata contra el vidrio” su turno para entrar a esa “escuela de todas las cosas” de la cual saldrá recibido de hombre es el protagonista de esta obra cumbre de Mariano Mores y Ernesto Santos Discépolo que encontró en la garganta rea de Edmundo Rivero (quien la grabó con la orquesta de Troilo en 1948) su lugar en el mundo.

6. “La cumparsita” Gerardo Matos Rodríguez (1916)

Es el tango más famoso. Los cuatro primeros acordes de “La cumparsita” le dan el sello distintivo a este tango que habría nacido como una marcha, en Montevideo. Pero luego, su autor, Gerardo Matos Rodríguez le dio el carácter tanguero que se terminó de definir con los arreglos de Roberto Firpo, quien lo estrenó con su orquesta en el montevideano café La Giralda. Hasta 1924 fue una pieza instrumental. Desde entonces se escribieron varias letras diferentes. Pascual Contursi escribió una que popularizó Carlos Gardel. Era aquella que decía: “Si supieras, que aún dentro de mi alma, conservo aquel cariño, que tuve para ti...”. Pero con el paso de los años la versión instrumental se impuso en el repertorio de muchas orquestas, hasta convertirse en uno de los mayores éxitos del tango.

7. “Mi buenos aires querido” (Alfredo Lepera y Carlos Gardel, 1934)

Fue escrito especialmente para la película que llevó ese nombre. “Mi Buenos Aires querido” es asumido como tango, pero en realidad encierra varias músicas en sus melodías. El toque español en sus primeros versos, que se acentuaba en la pronunciación de Gardel; el tono evocativo de la letra, y algo muy autorreferencial de lo que a Gardel y Lepera les sucedía en ese tiempo. Porque más allá de esa visita turística y sentimental que está plasmada en sus estrofas, refiere a la ausencia del Zorzal Criollo en la ciudad desde donde surgió y se hizo famoso. Gardel partió de la Argentina el 7 de noviembre de 1933. Fue a cantar a Europa, a grabar películas a los Estados Unidos, a realizar giras por América Latina. Sus compromisos laborales no le permitirían regresar a la Argentina hasta 1936. Pero la muerte lo encontró un año antes, en Colombia. Y ese “Buenos Aires querido” todavía lo espera.

8. “Vuelvo al Sur” (Pino Solanas y Astor Piazzolla, 1988)

“Adiós Nonino”, “Libertango”, “Oblivion”, la “Milonga del ángel” y la “Balada para un loco” son algunos de los hitos más reconocidos en la vasta y revolucionaria obra de Astor Piazzolla. Sin embargo, esta pieza que escribió para la película Sur (1988) y a la que le puso voz el Polaco Goyeneche (ya por esos años hermosamente áspero y decidor) es toda una declaración de identidad: su bandoneón sostenido y melancólico es el apoyo ideal para ese “soy del sur” plantado que escribió Pino Solanas. Justo él, que durante tanto tiempo peleó contra el conservadurismo por su derecho al tango.

9. “Pipistrela” (Fernando Ochoa y Juan Canaro, 1933).

A Tita Merello no le interesaba ser musa, diva ni Penélope anhelante de ningún Odiseo: con humor e irreverencia se plantó en el centro de la escena a cantar cosas como “soy una piba con clase, manyen qué linda mujer… ¡la pinta que Dios me ha dado la tengo que hacer valer!” . En este tango de Juan Canaro y Fernando Ochoa que grabó en 1956, en la milonga “Se dice de mí” (“si charlo con Luis, con Pedro o con Juan, hablando de mí los hombres están”) y en buena parte de su vasto repertorio, Tita de Buenos Aires le saca brillo a su status de cantora, show-woman y feminista sin marco teórico.

10. “Narigón” (Daniel Melingo, 1999)

El rock argentino siempre coqueteó con el tango: el dos por cuatro se trasluce en las obras de -entre otros- Luis Alberto Spinetta y Charly García. Sin embargo, Daniel Melingo aterriza en el género con los dos pies en Tangos
bajos (1998) y encarna así el abordaje definitivo de la quinta rockera a la música ciudadana. Otro estilo, otro lenguaje y otras inspiraciones (palabra que suena a chiste al revisar la letra de -valga la redundancia- la milonga “Narigón”) en la garganta seca del ex Abuelos de La Nada, Los Twist y Lions in Love.

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