jueves, 25 de febrero de 2021

"SOBREDOSIS DE POPULISMO" DE JULIO RAJNERI...BASE PARA PENSAR Y DISCUTIR


Tras las razones de la decadencia del país
En Sobredosis de populismo, Julio Rajneri afirma que el autoritarismo y el nacionalismo han conspirado contra el desarrollo de la Argentina

Imágenes de Néstor y Cristina Kirchner durante una acto en Plaza de Mayo, en diciembre de 2012
Director del diario Río Negro durante más de 40 años, protagonista de la vida política argentina (llegó a ser ministro de Educación y Justicia durante la presidencia de Raúl Alfonsín), Julio Rajneri acaba de publicar Sobredosis de populismo
(Galerna), un libro en el que sondea en la historia argentina para dar con los males que han obstruido el desarrollo institucional y económico del país. Así, traza una línea que une el autoritarismo, el nacionalismo y el clericalismo que marcaron a la Argentina del siglo XX con el populismo de nuestros días. Nacido en 1927 en General Roca, Rajneri encuentra en estos fenómenos los principales motivos de la declinación que el país sufrió en las últimas décadas.
Sumando a su propia mirada citas de polítólogos, historiadores y filósofos como Alain Rouquié, Francis Fukuyama, Karl Popper y Robert Potash, el autor despliega en el libro una crítica al presidencialismo fuerte, de carácter caudillista, que prevaleció en la Argentina a expensas de un Poder Legislativo
Relegado, que muchas veces se limitó a convalidar la voluntad del Ejecutivo. Todo eso favoreció, señala, un autoritarismo que con frecuencia avasalló las libertades individuales y las instituciones republicanas, y que se entregó a la corrupción.
Si bien el libro describe y analiza el modo en que el peronismo marcó la vida pública en la Argentina, Rajneri se remonta al gobierno de Hipólito Yrigoyen para hablar del origen del populismo. “Creo que el interés por el increíble caso de la prosperidad y la decadencia argentina ha sido constante en analistas dentro y fuera del país –dice–. Pero aún cuando hay algunos libros y trabajos destacados, la mayoría de los casos se reducen a una referencia o a parte de un capítulo en un análisis global. Yo conocí la Argentina en su esplendor, cuando Chile o España tenían, en comparación con nuestro país, diferencias casi similares a las que hoy separan a México de Estados Unidos. Sufrí las distintas etapas de su derrumbe progresivo. El tratar de comprender las razones profundas de ese desempeño se convirtió casi en una obsesión para mí, de manera que durante los últimos veinte años fui archivando notas, libros o referencias sobre este asunto”.
Su propósito era estudiar el caso argentino a la luz de las teorías que explican en forma general la causa de la decadencia de civilizaciones antiguas y de los países modernos, y su relación con las ideologías predominantes, así como las raíces profundas de ideas destructivas que, en muchos casos, tienen precedentes en etapas de prosperidad anteriores. “Coincido con Samuelson en que el origen del círculo vicioso que asoló nuestra república proviene de un desarrollo prematuro de su sistema de participación política en una economía capitalista insuficientemente desarrollada. Aparecen después otros factores, por ejemplo las colosales transferencias del sector agrario al consumo, una de las condiciones que Robinson y Acemoglu asocian a las políticas negativas de un país y que caracterizan como “extractivas”, la inseguridad jurídica y una política exterior que en definitiva tiene un incidencia mucho mayor que la que probablemente admitan muchos argentinos”.
La Argentina enfrentó a mediados del siglo pasado una complicada relación con el mundo, sostiene Rajneri, y eligió el lado equivocado en la Segunda Guerra Mundial. “Además, supeditó el manejo de la economía a los intereses electorales y destruyó el capitalismo.
 Se activaron tendencias ocultas de su pasado para conformar un conjunto de ideas erróneas, cuya popularidad ha perdurado hasta el presente y ha bloqueado exitosamente toda tentativa de restablecer el capitalismo. Estamos asistiendo en nuestros días a un crecimiento inusitado de las regulaciones. El Estado ha reducido prácticamente a la nada al sector privado. Decide sobre precios, salarios, tarifas. Se apropia de la mayor parte del valor de las exportaciones. Emite moneda descontroladamente y pretender combatir la inflación resultante mediante limitaciones al comercio libre. Por otra parte, grava con impuestos asfixiantes a la endeble economía”.
Afortunadamente, afirma Rajneri, el actual gobierno no ha logrado completar la hegemonía que pretende porque sus intentos por controlar la libertad de prensa y la independencia del Poder Judicial hasta ahora no han sido exitosos.
Para el autor de Sobredosis de populismo, las ideas erróneas del peronismo han contribuido a la decadencia del país. “Parten de un sistema cuyo fracaso es evidente, basado en la primacía del principio de igualdad sobre el de libertad. Con el derrumbe de la ex Unión Soviética y la incorporación del capitalismo al ensayo comunista en China, el mundo ha puesto fin a una experiencia que en su apogeo incorporó a casi la mitad de la humanidad y que se presentaba como defensora de los pobres. Cuando terminó sin gloria, tras años de sufrimiento y violencia, no solo los países bajo su órbita quedaron rezagados en el progreso, sino que también se hizo evidente que el capitalismo era mucho más eficiente para combatir la pobreza”.
La Argentina, sostiene Rajneri, integra un pequeño grupo de países ensimismados en aquellas ideas en boga hace cien años. “El parecido entre el primer gobierno de Perón y la etapa kichnerista es notable. Control de cambios, ataque a las exportaciones, primacía del consumo, expansión del Estado y los impuestos, odio a los medios de comunicación independientes, intentos de dominación de la Justicia. Hay que hacer mención aparte del primer gobierno de Menen. Si nos limitamos a calificarlo por sus medidas concretas, ese gobierno fue el más antiperonista de nuestra historia”.
El peronismo ha sido claramente mayoritario durante décadas y ha conservado un enorme poder de fuego como oposición, en especial a través de la CGT, afirma Rajneri. Otro factor es la inversión. “Aunque exista un gobierno amigable con las leyes del mercado, pocos inversores están dispuestos a invertir en un momento favorable, cuando la alternativa electoral es un partido claramente anticapitalista”.
En relación al momento de esplendor del país, Rajneri señala un dato: en 1929, según el Departamento de Comercio estadounidense, la Argentina era el mayor importador de autos norteamericanos en el mundo, con un parque automotor que superaba a la mayoría de los países europeos. “Otro dato irrefutable es la inmigración. Durante ese ciclo millones de europeos se volcaron al país. Muchos provenían de países entonces pobres como España e Italia, pero también de países ricos como Alemania. En la década del 30 los obreros alemanes venían como inmigrantes golondrina, tentados por los altos salarios de la cosecha. Algunas estimaciones consideran que el crecimiento anual durante medio siglo, a partir de 1880, fue de 6% en promedio, un porcentaje comparable a los mejores desempeños de los países asiáticos. Sin embargo, con una diferencia importante: el punto de partida argentino fue en una sociedad con escasa población inicial y sin las tradiciones culturales de aquellos países”.
Rajneri dice que su mirada y su análisis suman un ingrediente personal, debido a su edad. “He vivido las dos etapas de la Argentina, la del país orgulloso de ser el granero del mundo y este presente en el que tenemos un 50% de pobres”.

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