lunes, 30 de mayo de 2022

LOS ROLLERS E IDEAS Y PERSONAS


Siguen rolleando


¿Hay algo más noventoso que los roller? Probablemente, no. Pero Como todo buen invento, han sabido sobrevivir al paso del tiempo y hoy están viviendo un revival de la mano de grupos que salen a rollear por las calles de Buenos Aires. El asfalto plano de Puerto Madero es un atractivo, así como también los Lagos de Palermo o cualquier parque que garantice circuitos de superficie plana. Los patines con ruedas en línea han sabido modernizarse con materiales más livianos y formas más aerodinámicas para brindar a quien los usa esa sensación inigualable de “volar” con los pies (las ruedas, en realidad) en la tierra.

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Lo que aún une a Johnny y Amber
Miguel Espeche

Pobres Johnny y Amber, en qué lío se han metido. Suponemos que sufren el juicio mediático en el que se han embarcado, si bien no sabemos cómo descifrar las mentes de personas tan dadas a la figuración y que parecen incinerarse gozosamente en el altar sacrificial de la fama. En verdad, si no fuera por lo que su batalla legal representa respecto de lo que los tribunales de familia muestran a diario, la cuestión sería banal, banalísima.
Sin embargo, como aquella Guerra de los Roses que ya merecería una remake por aquello de que el público se renueva, lo que vemos en el juicio de las megaestrellas es un doloroso acceso a una verdad irrefutable: así las cosas todo es horrible y, cuando hay hijos, es también una tragedia.
“El loco pierde todo, menos la razón”, decía Chesterton, y acá vemos un ejemplo de ello. En nombre de la razón de los argumentos se ha entrado en una locura que concita la atención malsana de quienes viven defendiendo bandos y, de esa forma, se tranquilizan ante los enigmas de un mundo mucho más complejo de lo que una mente simplista quisiera reconocer.
El “enganche” emocional,
disfrazado de argumentación, nutre una parte grande de las batallas legales que llenan de expedientes los pasillos tribunalicios. Hay situaciones que ameritan el litigio; otras, sin embargo, surgen de un mal de esta época: el creer que todo deseo es un derecho, algo que, para bien o para mal, no es así. Es interesante radiografiar la emoción que subyace en las diferentes instancias beligerantes de las parejas separadas y mal avenidas. ¿Resentimiento?, ¿rabia?, ¿deseo de venganza?, ¿afán de mostrar un estilo de poder sobre el otro?, ¿miedo?
¿Vale la pena alimentar esos sentimientos a fuerza de argumentos? Muchas experiencias indican que no, ya que cuando se decidió dejar de lado la intoxicación emocional del rumiar rencores y revanchas la vida pudo seguir mucho mejor.
Sabemos que hay situaciones injustas que sobre todo afectan a los hijos. Ejemplo: las que se relacionan con el abandono de obligaciones, violencia o injusticias superlativas en el cumplimiento de los deberes parentales. No es a esos casos a los que nos referimos, sino a esas batallas en donde la mezquindad, la pequeñez y el deseo de hundir al otro le ganan a la posibilidad de abrirse a un horizonte nuevo, incorporando a ese paisaje a los hijos y a lo mejor de la historia, pero diciéndole chau a lo que hay que decirle chau, y listo.
No son los argumentos sino los sentimientos los que explican muchos de los litigios que existen. Discernir al respecto puede ser iluminador y, sobre todo, liberador. La vieja canción se llamaba “enganchado en un sentimiento” y hablaba de amor. Johnny y Amber siguen enganchados en un sentimiento, y el juicio que los tiene enredados no habla del amor sino del espanto de no saber decir por fin adiós, y a otra cosa
El autor es psicólogo y psicoterapeuta @Miguelespeche 

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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