domingo, 29 de mayo de 2022

SOLIDARIDAD.....DIOS BENDIGA A UCRANIA Y LE DE PAZ


Médicos argentinos van a Polonia a asistir a refugiados ucranianos
Viajan pasado mañana en un vuelo de Enrique Piñeyro; es el primer equipo nacional; se dedicarán a cuestiones de salud mental y atención primaria
Sandra Rodríguez RamosTatin, Heinermann, Magonza, Juárez, Ribak y Rozic
“Es imposible pensar que una persona que huye de su casa ante bombardeos, corre a pie por ciudades que pueden estar siendo atacadas o tomadas y llega a un campo de refugiados no atraviesa una situación traumática de un inmenso impacto emocional”, señaló Pablo Rozic, jefe de Psiquiatría del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (Cemic).
Rozic es uno de los especialistas que viajarán el próximo lunes, a las 23.30, hasta la ciudad de Przemyst, en Polonia, cerca de la frontera con Ucrania, para asistir en la clínica médica de atención primaria de un centro de refugiados de la Misión Médica Humanitaria del Hospital Hadassah de Jerusalén, que opera en el lugar desde el 7 de marzo pasado y donde colaboran también ONG locales e internacionales y profesionales del Hospital Universitario Médico de Lublin.
Junto a Rozic, Mercedes Heinermann y Jimena Juárez, médicas de familia, y la pediatra Dana Tatin conforman el equipo de médicos que irán en un vuelo humanitario de Enrique Piñeyro y cuyo regreso está previsto el 12 de junio, cuando llegue su reemplazo. También viajarán el director general del Cemic, Hugo Magonza, y la coordinadora de Desarrollo de la institución, Fanny Ribak. Es el primer equipo sanitario de argentinos y el 14° contingente que cooperan en el operativo impulsado por Hadassah. Ya se trató a más de 12.000 refugiados. Anoche viajó un equipo de Chile.
Rozic, de 70 años y que colaboró como psiquiatra militar en la guerra del Líbano, afirmó sentirse motivado por ayudar a la población ucraniana. “Es la primera vez que asistirá un equipo de salud mental en este operativo. Trataremos de hacer una evaluación rigurosa de cada paciente. Estamos planificando con el equipo chileno, los psiquiatras de Hadassah y la OMS, una intervención en salud mental infanto-juvenil, con juegos, para permitir a los chicos verbalizar sus impactos emocionales y trabajar con madres e hijos, familias desmembradas que quedan en un lugar de tránsito. Pretendemos que este modelo quede establecido para que lo usen futuras delegaciones que roten por el lugar”, apuntó a la nacion.
Tatin, de 33 años y que trabaja en el Cesac N° 1, compartió que “es inexplicable el no poder imaginar lo que nos vamos a encontrar; tengo muchas ganas de ayudar en esta situación histórica desde lo humanitario y pediátrico. Estoy temerosa por cómo me atraviesen las historias de los refugiadas; lo importante es aportar un granito de arena”.
La pediatra detalló que atenderá, en un trabajo ambulatorio y de contención, a menores de 18 años; le informaron que la mayoría acude con patologías de gastroenteritis o virus por la exposición de escapar de su hogar desde hace meses.
Rozic hizo su formación posmédica en Jerusalén, de la mano de Hadassa Internacional y cuando regresó a la Argentina se incorporó al Cemic. Ambas instituciones comparten un convenio de cooperación académica, científica y tecnológica. Así surgió este viaje, explicó el experto: “Planificamos la rotación de alumnos de Medicina y posgrados de un hospital a otro, pero cayó la pandemia. Hace un mes y medio, contacté al director de Hadassah Internacional y me dijo: ‘Terminó la pandemia, pero llegó una guerra’, y planificamos este operativo”.
El equipo hará turnos de 12 horas de atención, que pueden ser diurnos o nocturnos, en –prevén– una ola constante de refugiados. “Hadassah, por su experiencia, estima que 12 días es el tiempo suficiente para cada equipo y evitar la quema de los profesionales por los turnos prolongados”, apuntó Rozic.
“Cuidarnos para cuidar”
Y dijo: “Reservamos un espacio del día con nuestro equipo, e invitamos al grupo de Chile y a los profesionales del lugar, a una actividad de grupo de reflexión, para discutir las situaciones vividas en el día y hablar sobre la angustia. Es importante cuidarnos para cuidar”.
Además, el centro de refugiados tiene una farmacia interna y los profesionales podrán derivar a los pacientes con necesidades más complejas a otros centros de Polonia, si fuera necesario.
Heinermann, de 27 años, contó: “Vamos como médicos, pero estamos dispuestos para lo que venga al ayudar a las personas en lo que están transitando y a resurgir de lo que están sufriendo”. La médica se centrará en atención primaria:
“Vamos con muchas ganas de poner el corazón en esta ayuda”.
Juárez, de 28 años y que viajó a Salta a atender a la población wichi, reveló sentir incertidumbre: “No vivimos nunca nada parecido. Como médica, creo que el trabajo también es humanitario: abordar la salud, pero también sentarse en la persona y en las comunidades”.

Magonza, que estará en Polonia dos días como apoyo institucional, indicó: “Este esfuerzo se debe hacer desde el punto de vista sanitario y humanitario. Las familias necesitan apoyo y contención emocional. Puede parecer que se encuentren físicamente bien y estar psicológicamente deteriorados ante la muerte de sus seres queridos, el desarraigo o el desconocimiento ante su futuro. Por ello decidimos ayudar a mitigar el sufrimiento con un equipo comprometido”.
Ribak, que se encargará de la logística, adhirió: “Estoy muy movilizada por la disposición de los médicos del mundo a movilizarse tras dos años de pandemia”. Hadassah precisó que más de 5,16 millones de ucranianos abandonaron su país al pasado 22 de abril; 2,4 millones están en Polonia.

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