miércoles, 31 de agosto de 2022

ECONOMÍA COTIDIANA


Ante las necesidades fiscales, revisar el gasto y fijar prioridades son tareas urgentes

Santiago Bulat
Mariano Enriquez
1. Fin de la hiperliquidez
. El mundo está en un punto de inflexión: considerando las economías más grandes, tanto la deuda del sector público como la de privados alcanza niveles máximos, por la necesidad de ampliación de gastos por la pandemia y por el momento de “hiperliquidez”, luego de la crisis global de 2008/2009, que había dejado el costo del dinero en torno a 0%. Ahora, con la nueva suba de tasas de referencia por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el dinero vuelve a encarecerse. Así, deberán tomarse decisiones que impactarán en los proyectos que traccionaban la economía, ante la necesidad de encausar el gasto y reordenar las prioridades.

2. Spending Review.
En los países más desarrollados se usa el mecanismo de revisión de gastos, como un instrumento de diagnóstico clave para evaluar la eficacia de las finanzas públicas. El objetivo es ampliar el espacio fiscal disponible para gastos de alta prioridad. En 2021, 31 de los 37 países de la OCDE reportaron que hacen revisiones de gasto, la mayoría, anualmente. El número de países de la OCDE con revisiones se duplicó desde 2011. En 2020, 29 de 31 países declararon que mejorar la efectividad del gasto es uno de los objetivos primordiales que se proponen. Antes, el 80% de los países usaba las revisiones de gasto para recortar erogaciones públicas de corto plazo y para mejorar la eficiencia en el mediano plazo; ahora, la herramienta es vista como un ejercicio de largo plazo.

3. Metas.
Los objetivos de una revisión del gasto son permitir que el gobierno maneje el gasto total de manera alineada con las prioridades, y mejorar la efectividad de los programas y las políticas impulsadas por el Estado. Hay cuatro momentos en el proceso de revisión: 1) la etapa marco (diseñar el sistema de revisión de gastos); 2) la etapa de parámetros (definir objetivos de ahorro, temas de revisión, calendario de procedimientos, etcétera); 3) la etapa de opción de ahorro (desarrollar opciones de ahorro para presentarlas a los tomadores de decisiones); 4) la etapa de decisión de ahorro (decidir las medidas a implementar). El proceso involucra a todas las líneas de gestión, mientras que el ministro de Economía es quien está en todo el proceso y es el último ordenador de la revisión de gasto y del armado de presupuesto.

4. Casos.
En Holanda, un proceso como el descripto comenzó en 1981. Y en 2009, los Países Bajos volvieron a hacer revisiones integrales del gasto, como complemento de sus revisiones anuales. En Dinamarca, la cantidad de estudios realizados aumentó tras la crisis financiera mundial y el ministerio de Finanzas danés se enfocó en áreas de alto gasto, como la policía y defensa. Las revisiones de gastos de 2007 y 2010 en Canadá requirieron que se desarrollaran opciones de ahorro, atendiendo los objetivos fiscales del gobierno y la necesidad de minimizar el impacto de posibles recortes en los servicios.

5. En la Argentina.
Nuestro país se quedó sin capacidad de financiamiento, y fijar prioridades para el gasto es una necesidad cada vez más latente. Los ejemplos de recortes del gasto público de esta semana indican que todo funciona de forma poco coordinada y, sobre todo, sin evaluación. El Gobierno señala que su objetivo es cuidar a los más vulnerables, pero en lo que va del año se gastó el doble de subsidios a la energía que en asignaciones universales y para familias, marcando una clara contradicción. Ya es tiempo de una revisión del gasto, con prioridades claras.

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