sábado, 27 de agosto de 2022

EDITORIAL


El cinismo y la mentira presidencial
La escandalosa comparación entre los fiscales Nisman y Luciani revela que Alberto Fernández ha cruzado otro peligroso límite para presionar a la Justicia
La fallida gestión presidencial de Alberto Fernández será recordada por muchas cosas. Entre ellas, por duplicar la inflación que dejó el gobierno de Mauricio Macri; por besar las manos de Vladimir Putin escasos días antes de que Rusia invadiera Ucrania; por encerrar al país mientras hacía fiestas en Olivos; por apañar la corrupción kirchnerista luego de haberla criticado durante años, y, particularmente, lo que es peor, por plegarse a un peligroso ataque que intenta avasallar al Poder Judicial y hasta permitirse trazar un macabro paralelismo entre los fiscales Alberto Nisman y Diego Luciani. Un compendio de traiciones morales propias de alguien sin valores ni palabra.
Desde que el primer mandatario se desbandó, anteanoche, en el programa televisivo A dos voces, con su tan escandalosa como temeraria frase sobre el fiscal que pidió 12 años de prisión para Cristina Kirchner como presunta jefa de una asociación ilícita, afloró a lo largo y ancho de la Argentina una mezcla de indignación con un lógico temor. La razón no es otra que la indebida injerencia en la tarea de la Justicia por parte del Poder Ejecutivo, que debería ser el natural custodio de la integridad física de los fiscales.
No hay que entrar en el juego de quienes, en pos de la impunidad, están dispuestos a incendiar la República
“Lo que le pasó a Nisman es que se suicidó. Yo espero que no haga algo así el fiscal Luciani”, sentenció el Presidente, pese a que no está probado por la Justicia que el fiscal de la causa AMIA se hubiese suicidado, como él sugirió. Por el contrario, la Justicia ha sostenido, sobre la base de un peritaje de la Gendarmería Nacional Argentina y de otras pruebas, que la muerte de Nisman fue consecuencia de un homicidio. Esta hipótesis fue confirmada en un fallo del juez federal Julián Ercolini, que data de 2017, y ratificada un año más tarde por la Cámara Federal.
Es curioso que Alberto Fernández sostenga la hipótesis del suicidio cuando, en 2015, consideraba que “nadie en la Argentina piensa que Nisman se ha suicidado”. Más aún, en un artículo firmado por él y publicado en la nacion el 20 de abril de aquel año, había expresado: “Aquella acción psicológica desplegada por los genocidas acaba de ser revivida por el gobierno nacional (de Cristina Kirchner). Ahora se trata de tapar tan solo una muerte: la de un fiscal que denunció el objetivo final del inexplicable pacto firmado entre el gobierno argentino y el iraní. (...) Esta vez lo hace un gobierno que, aunque propicia el castigo de esos genocidas, acaba repitiendo una de sus más infames prácticas, que consiste en enterrar la memoria del muerto en el mar de los infames y dejar impunes a sus perversos asesinos. Así procede el gobierno. Por algo será”.
El mismo Alberto Fernández que el 12 de enero de 2015 escribía, también en este diario, que “en Cristina Kirchner la política es el arte de presentar en palabras la realidad que a ella le conviene” es quien ahora acuña la nefasta práctica de su vicepresidenta que busca hacer de la ley una fuerza sujeta al poder político, en lugar de bregar para que el poder político esté sujeto a la ley.
Y es el mismo que hoy asegura estar convencido de la “inocencia” de Cristina Kirchner y que firma un comunicado en el que denuncia una “injustificable persecución judicial” contra la vicepresidenta, cuyo objetivo sería “apartarla de la vida pública, política y electoral”.
Da vergüenza ver al jefe del Estado acompañando a la multiprocesada vicepresidenta en su estrategia de “apretar” a jueces y fiscales

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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