“Así nos ven”: Un crimen atroz en el Central Park, una cacería humana sin precedente y cinco acusados por un delito que no cometieron
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La serie disponible en Netflix cuenta la historia de una violación que sacudió a Nueva York en 1989 y la difícil vida de las personas condenadas por error
Lucía Sol Miguel
Esta nota contiene spoilers de la serie Así Nos Ven.
Venían al centro desde un mundo de crack, asistencia social, armas, cuchillos, indiferencia e ignorancia. Venían de una tierra sin padres… Venían de la provincia anárquica de los pobres. E impulsados por la furia colectiva, rebosantes de las energías ondulantes de la juventud, sus mentes repletas de las imágenes violentas de las calles y las películas, sólo tenían un objetivo: destrozar, herir, robar, pisotear, violar. Los enemigos eran ricos. Los enemigos eran blancos (Pete Hamill, New York Post, abril 1989)
El 19 de abril de 1989, Trisha Meili, una inversora bancaria de 28 años, salió de su departamento en el centro de Manhattan donde residía con su pareja alrededor de las 21 para correr varios kilómetros por el Central Park, como hacía cada noche. Cuando el Departamento de Policía de Nueva York encontró su cuerpo semidesnudo y amordazado, tirado entre barro y malezas en la madrugada del 20 de abril, las lesiones brutales le habían provocado la pérdida del 75% de su sangre, su cráneo había sido fracturado y había sido violada múltiples veces. Contra todo pronóstico, Meili despertó después de dos semanas en coma. Al día de hoy sigue sin recordar absolutamente nada de aquella noche, como si todo hubiese sido solo una pesadilla.
El entonces alcalde de la ciudad de Nueva York, Ed Koch, consideró el hecho, uno de los más reconocidos casos de violación ocurridos en Estados Unidos, como “el crimen del siglo”. La ferocidad con la que Meili fue ultrajada capturó la atención de todos los medios locales en cuestión de horas y generó una epidemia de ira que infectó a cada neoyorquino exhausto de la violencia desmedida de aquellos tiempos. Ese año, la tasa de criminalidad superó los 2200 homicidios y el número de violaciones tocó la alarmante cifra de 5200 víctimas.
When They See Us - Trailer - Fuente: Netflix
Las autoridades de la ciudad tenían una misión urgente por resolver: encontrar al culpable en el caso que recibió el nombre de “Corredora del Central Park”. Y eso hicieron. En aproximadamente 48 horas, los titulares anunciaban a los despiadados autores del crimen, que habían estado esa noche en el emblemático parque con otros 30 jóvenes de raza negra, acosando y golpeando a ciclistas y transeúntes, en lo que las fuerzas del orden llamaron una “cacería de lobos”.
Raymond Santana, Korey Wise, Yusef Salaam, Kevin Richardson y Antron McCray. Los “Cinco del Central Park”, niños de entre 14 y 16 años, negros y latinos, fueron condenados a penas de entre cinco y once años de prisión, primero en cárceles de menores y luego en centros penitenciarios de adultos, recluyendo su infancia a un cubículo tras las rejas. Se había hecho justicia.
Pero en 2002, trece años, las pruebas mostraron que los fiscales se habían equivacado.
La ficción basada en hechos reales “Así Nos Ven” (When They See Us) de la flamante directora Ava DuVernay, disponible en Netflix, refleja en cuatro episodios el impacto más exacto hasta ahora que tuvo la condena en los cinco acusados, quienes fueron forzados por el equipo de la fiscal Linda Fairstein (interpretado por Felicity Huffman) a declararse culpables en un crimen que no cometieron, según evidenciaron las pruebas de ADN reveladas años después y la confesión del verdadero homicida.
La miniserie estrenada en 2019 acumuló premios Emmy, British Academy Television Awards y Peabody Awards entre muchas otras nominaciones a mejor elenco y serie, además de reavivar el debate sobre la discriminación racial presente en los sistemas policial, judicial y penitenciario de Estados Unidos y las dificultades que conlleva para un condenado rehacer su vida después de la cárcel.
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El caso de“Los Cinco del Central Park”
El 21 de abril de 1989, un artículo en el New York Daily News informaba que en la noche del atroz crimen a Trisha Meili, una banda de 30 adolescentes, “una manada de lobos”, fue la autora de una serie de ataques en las inmediaciones a los hechos, incluyendo agresiones a ciclistas, un robo a un hombre de 52 años, y una arremetida a otro hombre que fue golpeado en la cabeza con un tubo de plomo.
Gran parte de esos jóvenes fueron luego detenidos y confesaron a la policía estar llevando a cabo acciones “salvajes”, según dijeron los efectivos a los medios. “Mientras estaban en sus celdas de detención, los sospechosos se reían”, comunicó una fuente policial a la revista New York.
Cuatro de los cinco acusados estaba en la lista de los sospechosos dentro del grupo de la policía, a excepción de Korey Wise, quien acudió a la comisaría para acompañar a uno de sus amigos, de acuerdo a sus declaraciones años después. Era el único mayor de edad - 16 años- del grupo. Todos fueron sometidos a más de 30 horas de interrogatorios, sin acompañamiento de un familiar ni de un abogado, sin acceso a comida ni bebida, ni permiso para ir al baño, ni horas de sueño. Fue en esas condiciones donde aseguran haber sido forzados a confesar con la promesa de que pronto irían a casa.
Las grabaciones de sus declaraciones fueron reproducidas un año después en los dos juicios separados a los que se enfrentaron, donde las cintas mostraron inconsistencias en los hechos e incluso uno de los acusados no ubicó correctamente el lugar donde se encontró el cuerpo de Meili. Las pruebas de ADN tampoco coincidían con el ADN de los cinco jóvenes, la ropa que utilizaron aquel día no contaba con rastros de sangre y no existían testigos visuales del despiadado episodio.
En paralelo, los medios de comunicación estadounidenses recalentaba la escena y zanjaban el debate con titulares que calificaban a los acusados de “animales”, “salvajes”, “monstruos”, personas “sedientas de sed”.
El caso adquirió tal popularidad que incluso el expresidente estadounidense Donald Trump impulsó una campaña masiva para restituir la pena de muerte en Estados Unidos, en la que invirtió 85.000 dólares en publicidad.
“Por supuesto que odio a esta gente. Y odiemos a esta gente, porque quizás el odio es lo que necesitamos si queremos conseguir algo”, dijo Trump durante una entrevista con la CNN en 1989. “No tengo compasión por esta gente”.
El abogado defensor Wiliam Warren declaró a The Guardian en 2016 que Trump “envenenó la mente de muchas personas que vivían en Nueva York y que, con razón, tenían una afinidad natural con la víctima” y puso en tela de juicio la objetividad del jurado, que “tuvo que verse afectado por la retórica incendiaria de los anuncios”.
“Fue un tsunami mediático”, dijo al Instituto Poynter, una organización de periodismo de investigación sin fin de lucro, el exjefe de asuntos policiales del Daily News David Krajicek. “Fue muy competitivo. La redacción de la ciudad exigía absolutamente que aportáramos detalles que otros reporteros no tenían”.
Finalmente, tras dos juicios separados en 1990, el juez Thomas B. Galligan condenó a los acusados a las máximas penas para los cargos y sus edades. Los cuatro menores de edad fueron condenados a entre 5 y 10 años de prisión cada uno, mientras que Wise fue directamente a la penitenciaría para adultos por un período entre 5 y 15 años.
“Pasé por un infierno. Todavía lo estoy pasando, adentro mío. Pero pasé por un infierno para ver dónde estamos ahora. Mientras escucho las historias de mis hermanos, estoy pasando un infierno. Sigo luchando casi todos los días”, confesó a la revista Time en 2013 Korey Wise.
Sarah Burns, escritora y directora de cine, es una de las personas ajenas a la investigación que más sabe sobre el caso. Su libro “Los Cinco del Central Park”, publicado en 2011, es la primera versión de los hechos reales contados en profundidad. Burns estudió cada detalle del caso, escribió su tesis de grado en Estudios Americanos sobre las representaciones mediáticas racializadas de los cinco jóvenes y lanzó su tomo de 240 páginas. Pero eso no le pareció suficiente para que se sepa la verdad, por lo que en 2012 estrenó el documental -que lleva el nombre del libro y está disponible en Amazon Prime- contado por los mismos acusados, la filmografía en la que se inspiró “Así Nos Ven”.
“Cuando empecé a escribir el libro, comencé con el capítulo de las falsas confesiones, aunque no era el principio de la historia. Pero necesitaba poder entender y explicar cómo se produjeron las falsas confesiones. No tenía dudas de que eran falsas -los hechos del caso dejaban claro que esos hombres eran inocentes del delito por el que habían sido condenados-, pero a mucha gente le resulta difícil entender cómo o por qué alguien confesaría en falso”, dijo Burns. “Parece ilógico, y sin embargo hay innumerables ejemplos en nuestra historia. Sentí que no podía empezar este proyecto sin poder explicar claramente las circunstancias y las razones de las confesiones falsas, incluidas las tácticas coercitivas que suele utilizar la policía”.
Inocentes
La vida después de cumplir con sus condenas no fue fácil. En diversas entrevistas los cuatros acusados menores de edad, ahora rozando los 50 años, relataron que el estigma por haber sido parte de los “cinco del Central Park” nunca los abandonó y les cerró todas las posibilidades, tanto a ellos como a sus familias, de encontrar un trabajo digno para seguir adelante. Raymond Santana por ejemplo aseguró que cayó en el tráfico de drogas - por lo que luego fue preso- para encontrar dinero fácil y poder escapar de su hogar, en donde su madrastra lo acusaba de violador.
Todo cambió en el año 2002. Matías Reyes, un asesinado y violador serial de entonces 30 años, confesó repentinamente su autoría en el crimen, lo que reabrió una investigación ya archivada y una herida cerrada por todos los neoyorquinos. Las autoridades pudieron determinar que su ADN coincidía perfectamente con el recopilado en la escena aquel 19 de abril de 1989.
“Sé que es difícil para la gente entender, después de 12 años, por qué una persona asume la responsabilidad de un crimen. Me he hecho esa pregunta. Al principio, tenía miedo, pero al final sentí que definitivamente era lo correcto”, reflexionó Reyes en una entrevista con The New York Daily News. Al momento de la declaración, Reyes se encontraba tras las rejas por sentencias relacionadas con la violación de otras cuatro mujeres, entre ellas una embarazada.
El juez del Distrito de Manhattan Robert Morgenthau reabrió la causa y se unió a una moción para anular las condenas, que finalmente prosperó y convirtió a los integrantes de “los Cinco del Central Park” en los “Cinco Exonerados”. Los cinco demandaron al estado de Nueva York por discriminación y daños emocionales, un juicio que terminó en un arreglo por un total de 41 millones de dólares en 2014.
Ni el gobierno de la ciudad, ni la policía, ni las autoridades de aquel entonces se disculparon ni asumieron responsabilidad en su error. Incluso Donald Trump fue consultado al respecto durante su presidencia y aseguró que las condenas no deberían haber sido descartadas.
“La serie de Duvernay intenta retratarme como una fiscal intolerante y con exceso de celo, a la policía como incompetente o algo peor, y a los cinco sospechosos inocentes de todos los cargos contra ellos. Nada de eso es cierto”, declaró Fairstein, quien tuvo que dimitir de sus puestos en Consejos y de organizaciones benéficas tras la publicación de la serie, en un artículo publicado en The Wall Street Journal.
Por su parte Elizabeth Lederer, la principal fiscal en el caso “Corredora de Central Park”, fue despedida de su puesto como profesora de la Universidad de Columbia luego de que sus alumnos firmaran una petición para que sea removida del cargo.
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En 2018, la ciudad dio a conocer gran parte de más de 200.000 páginas y 95 entrevistas a testigos intercambiadas entre los abogados durante el caso. Entre estos documentos se encontraba un reporte en el que un panel de investigación de la Comisión de la Policía reinvestigó el accionar policial de su propio departamento de aquel entonces. El reporte concluyó que si bien hay información razonable para determinar que Reyes cometió el delito, “los comentarios informales de los acusados en varios momentos, la ausencia de un motivo convincente para Reyes y la sospecha de su credibilidad, nos llevan a concluir que es más probable que los acusados [también] hayan participado en el ataque a la corredora”.
Los cinco acusados rehicieron sus vidas. Algunos son ahora padres, tienen trabajos estables como exitosos empresarios o en la industria musical. Incluso otros, como Yusef Salaam y Kevin Richardson, son activistas que abogan por una reforma en el sistema judicial estadounidense. Pero el pasado es imposible de borrar.
“Aunque los Cinco de Central Park fueron declarados inocentes por un tribunal, seguimos siendo culpables a los ojos de muchos”, escribió Yusef Salaam en una columna en The Washington Post en 2016. “Los negros de todo Estados Unidos saben que, por el color de nuestra piel, somos culpables antes de que se demuestre nuestra inocencia. Como resultado, a veces perdemos los mejores años de nuestras vidas. A veces perdemos nuestras verdaderas vidas”.
“Creo que hay muchas lecciones que aprender de este caso, que por supuesto no es un problema aislado”, opinó Burns ante la consulta de este medio. “La historia de la esclavitud y la emancipación en Estados Unidos dio lugar a estereotipos sobre los hombres negros. Podemos fijarnos en las técnicas de interrogatorio utilizadas en este caso para ver cómo la policía puede coaccionar fácilmente las confesiones falsas y enviar a la cárcel a personas inocentes. Y deberíamos examinar nuestro sistema de encarcelamiento masivo, que enjaula a más personas per cápita que cualquier otro país del mundo y que encarcela de forma desproporcionada a los hombres negros. Estas cosas tienen que cambiar, y esta historia, aunque tenga 30 años, ejemplifica muchos de los problemas de nuestro sistema y nuestra sociedad”.
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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