martes, 30 de mayo de 2023

HISTORIA DE SUPERACIÓN Y DE VIDA


La historia de superación de una campeona de natación artística
Jacinta Martínez Ranceze es una joven multipremiada que, en su niñez, se animó a competir con guardavidas en aguas abiertas
Melanie ShulmanJacinta entrena tres veces por semana y se prepara para los Juegos Paralímpicos de París, en 2024
Cuando era chica soñaba que era una sirena, no un pez: una sirena”, dice Jacinta Martínez Ranceze de 22 años. Sus ojos son puro brillo y en su cara se dibuja una enorme sonrisa. Al hablar, tiene una energía especial que cautiva a cualquiera que la escucha. “El agua es mi medio, es mi segundo hogar”, agrega esta joven nadadora, multipremiada atleta y referente de la natación artística.
Su conexión con ese universo fue inmediata: tenía apenas seis meses cuando arrancó con clases de natación junto a su mamá Raquel, su gran sostén y cómplice. Con el tiempo, este deporte se transformó en su estilo de vida, “El agua es mi pasión, disfruto muchísimo de estar en la pileta o en el mar, me siento en otro mundo”, relata Jacinta, mientras su madre asiente con la cabeza y se ríe a la par de su hija.
No obstante, fueron unas vacaciones en Mar del Plata cuando todavía era una niña, las que marcaron un antes y un después en su vida. Jacinta quedó hipnotizada viendo una competencia de nado en aguas abiertas que se disputaba entre guardavidas. Se trataba de un circuito de 2000 metros entre las turbulentas olas, típicas de la zona. Para la sorpresa de su mamá, Jacinta quería correrla, aún sin haberse entrenado previamente. Y aunque le llevó un rato, la convenció por insistencia gracias a la frase “confía en mí”, que le repitió hasta el cansancio y que, desde ese momento, se convirtió en su lema de vida y título de su reciente libro como parte de la colección infantil Somos Deportistas, a través del cual narra su historia.
Sin embargo, fue recién en 2017 que una referente del nado sincronizado la contactó para competir en aquella disciplina, la que cautivó a esta adolescente con síndrome de Down porque “une las dos cosas que más me gustan: nadar y bailar”, cuenta Jacinta. Desde entonces, dejó de lado las otras actividades que hacía como el taekwondo para dedicarse de lleno a la nueva faceta que la lleva por diferentes torneos, desde los que son para chicos con discapacidades cognitivas hasta los que no. Y su desempeño suele dejar atónitos a entrenadores y espectadores.
Hasta el momento, lleva ganadas 17 medallas. Las últimas dos –de oro– las obtuvo en marzo en los Tri Games de nado sincronizado que se realizaron en Buenos Aires. Las anteriores las alcanzó en noviembre de 2022 cuando
se disputó el Open Argentina de Natación Artística y, en octubre del mismo año salió campeona del mundo en Portugal. La lista de medallas conquistadas es larga: en 2019 se coronó en el Open Europeo de Natación y Natación Artística en Cerdeña, Italia, en el “solo técnico” donde se lució al ritmo de la reconocida canción Living la Vida Loca y en el “solo artístico” que interpretó al ritmo de Adiós Nonino.
Los entrenamientos son en el Cenard, al que asiste tres veces por semana durante tres horas diarias y donde comparte la pileta con otro grupo de chicas. “Cuando entreno me divierto, me gusta gozar del agua. Me siento con mucha adrenalina y pasión”, resalta Jacinta.
Pero esta devoción no viene sola. “Jachu”, como le dicen, es fanática de la Sirenita, una de las legendarias princesas de Disney a quien admira profundamente. En ella se siente identificada y encuentra inspiración de manera constante. “Ariel –nombre del personaje– es muy curiosa como yo, también es inteligente, valiente, le encanta nadar y luchar por sus sueños. Además, tiene un papá que no confiaba en ella y tuvo que luchar para demostrarle que sí podía. Tuvo mucha paciencia y el papá tuvo que confiar, al igual que me pasó a mí”, cuenta Jacinta muy segura de sus palabras. Y la magia no para de llegar: fue elegida por Disney para ser la cara de su campaña “Disney Princesa” junto a atletas de otras partes del mundo.
Y es que ella es así: confiada y decidida, un claro ejemplo de constancia y perseverancia. Cuando terminó el colegio estudió Formación para el Empleo, en la Universidad Católica Argentina y también realizó un seminario de Catequesis en la Catedral de San Isidro. “Me encanta mi vida y todo lo que hago”, dice la joven.
Lo que menos le sobra es el tiempo. Su agenda está repleta de actividades y desafíos: está haciendo una especialización en cocina y un curso de Panadería Profesional en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), y un taller de actuación con Cris Morena. “No tiene más espacio, pero en casa no existen los límites”, comenta Raquel.
Con gran vocación de chef, Jacinta cuenta que entre sus recetas predilectas se encuentran los panes, entre ellos el brioche y el integral, el rol de canela, los brownies y los scons. También destaca que es muy buena haciendo pastas, “en una clase hicimos ñoquis caseros que después me los llevé a casa”, cuenta, y su papá festeja aquel plato y agrega que eran con salsa bolognesa.
De cara a los Juegos Paralímpicos de París en 2024, dice que su propósito es incentivar a que todos hagan deporte “porque el techo no existe y es algo que hace bien espiritual y físicamente”, pero por sobre todo, resalta que las cosas “se logran de a poquito, con paciencia, esfuerzo y dedicación”. Porque cuando se trata de hacer, no hay nada ni nadie que la detenga.
–¿Cuál es tu sueño, Jachu?
–Mi sueño es inspirar a la gente, en todo sentido.ß
Mi propósito es incentivar a que todos hagan deporte porque el techo no existe; las cosas se logran de a poquito, con paciencia, esfuerzo y dedicación”

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