sábado, 30 de septiembre de 2023

CRÍTICA DE CINE "PAW PATROL"


Sin pirotecnia visual y bien dirigida a su público
Pablo PlanovskyParamount...Los personajes de Paw Patrol, con poderes
PAW Patrol: la súper película parece representar las peores pesadillas para los agoreros del fin del cine como expresión artística. Parte de una exitosa franquicia nacida en televisión, que originó un mundo de productos que van desde útiles escolares hasta los juguetes, en esta secuela la patrulla de perritos parleros adquiere superpoderes. Todo parece el summum del diagnóstico que hizo Martin Scorsese en 2019: las películas de Marvel, que monopolizaban las salas de todo el mundo, no eran cine, sino parques de diversiones.
Tiempo después, Alan Moore, pope de los cómics, intentó apagar el fuego con gasolina: “Cientos de adultos hacen filas para ver personajes y situaciones que fueron pensadas para entretener a niños de 12 años”. Para él, el éxito de los superhéroes indicaba “un escape de las apabullantes complejidades de la existencia moderna”, en donde “una parte importante de la población se rindió, dejó de intentar entender la realidad que nos toca vivir”. “Catástrofe cultural” de la que se sintió responsable.
Es verdad que, antes de subirse a la ola de los superhéroes, el dibujito canadiense PAW Patrol llegó a ser reconocido por Justin Trudeau, mencionado en alguna ceremonia del Oscar por Jimmy
Kimmel, e incluso fue objeto de controversia para los Black Lives Matter, que protestaban contra la figura del agente canino uniformado (alegando que perpetuaba la propaganda del “policía bueno”). Es decir, ya era un éxito.
Ahora, en esta película, la villana es una científica loca enamorada de las redes sociales. La protagonista, Skye, mezcla de cocker spaniel y caniche, debe comprender que lo que vale es la actitud frente a los mayores desafíos. Hay canciones pop (alguna nueva de Christina Aguilera), cameos de celebridades (voces que, en castellano, se pierden: Kim Kardashian, Chris Rock y Serena Williams, entre otros), y una historia que se desenvuelve con moraleja incluida. Si nada parece demasiado inspirado, es porque no lo es.
A diferencia de películas hiperestilizadas como Spider-Man: A través del Spider-Verso, PAW Patrol tiene personajes animados por computadora en espacios tridimensionales. Donde menos se nota lo “animado” es en el rostro de los personajes humanos, relegados en el foco de atención en comparación con sus coprotagonistas de cuatro patas.
Pero, en sus críticas, Scorsese también reconoció que su visión es la de una persona de 80 años. “Una película como la de Super Mario Bros. es excelente para los jóvenes”, admitía antes de reconocer que el peligro estaba en que gente adulta estuviera interesada en ver a Mario en pantalla.
La superpelícula no tiene el ritmo frenético de la última iteración cinematográfica del personaje de Nintendo. Tampoco situaciones de complejidad o violencia. Ni siquiera la pirotecnia visual de producciones multimillonarias de superhéroes. Quizá por eso es un más producto digno que algunas recientes películas de superhéroes.
Uno de los pocos chistes orientados a los adultos revela el espíritu autoconsciente de esta película. Un presentador de noticias afirma que los canes superpoderosos no son actores millonarios de Hollywood en mallas fingiendo tener poderes especiales. “Esto es real”, remata. La superpelícula devuelve los superhéroes a la audiencia que señalaba Alan Moore: niños de 12 años, o menos. Sabe a qué público se dirige

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