lunes, 30 de octubre de 2023

LA PÁGINA DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO


Alquileres, ¿quién está a merced de quién?
Juan Carlos de Pablo
Como oferentes de viviendas para alquiler, los propietarios de inmuebles no son un monopolio
La oferta y demanda crean las condiciones en las que se mueven los mercados y sus precios, explica De Pablo.

Asesor político 1920-2010
Enseñó en Cambridge (Inglaterra), en Harvard y en el MIT; entre 1966 y 1976 dirigió el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde reemplazó a Juluis Robert Oppenheimer
Los mercados no existen, quienes existen son los seres humanos que compran y venden. Compradores y vendedores no son diferentes personas, sino distintos roles que en momentos diferentes ejercen las mismas personas. Soy oferente cuando dicto conferencias, cursos universitarios y escribo columnas en los diarios; mientras que soy demandante cuando compro libros, bolígrafos y mocasines. La fuerza relativa que tenemos los seres humanos en cuanto oferentes y demandantes no es la misma, idea que Herinrich Freiherr von Stakelberg sistematizó cuando se ocupó de las “formas de mercado”. ¿Tiene el Estado algún rol, en función de la referida diferencia de fuerza relativa?



Al respecto, conversé con el estadounidense Carl Kaysen (1920-2010), quien enseñó en Cambridge (Inglaterra), en Harvard y en el MIT. Entre 1966 y 1976 dirigió el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde reemplazó a Juluis Robert Oppenheimer. John Kenneth Galbraith dijo sobre él que era el hombre más leído y mejor informado que había conocido y, según Theodore Chailkin Sorensen, “era el más sabio de los consejeros del presidente John Fitzgerald Kennedy”. Este último dijo que no conocía a alguien que tuviera habilidad comparable para digerir enormes cantidades de documentación y luego plantear en un informe la esencia del problema, facilitando enormemente las decisiones.

–Consejero presidencial, ¿a cargo de qué?

–Entre 1961 a 1963, fui viceasistente especial en materia de seguridad nacional, durante la presidencia Kennedy. En 1962, durante la crisis de los misiles que involucró a Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba, me encargué del resto de las cuestiones internacionales que preocupaban entonces a la Casa Blanca; concretamente, Berlín, Laos, Congo; por lo cual informalmente me denominaron “vicepresidente a cargo del resto del mundo”.

–¿Por qué los economistas se acuerdan de usted?

–Porque entre 1946 y 1952 publiqué un conjunto de importantes monografías planteando una teoría dinámica, tanto del monopolio como del oligopolio. Mientras que, según William Geoffrey Shepherd, en organización industrial mis trabajos alcanzaron su punto máximo a mediados de la década de 1950.

–¿Qué hizo von Stakelberg?

–En la versión más simplificada, construyó un cuadro de tres columnas y otras tantas filas. Diferenciando, tanto desde el punto de la oferta como del de la demanda, tres casos: el de un centro decisorio independiente, el de pocos y el de muchos. Para identificar la forma de mercado relevante a cada situación, los economistas no contamos la cantidad de unidades, sino la de centros decisorios independientes. X oferentes de un producto que coordinan su accionar son un monopolio.

–¿Qué es eso de mercados de pocos y de muchos?

–La separación no es numérica, sino que tiene que ver con la repercusión que para cada oferente tiene la respuesta del resto a una decisión adoptada por aquel. Un productor de soja no tiene inconveniente en explicarle a los demás qué hace para aumentar su productividad, porque esto no impactará en el precio internacional y, por consiguiente, en sus ingresos; mientras que un productor de autos oculta sus nuevos modelos hasta que los pone en venta. La diferencia de comportamiento no pertenece a la ética, sino que los productores de soja operan en un mercado de muchos, mientras que los de autos, en uno de pocos.

–Volvamos al cuadro. Tres por tres implica nueve casillas. ¿Cómo se llaman las respectivas formas de mercado?

–Concentrémonos en las principales. Un centro decisorio del lado de la oferta y muchos del lado de la demanda es monopolio. Lo contrario es monopsonio. Pocos centros decisorios del lado de la oferta y muchos del lado de la demanda es oligopolio. Lo contrario es oligopsonio. Muchos, tanto del lado de la oferta como del de la demanda, es competencia.

–¿Cómo se usa el cuadro?

–En busca de su mayor provecho, cada ser humano intenta ser monopolista cuando vende, y monopsonista cuando compra. Desde esta perspectiva, los competidores son monopolistas o monopsonistas frustrados.

–Pensando en el caso de los alquileres, pero también en el del mercado laboral, quiero ponerle la lupa al caso de competencia.

–Resulta entendible, que por razones pedagógicas, los profesores de microeconomía enseñen el caso de competencia perfecta, pero me pregunto cuánto enfatizan, una vez que el alumno se familiarizó con la técnica, en aclarar que la competencia perfecta es un caso límite, que cuando se piensa en términos prácticos nunca hay que utilizarlo en términos literales. Esto es importante para entender el rol del Estado en mercados competitivos.

–Explíquese, por favor.

–En una economía capitalista, nadie puede pensar que los empresarios, en cuanto demandantes de trabajo, como los propietarios de inmuebles, en cuanto oferentes de vivienda para alquiler, constituyen un monopolio. Volviendo a von Stakelberg, la forma de mercado que sirve para entender la respectiva operatoria es la de competencia. Pero esto no quiere decir que la fuerza con la cual se interactúa es igual en ambas partes.

–Aquí es donde aparece el Estado como equilibrador de la fuerza relativa de las partes.

–Calma,depabloporque,comosiempre en la vida, la clave comienza por contar con buenos diagnósticos.

–¿Me va a decir que en el mercado laboral los empleadores no tienen más poder que los asalariados, y que en el mercado de los alquileres los propietarios no tienen más poder que los inquilinos?

–No se lo voy a negar, pero tampoco se lo voy a afirmar. Hagámosle caso a Alfredmarshall,quienrecomendaba poner la cabeza fría al servicio del corazón caliente. Con lo cual, en los casos que estamos analizando, hay que prestarle atención a los resultados.

–Lo escucho.

–Una ley de alquileres que produce el retiro de la oferta solo beneficia a quienes ya eran inquilinos, pero no a los que quieren alquilar. La reticencia de los propietarios a generar ingresos producto del alquiler, prefiriendo pagar de su bolsillo impuestos, expensas, etcétera, sugiere que en este caso los propietarios se sienten débiles, no tanto con respecto a los inquilinos, sino con respecto a la intervención estatal.

–¿Y en el mercado laboral ocurre lo mismo?

–Otra vez, la reticencia de los empleadores de tomar más personal cuando les aumenta la demanda por sus productos sugiere que se sienten débiles, no tanto frente a sus empleados, sino a los potenciales litigios.

–¿Está usted sugiriendo eliminar por completo la legislación laboral y la de alquileres?

–Estoy sugiriendo reemplazar los grandes principios y los prejuicios, por información específica, que identifique en cada caso cuál de los costados es el más débil, y pensar si el Estado está en condiciones de hacer algo concreto al respecto.

–Don Carl, muchas gracias.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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