Los tributos considerados más dañinos están entre los más presentes en la vida cotidiana
El dato surge de un estudio privado, que revela que un ciudadano de clase media con empleo formal llega a pagar 37 gravámenes
Carlos Manzoni
Muchos impuestos se pagan aun sin saberlo
Un argentino de clase media que trabaja y tiene un empleo formal, un auto y una casa puede llegar a pagar en el año hasta 37 cargas fiscales diferentes. Los cuatro de mayor incidencia en operaciones cotidianas son el IVA, Ingresos Brutos (provincial), la tasa de inspección por seguridad e higiene (municipal) y el impuesto a los débitos y créditos (más conocido como “impuesto al cheque”). Los tres últimos son los tributos más distorsivos que tiene la estructura impositiva argentina y son mencionados, de hecho, entre los que según economistas y tributaristas, requerirían cambios o directamente su eliminación, para la construcción de un esquema más equitativo.
“La cantidad de tributos que paga una familia al año, analizada en conjunto con la incidencia de cada uno de ellos en el consumo, marca que existe margen para reducir la cantidad de impuestos en la Argentina, algo que mejoraría tanto el costo de administración por parte de los privados como el costo de fiscalización por parte del Estado”, afirma el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el centro de estudios que elaboró el informe del que surgen las conclusiones del párrafo anterior.
Los datos están basados en el vademécum tributario que realiza el propio Iaraf y que detalla que en el país existen 148 impuestos, cobrados en los diferentes niveles del Estado. Se trata de una información crucial, ya que el presidente electo, Javier Milei, volvió a poner sobre el tapete la necesidad de simplificar el sistema de cargas fiscales.
Para hacer el estudio se consideró un ciudadano de clase media, con un salario por su trabajo en relación de dependencia, que usa para consumir alimentos y bebidas, adquirir servicios públicos y contratar internet y entretenimiento en plataformas de streaming. “A esto se le agrega que tiene una casa y un auto, por los cuales, por ejemplo, paga seguros, y también se supone que asiste a un recital y a una sala de cine y que compra dólares para atesoramiento”, explicó Argañaraz, sobre el ejemplo.
Esta persona, que puede ser un jefe de familia, paga 16 tributos nacionales, 7 provinciales y 14 municipales. A efectos del estudio citado se le atribuyeron a este ciudadano 16 ítems de consumo, sobre los cuales se calculó la incidencia de los impuestos.
El análisis también presenta otros dos perfiles, diferentes del que se identificó como de clase media (y que fue denominado “Perfil 2”). Hay un “Perfil 1”, que es una persona que consume alimentos y bebidas, adquiere servicios públicos, y contrata internet y entretenimiento en plataformas de streaming, y también un “Perfil 3”, que corresponde a un ciudadano que gasta sus ingresos en todo lo anterior, con el agregado de que tiene una casa, cambia el auto por un 0 km cada año, hace un vuelo de cabotaje con fines laborales y concreta un viaje de vacaciones al extranjero.
El informe del Iaraf concluye que la persona del “Perfil 1” paga en total 23 impuestos (11 nacionales, 5 provinciales y 7 municipales), mientras que la del “Perfil 3” abona 48 tributos (27 nacionales, 7 provinciales y 14 municipales). “En el caso de que los consumidores también compren tabaco o sus derivados, a estos números hay que añadirle tres tributos más”, aclara el estudio.
Mayor incidencia
El IVA es el único tributo que se abona el 100% de las veces en los tres perfiles supuestos. El segundo lugar está ocupado por el impuesto a los ingresos brutos y la tasa por inspección de seguridad e higiene (TISH) con 90%, 93,75% y 95% de incidencia según el perfil, respectivamente. “Esta situación refleja que esos tres tributos son los que aportan la mayor porción de la recaudación tributaria obtenida del consumo”, destacó Argañaraz.
Por ejemplo, el ítem alimentos está alcanzado por IVA, Ingresos Brutos, “impuesto al cheque” y TISH; el servicio público de electricidad, por esos tres más el aporte al fondo para el desarrollo de energía provincial, la tasa por inspección mecánica y suministro de energía y la tasa de alumbrado público; mientras que, por tener un auto, se debe pagar impuesto provincial del automotor, tasa municipal, derecho de inspección técnica y derecho de registro de conductor.
El director del Iaraf aclaró: “Si bien este estudio no analiza la carga tributaria que recae sobre los distintos perfiles, el hecho verificado en el Vademécum 2023 de que 10 tributos concentren el 91% de la recaudación permite inferir que el entramado tributario presenta una complejidad excesiva, la cual puede generar altos costos de administración y gestión a los distintos actores económicos, incluido el propio fisco”.
En materia tributaria, la realidad local va en contra de la lógica. Según la teoría, uno de los principios deseables de un sistema impositivo es que sea sencillo y perceptible, es decir, que sea fácil de entender por la mayoría de las personas. En la Argentina, las leyes impositivas fueron mutando, haciendo que el sistema sea un entramado de difícil comprensión. La buena noticia es que, tal como demuestra el informe del Iaraf, hay margen para hacer posible su simplificación.
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Expectativas por el dólar y fuerte caída de una brecha cambiaria
Los contratos para fin de año prevén una cotización no lejana al CCL; qué opinan los analistas
Un argentino de clase media que trabaja y tiene un empleo formal, un auto y una casa puede llegar a pagar en el año hasta 37 cargas fiscales diferentes. Los cuatro de mayor incidencia en operaciones cotidianas son el IVA, Ingresos Brutos (provincial), la tasa de inspección por seguridad e higiene (municipal) y el impuesto a los débitos y créditos (más conocido como “impuesto al cheque”). Los tres últimos son los tributos más distorsivos que tiene la estructura impositiva argentina y son mencionados, de hecho, entre los que según economistas y tributaristas, requerirían cambios o directamente su eliminación, para la construcción de un esquema más equitativo.
“La cantidad de tributos que paga una familia al año, analizada en conjunto con la incidencia de cada uno de ellos en el consumo, marca que existe margen para reducir la cantidad de impuestos en la Argentina, algo que mejoraría tanto el costo de administración por parte de los privados como el costo de fiscalización por parte del Estado”, afirma el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el centro de estudios que elaboró el informe del que surgen las conclusiones del párrafo anterior.
Los datos están basados en el vademécum tributario que realiza el propio Iaraf y que detalla que en el país existen 148 impuestos, cobrados en los diferentes niveles del Estado. Se trata de una información crucial, ya que el presidente electo, Javier Milei, volvió a poner sobre el tapete la necesidad de simplificar el sistema de cargas fiscales.
Para hacer el estudio se consideró un ciudadano de clase media, con un salario por su trabajo en relación de dependencia, que usa para consumir alimentos y bebidas, adquirir servicios públicos y contratar internet y entretenimiento en plataformas de streaming. “A esto se le agrega que tiene una casa y un auto, por los cuales, por ejemplo, paga seguros, y también se supone que asiste a un recital y a una sala de cine y que compra dólares para atesoramiento”, explicó Argañaraz, sobre el ejemplo.
Esta persona, que puede ser un jefe de familia, paga 16 tributos nacionales, 7 provinciales y 14 municipales. A efectos del estudio citado se le atribuyeron a este ciudadano 16 ítems de consumo, sobre los cuales se calculó la incidencia de los impuestos.
El análisis también presenta otros dos perfiles, diferentes del que se identificó como de clase media (y que fue denominado “Perfil 2”). Hay un “Perfil 1”, que es una persona que consume alimentos y bebidas, adquiere servicios públicos, y contrata internet y entretenimiento en plataformas de streaming, y también un “Perfil 3”, que corresponde a un ciudadano que gasta sus ingresos en todo lo anterior, con el agregado de que tiene una casa, cambia el auto por un 0 km cada año, hace un vuelo de cabotaje con fines laborales y concreta un viaje de vacaciones al extranjero.
El informe del Iaraf concluye que la persona del “Perfil 1” paga en total 23 impuestos (11 nacionales, 5 provinciales y 7 municipales), mientras que la del “Perfil 3” abona 48 tributos (27 nacionales, 7 provinciales y 14 municipales). “En el caso de que los consumidores también compren tabaco o sus derivados, a estos números hay que añadirle tres tributos más”, aclara el estudio.
Mayor incidencia
El IVA es el único tributo que se abona el 100% de las veces en los tres perfiles supuestos. El segundo lugar está ocupado por el impuesto a los ingresos brutos y la tasa por inspección de seguridad e higiene (TISH) con 90%, 93,75% y 95% de incidencia según el perfil, respectivamente. “Esta situación refleja que esos tres tributos son los que aportan la mayor porción de la recaudación tributaria obtenida del consumo”, destacó Argañaraz.
Por ejemplo, el ítem alimentos está alcanzado por IVA, Ingresos Brutos, “impuesto al cheque” y TISH; el servicio público de electricidad, por esos tres más el aporte al fondo para el desarrollo de energía provincial, la tasa por inspección mecánica y suministro de energía y la tasa de alumbrado público; mientras que, por tener un auto, se debe pagar impuesto provincial del automotor, tasa municipal, derecho de inspección técnica y derecho de registro de conductor.
El director del Iaraf aclaró: “Si bien este estudio no analiza la carga tributaria que recae sobre los distintos perfiles, el hecho verificado en el Vademécum 2023 de que 10 tributos concentren el 91% de la recaudación permite inferir que el entramado tributario presenta una complejidad excesiva, la cual puede generar altos costos de administración y gestión a los distintos actores económicos, incluido el propio fisco”.
En materia tributaria, la realidad local va en contra de la lógica. Según la teoría, uno de los principios deseables de un sistema impositivo es que sea sencillo y perceptible, es decir, que sea fácil de entender por la mayoría de las personas. En la Argentina, las leyes impositivas fueron mutando, haciendo que el sistema sea un entramado de difícil comprensión. La buena noticia es que, tal como demuestra el informe del Iaraf, hay margen para hacer posible su simplificación.
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Expectativas por el dólar y fuerte caída de una brecha cambiaria
Los contratos para fin de año prevén una cotización no lejana al CCL; qué opinan los analistas
Melisa Reinhold
El valor futuro del dólar, una gran incógnita
Un dato llamó la atención de los analistas del mercado en la última semana: el contrato de dólar futuro a diciembre y el precio del contado con liquidación (CCL) estuvieron cerca de converger en torno a $800. Fue un comportamiento “inédito” desde el regreso del cepo cambiario, que dio la pauta del nivel al cual los inversores esperan que el tipo de cambio oficial escale luego de que Javier Milei asuma la presidencia. Pero es un número que, según los economistas, es “demasiado optimista”.
Por estos días, la mirada está puesta en el dólar oficial mayorista. Cotiza a $361,10, una cifra que, al hacerse el ajuste correspondiente, en términos reales se posiciona en niveles mínimos desde la unificación cambiaria en 2015. Eso generó que las expectativas de devaluación se recalentaran, sobre todo tras la victoria de Milei en el balotaje.
En la práctica, la operatoria consiste en que dos partes acuerdan en un contrato un precio del tipo de cambio mayorista para una fecha próxima. Una se compromete a vender a ese precio y la otra, a comprar; las diferencias de valores se compensan en pesos.
Los contratos para fines de diciembre, tres semanas después de que el libertario asuma la presidencia, fueron negociados a $752,6 por dólar. Aunque el viernes ajustaron a la baja, con un valor de cierre 3,51% más bajo que el de la jornada previa, la cifra significaría una devaluación implícita mensual por encima del 100%. En paralelo, el dólar contado con liquidación se disparó el viernes $66 y alcanzó los $901.
“Por primera vez en mucho tiempo el primer contrato de futuros está muy parecido al dólar financiero. Si bien hoy el contado con liquidación subió hasta los $900 y el dólar futuro bajó, un movimiento que pensamos que iba a ocurrir ayer, la diferencia sigue siendo muy fina. Al observar los precios, el mercado está esperando una caída fortísima de la brecha cambiaria; hoy la diferencia entre el oficial y el CCL es de 130%. Actualmente, el tipo de cambio mayorista es casi anecdótico y se espera que haya una corrección”, afirmó Ariel Sbdar, fundador de Cocos Capital.
Para el analista, los dos valores se acercaron en la última semana por una serie de factores. Aun con la disparada del viernes, el contado con liquidación cotizó $23 menos que el último día de la semana previa. La demanda estuvo muy contenida (por el cepo cambiario) y hubo mucha oferta de dólares (por el Programa de Incremento Exportador). En cambio, en pleno período de transición presidencial, el Banco Central desapareció del mercado de futuros como vendedor de contratos de diciembre.
“De alguna forma, el dólar futuro es una predicción que hace el mercado sobre lo que va a valer [el dólar] a finales de diciembre. Hoy están dispuestos a pagar $752 para fines de este mes, cuando el CCL vale $900. La lectura del mercado es que habrá una corrección con el nuevo gobierno y que estas cotizaciones podrían converger, o que habrá una brecha cambiaria muy chica. Pero veo muy difícil que esto realmente ocurra y que la Argentina termine con la brecha del 130% en un solo mes; se tendrían que dar muchas condiciones para que eso pase”, completó Sbdar.
En igual sentido apuntó un informe de la consultora económica 1816, que resaltó que es “inédito” que la brecha entre el contado con liquidación y el dólar de contratos de futuros sea tan reducida. Sobre todo, considerando que el presidente electo reconoció que no habría unificación cambiaria el próximo 11 de diciembre.
En ese escenario, aunque la dinámica del CCL está influenciada por la liquidación del dólar exportador, los valores actuales del dólar futuro a diciembre “parecen caros en cualquier escenario que no sea una liberación total de las restricciones cambiarias antes de fin de año”.
“El mercado descuenta una brecha de 22% para fines de diciembre al CCL (al cierre de ayer). La brecha implícita en futuros se desplomó desde 53% el 17 de noviembre, con el triunfo de Milei en la segunda vuelta. Tomando una mayor perspectiva, se hundió desde 110% el 23 de octubre, luego de la victoria de Sergio Massa en la elección general, que llevó a poner en precios un escenario de mantenimiento del statu quo con una corrección del tipo de cambio oficial mucho menor que la de un gobierno del libertario. Si el escenario de una brecha en torno a 22% (muy acotada) luce optimista, implica que el futuro podría estar sobrevaluado o, por el contrario, el CCL ‘barato’”, coincidieron en Portfolio Personal de Inversiones (PPI).•
Un dato llamó la atención de los analistas del mercado en la última semana: el contrato de dólar futuro a diciembre y el precio del contado con liquidación (CCL) estuvieron cerca de converger en torno a $800. Fue un comportamiento “inédito” desde el regreso del cepo cambiario, que dio la pauta del nivel al cual los inversores esperan que el tipo de cambio oficial escale luego de que Javier Milei asuma la presidencia. Pero es un número que, según los economistas, es “demasiado optimista”.
Por estos días, la mirada está puesta en el dólar oficial mayorista. Cotiza a $361,10, una cifra que, al hacerse el ajuste correspondiente, en términos reales se posiciona en niveles mínimos desde la unificación cambiaria en 2015. Eso generó que las expectativas de devaluación se recalentaran, sobre todo tras la victoria de Milei en el balotaje.
En la práctica, la operatoria consiste en que dos partes acuerdan en un contrato un precio del tipo de cambio mayorista para una fecha próxima. Una se compromete a vender a ese precio y la otra, a comprar; las diferencias de valores se compensan en pesos.
Los contratos para fines de diciembre, tres semanas después de que el libertario asuma la presidencia, fueron negociados a $752,6 por dólar. Aunque el viernes ajustaron a la baja, con un valor de cierre 3,51% más bajo que el de la jornada previa, la cifra significaría una devaluación implícita mensual por encima del 100%. En paralelo, el dólar contado con liquidación se disparó el viernes $66 y alcanzó los $901.
“Por primera vez en mucho tiempo el primer contrato de futuros está muy parecido al dólar financiero. Si bien hoy el contado con liquidación subió hasta los $900 y el dólar futuro bajó, un movimiento que pensamos que iba a ocurrir ayer, la diferencia sigue siendo muy fina. Al observar los precios, el mercado está esperando una caída fortísima de la brecha cambiaria; hoy la diferencia entre el oficial y el CCL es de 130%. Actualmente, el tipo de cambio mayorista es casi anecdótico y se espera que haya una corrección”, afirmó Ariel Sbdar, fundador de Cocos Capital.
Para el analista, los dos valores se acercaron en la última semana por una serie de factores. Aun con la disparada del viernes, el contado con liquidación cotizó $23 menos que el último día de la semana previa. La demanda estuvo muy contenida (por el cepo cambiario) y hubo mucha oferta de dólares (por el Programa de Incremento Exportador). En cambio, en pleno período de transición presidencial, el Banco Central desapareció del mercado de futuros como vendedor de contratos de diciembre.
“De alguna forma, el dólar futuro es una predicción que hace el mercado sobre lo que va a valer [el dólar] a finales de diciembre. Hoy están dispuestos a pagar $752 para fines de este mes, cuando el CCL vale $900. La lectura del mercado es que habrá una corrección con el nuevo gobierno y que estas cotizaciones podrían converger, o que habrá una brecha cambiaria muy chica. Pero veo muy difícil que esto realmente ocurra y que la Argentina termine con la brecha del 130% en un solo mes; se tendrían que dar muchas condiciones para que eso pase”, completó Sbdar.
En igual sentido apuntó un informe de la consultora económica 1816, que resaltó que es “inédito” que la brecha entre el contado con liquidación y el dólar de contratos de futuros sea tan reducida. Sobre todo, considerando que el presidente electo reconoció que no habría unificación cambiaria el próximo 11 de diciembre.
En ese escenario, aunque la dinámica del CCL está influenciada por la liquidación del dólar exportador, los valores actuales del dólar futuro a diciembre “parecen caros en cualquier escenario que no sea una liberación total de las restricciones cambiarias antes de fin de año”.
“El mercado descuenta una brecha de 22% para fines de diciembre al CCL (al cierre de ayer). La brecha implícita en futuros se desplomó desde 53% el 17 de noviembre, con el triunfo de Milei en la segunda vuelta. Tomando una mayor perspectiva, se hundió desde 110% el 23 de octubre, luego de la victoria de Sergio Massa en la elección general, que llevó a poner en precios un escenario de mantenimiento del statu quo con una corrección del tipo de cambio oficial mucho menor que la de un gobierno del libertario. Si el escenario de una brecha en torno a 22% (muy acotada) luce optimista, implica que el futuro podría estar sobrevaluado o, por el contrario, el CCL ‘barato’”, coincidieron en Portfolio Personal de Inversiones (PPI).•
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