viernes, 11 de octubre de 2019

HISTORIA DE UN GRAN AMOR, BANDA SINFÓNICA DE LA CIUDAD


Dos generaciones y una misma pasión: tocar en la Banda Sinfónica de la Ciudad
A Sofía Eslava y Víctor Skorupski los unen la música y el trabajo en la Banda Sinfónica de la Ciudad
Un leve bullicio se oye en la Sala F del Centro Cultural San Martín. Sillas que se arrastran y objetos de metal que suenan al roce se confunden con el murmullo de mujeres y hombres. Víctor Skorupski trae consigo su saxo soprano; lo quita de su funda con cuidado.Sofía Eslava hace lo mismo con su clarinete y se sienta en la tercera fila de la media ronda. En minutos llegará el director invitado y el ambiente del salón se cubrirá con el sonido de distintas piezas musicales. La primera será la Obertura Romeo y Julieta, de Tchaikovsky. Es la Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires que se prepara para la próxima función, una más en su extenso recorrido de casi 110 años.
La sinfónica durante un ensayo
No hace mucho tiempo que Skorupski y Eslava comparten este espacio, pero ya hay algo que los une. Es esa pasión por tocar música y, especialmente, por hacerlo como parte de esta centenaria institución artística. No importa la edad ni el tiempo de permanencia. Víctor tiene 62 años y desde 1991 -casi la mitad de su vida- es intérprete de la banda. "Soy uno de los más antiguos", dice el hombre, sonriente.
La Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires que se prepara para la próxima función
Sofía, en cambio, todavía no cumplió su primer año tocando en el grupo. A fines de 2018 se presentó a un concurso público para ocupar una de las diez vacantes para clarinete. El arduo estudio de la obra impuesta, uno de los conocimientos técnicos requeridos, dio sus frutos y la joven de 28 años obtuvo entonces su tan ansiado lugar. "No podía ser mejor. Era lo que más quería", reflexiona Eslava, y una gran sonrisa se dibuja en su rostro.
La Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires tiene casi 110 años
Desde que empezó a dar sus pasos en la adolescencia, sabía que quería ser una más de esa banda. Con solo 13 años ya había participado de algunos seminarios, lo que significa que había compartido tiempo y conocimientos con el elenco estable (actividad que sigue vigente cada temporada). "La banda te invita a tocar música popular", explica Sofía, que se dedicó a la música desde que tenía ocho años, cuando se inscribió en el conservatorio de San Miguel, cerca de donde vivía. Su madre, pianista y docente, fue una de las personas que le transmitió la pasión.
Preparando los instrumentos antes del ensayo
Para Skorupski también era un anhelo que se había originado en su joven madurez. El hombre recuerda: "A los 18 años, con una formación que se venía desarrollando desde que a los 13 me integré a la banda del colegio salesiano donde cursaba con el saxo que me regaló mi padre, vine al Teatro San Martín y vi a la banda". Esta, a diferencia de las orquestas, suele presentarse en distintos escenarios, artificiales y naturales, y esa característica sedujo a Víctor. "El cambio de ambiente genera un desafío nuevo cada vez, ya sea por la acústica del espacio como por el mayor contacto con el público", cuenta el saxofonista. Cuando la sinfónica toca en alguna plaza porteña, algo muy común en la programación oficial de sus actividades, "la gente, tras prestarnos mucha atención, nos saluda directamente", dice el músico y agrega, jocoso: "Los chicos nos piden autógrafos".
Los músicos se preparan para el ensayo
Aunque Sofía hace menos tiempo que conforma el grupo, tiene el mismo entusiasmo. Todavía recuerda el primer concierto que dieron este año en la Usina del Arte. "Mirá dónde estoy", se dijo a sí misma ese día. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que finalmente era parte de esta banda que lleva casi 120 años divulgando primero himnos públicos en distintas ceremonias que ocurrían en la ciudad y luego, a lo largo del tiempo, fue aggiornándose.
Orquesta Sinfónica Municipal terminando un ensayo en el subsuelo del CC San Martin
Creación
La Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires, organismo estable de la Dirección General de Música del gobierno porteño, fue creada por iniciativa del director de bandas italiano Antonio Malvagni; en honor a este maestro y por ser el espacio donde generalmente se presentaba la banda, la Glorieta de las Barrancas de Belgrano lleva su nombre. Su debut oficial fue en mayo de 1910 en el Teatro Colón, para celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo, cuenta Gustavo Costantini, uno de los musicógrafos que trabaja con el organismo y que no quiere olvidar mencionar a los directores Juan José y José María Castro, que alguna vez estuvieron al frente de la sinfónica.
Las partituras
Actualmente, los directores de la banda, conformada por 82 músicos, son los maestros Mario Perusso y Lito Valle. "Hace 20 años que estoy y la banda es un gran aporte a la comunidad", afirma Valle, que es compositor, arreglador y docente. "La gente nos recibe muy bien", agrega el músico y recuerda que una vez, cuando se presentaron sorpresivamente en el hall principal de la terminal ferroviaria de Constitución, quedó atónito ante la respuesta instantánea del improvisado público. "Algunas personas nos entregaron cartitas de agradecimiento que escribían en el momento en cualquier papelito. Nuestra presencia era como un remanso en la agitada rutina", recuerda Valle, orgulloso.
La banda está conformada por 82 músicos
La banda cuenta con un amplio repertorio en el que incorpora la música popular, con sus distintas vertientes como el jazz, el tango, el folclore nacional y extranjero, las música de películas y de comedias musicales. A diferencia de una orquesta, en la banda predominan los instrumentos de viento. Esta característica permite que el repertorio sea más amplio y puedan sumarse otras obras, a través de transcripciones, como las provenientes de las puestas teatrales y fragmentos de óperas, entre otras. "Hay versiones instrumentales de los Beatles", agrega Costantini.
Y como parte de su tarea de divulgación originaria, se presenta en conciertos didácticos en escuelas públicas de la ciudad para llevar la música y generar el acercamiento de los instrumentos y los intérpretes, como Víctor Skorupski y Sofía Eslava, a los estudiantes.
V. M.
Fotos : Soledad Aznarez
Edición fotográfica: Fernanda Corbani

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