jueves, 20 de febrero de 2020

IMPRESIONANTES FOTOGRAFÍAS PATAGÓNICAS


Eliseo Miciu, el fotógrafo que retrató la Patagonia
Cronos, registro de una suelta de ovejas en Santa Cruz 

"¿Cuándo vas a tomarla?", le pregunta Ben Stiller a Sean Penn, mientras este último deja pasar la inusual oportunidad de fotografiar a un leopardo en las cumbres del Himalaya. "A veces no lo hago. Si me gusta un momento no quiero tener la distracción de la cámara, sino quedarme en él", es la respuesta que vuelve inolvidable aquella escena de La vida secreta de Walter Mitty.

Bien podría ser también una frase de Eliseo Miciu. Este joven fotógrafo, radicado en San Martín de los Andes, dice haber esperado cinco años para encontrar "la combinación de colores perfecta" entre las hojas de los árboles un día de otoño, desde una avioneta que sobrevolaba el camino hacia el lago Hua Hum.

Otros 10 le tomó reunir las imágenes que integran su cuarto libro, Tierra del viento, publicado en 2016 tras una larga odisea por las tierras más áridas de la Patagonia. Admirador de Ansel Adams y tercera generación de artistas emigrados de Austria, demostró allí su talento para retratar las huellas del clima extremo sobre árboles, caballos salvajes y personas que viven casi aisladas al borde del llamado "fin del mundo".

Rastros similares dejaron en su formación las revistas National Geographic que hojeaba de chico en las sierras de Córdoba, en un hogar sin televisión. Sus propias fotos llegarían a ilustrar una guía turística sobre la Argentina editada por la célebre revista estadounidense un par de décadas después de que su abuelo Konstantino, pintor nacido en Moldavia, le regalara su primera cámara.
En la prehistoria del mail, fue la herramienta que le permitió a Eliseo mostrarles a sus parientes y amigos europeos cómo era el pueblo donde la familia se instaló en 1993. "Hacía postales y las mandaba por correo", dice ahora en Colección Georg, el museo que exhibe su obra junto con la de su abuelo, su padre, su tío y dos de sus ocho hermanos.

Nacido en 1980, fue un adolescente sin wi-fi que se escapaba del colegio para perderse entre bosques y lagos, siempre con su cámara en mano. Registró a esquiadores en las cimas más altas, a pescadores en los ríos y cabalgatas por la montaña. Desde entonces realizó decenas de exposiciones y recorrió el país y Europa, donde su abuelo inició esta aventura que parece no tener fin.

C. CH.

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