martes, 23 de marzo de 2021

SARMIENTO Y LA REPÚBLICA...PARTE 1


La construcción de la república, la formación de ciudadanía y la igualdad de oportunidades eran el gran afán del padre del aula que deberíamos retomar
Sarmiento y un sueño que vuelve a convocarnos. La construcción de la república, la formación de ciudadanía y la igualdad de oportunidades eran el afán del padre del aula.

LA VIGENCIA DE UN PRÓCER
Parte I
“¡ Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! Tú posees el secreto: ¡revélanoslo!...”. así comenzaba el prócer sanjuanino su Facundo en 1845, desde el exilio en Chile.
Domingo Faustino Sarmiento, que fue el padre del progreso de las clases más pobres a fuerza de educación pública de calidad, promoción de la inmigración, del empleo privado y de la construcción del Estado nacional fuerte y eficaz, tendría que ser evocado, como la sombra de Facundo, para tratar de entender las convulsiones internas que nos desgarran en la actualidad. 
Y es que hoy la república, de la que fue destacado arquitecto, es desafiada. aquella que no podía nacer en 1845 está en peligro en los albores del siglo XXI y es otra vez atacada por quienes pisotean los valores de la libertad, la división de poderes y la cultura del mérito y del trabajo que impulsaron la llegada a estas tierras de nuestros abuelos, dispuestos a construir sus sueños.
Sarmiento era un intelectual, hacedor, polémico y apasionado, comprometido con la construcción de la república y la formación de la ciudadanía que ella necesita para funcionar y desarrollarse.
Tan polémico y apasionado que entendió que el Estado debía avanzar sobre el derecho de los padres de no educar a sus hijos, y apostó, convencido, por la educación pública de calidad, obligatoria y accesible a todos para empezar a resolver los múltiples problemas que tenía nuestro país en ese momento. Logró transformar, así, un país en donde 7 de cada 10 personas eran analfabetas y donde más del 80% de los chicos no recibía educación en uno que supo ubicarse en pocas décadas entre los primeros puestos en el mundo en materia educativa y, consecuentemente también, por su desarrollo económico.
Es sabido que, aunque algunos pretendan desconocerlo, no es un secreto que cuando un país prioriza la educación de todos sus habitantes las mejoras en otras áreas, como la social o la económica, se alinean y florecen.
Hoy la vuelta a la escuela es un hecho en todo nuestro país, y no cabe duda de que si Sarmiento viviera en este tiempo hubiese sido el primero en alzar enfáticamente esa bandera. Sin embargo, sería injusto circunscribir el legado y la vigencia de nuestro prócer exclusivamente al campo educativo, cuando sus aportes al desarrollo y crecimiento de nuestro país fueron vastos en tantos otros ámbitos.
En un contexto en que el espacio público adquiere un valor fundamental, vale la pena recordar, por ejemplo, el legado de Sarmiento en materia de desarrollo urbano. Para él, el espacio público de calidad era, junto con la escuela, un formador de ciudadanía como escenario de la vida social. La creación del Parque Tres de Febrero, que lideró luego de ser presidente, hoy repleto de familias que disfrutan los fines de semana, es una excelente muestra. En su inauguración afirmó que “solo en un vasto, artístico y accesible parque, el pueblo será pueblo; solo aquí no habrá ni extranjeros, ni nacionales, ni patricios, ni plebeyos”. aquellas palabras no son más que un fiel reflejo de lo que quería para nuestro país y por lo que luchó y trabajó toda su vida: la igualdad de oportunidades para todos.
En ese afán, además de la educación, una herramienta clave fue la propiedad del suelo y el trabajo agrícola. así, transformó el desierto pampeano en fecunda tierra agrícola, promoviendo el desarrollo de los pequeños propietarios.
incluir a todos, por supuesto, era expresión de una verdadera mirada federal, tan mutilada en la actualidad. Durante su vida enfrentó con acierto el desafío de transformar un desierto feudal y atrasado como el de nuestro territorio nacional en una república moderna e institucionalizada. Y lo hizo dotándolo de la infraestructura necesaria, a lo largo y a lo ancho de la nación. Su aporte fundamental en relación con la obra pública y las comunicaciones fue el desarrollo del ferrocarril y del telégrafo, porque sabía que ambos eran esenciales para integrar el extenso territorio hacia adentro y hacia el mundo.
También en materia de ampliación de derechos es prácticamente inagotable el legado de nuestro prócer. Su aporte a los derechos de las mujeres refleja la plena vigencia de sus ideas. Sarmiento luchó para que las mujeres tuvieran educación, trabajo y los mismos derechos que los hombres, algo impensado para su época. antes de ser gobernador, fundó en San Juan el colegio Santa Rosa de Lima, ofreciendo, por primera vez, educación formal para las mujeres. 



Y no solo las educó, sino que las formó para ser educadoras. con el normalismo, les dio un trabajo respetado y pago fuera del hogar. Y más tarde, durante su presidencia, nombró a la primera funcionaria pública mujer, Juana Manso, como vocal del Departamento General de Escuelas, y luego como miembro de la comisión nacional de Escuelas. ante las terribles críticas que su decisión encendió, respondió polémicamente: “Juana es el único hombre que me entiende”.

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