El lindo don Diego
Centro Cultural de la Cooperación,
Corrientes 1543
Viernes, a las 20.
Su compañía es invitada a festivales internacionales y estrena El lindo don Diego
Carlos Pacheco
El talentoso y querido Santiago Doria
El próximo 5 de mayo la Compañía Argentina de Teatro Clásico conmemorará sus cinco años de creación y lo están celebrando en el Centro Cultural de la Cooperación. Allí están representando las tres piezas que forman parte de su repertorio. En marzo hicieron funciones de La celosa de sí misma, de Tirso de Molina, actualmente presentan La discreta enamorada, de Lope de Vega; y en mayo será el turno de El lindo don Diego, de Agustín Moreto. Integrada por Ana Yovino, Francisco Pesqueira, Mónica D’agostino, Irene Almus, Jazmín Ríos, Gastón Ares, Guadalupe Velázquez, Gabriel Virtuoso y Andrés D’adamo la compañía ha logrado consolidarse recreando piezas del Siglo de Oro español, un desafío teniendo en cuenta que se trata de materiales dramáticos que no son habituales en la escena porteña y que imponen a los intérpretes la necesidad de trabajar el verso.
Santiago Doria es un apasionado de los clásicos. Antes de 2000, cuando se creó el Complejo Teatral de Buenos Aires y desaparecieron los denominados teatros de verano que se desarrollaban en el Museo Fernández Blanco, el Larreta y el Jardín Botánico, era muy común que el creador participara de ellos y pusiera en escena algún material de la dramaturgia española. En años siguientes se abocó a dos clásicos argentinos que resultaron verdaderos sucesos de público, El conventillo de la Paloma, de Alberto Vaccarezza; y Así es la vida, de Malfatti y de las Llanderas. Pero su interés por las piezas del Siglo de Oro se mantuvo intacto y fue así que tomó la decisión de encarar, en 2018, el montaje de La discreta enamorada. La fuerte repercusión que tuvo el trabajo no solo dio forma a la Compañía sino que, además, fueron invitados a presentar el espectáculo en el Festival de Almagro, en España, donde también alcanzaron una fuerte resonancia.
La organización del Festival les propuso regresar al año siguiente con El lindo don Diego, en 2019, por los 350 años de la muerte de Moreto. El proyecto tomó cuerpo y ya posicionó al grupo en Buenos Aires.
Le siguió La celosa de sí misma, que comenzaron a ensayar en marzo de 2020 pero, por causas de la pandemia, el proceso de trabajo debió modificarse. Recién pudieron estrenar la pieza en octubre de 2021. Y tienen previsto regresar a Almagro para mostrarla durante julio próximo.
“Lo que reconforta realmente –explica Santiago Doria– es el fervor del público y del periodismo tanto de acá como de España. Lo que desalienta es la falta de interés en nuestro viaje por parte de los entes oficiales. Parece que nuestra actividad no interesara y digo que es un desaliento porque, claro, nos invitan al Festival más importante del Siglo de Oro que se realiza en el mundo, en representación de la Argentina. Nuestro país tendría que poner un poquito más de atención en lo que hacemos. De todos modos el desaliento no nos lleva a bajar los brazos. Seguimos”.
Respecto de La celosa de si misma, la última producción del equipo, Doria la había dirigido en 1986 en el Museo Larreta por consejo de quien por entonces era la directora del lugar, Isabel de Padilla y Borbón. “Ella me entregó un libreto escrito a máquina –comenta– y, por supuesto, lo reelaboré. Antes había hecho La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón; y El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca. Siempre tuve una especial debilidad por el Siglo de Oro. Hasta en la escuela secundaria, cuando suele ser un plomazo el teatro en verso para un muchachito de 14 o 15 años porque es como si te tiraran un ropero encima. Siempre me interesó la lectura y estoy convencido de que la única forma de inculcar o trasmitir el Siglo de Oro es la representación. Son obras que fueron escritas para ser representadas y obviamente se disfrutan mucho más cuando las ves que cuando las lees, salvo que seas un buceador, un erudito. Pero la única forma de entretener y hacer gozar al público con esos textos es llevándolos a escena”.
Quizá lo más complejo para un espectador contemporáneo resulte adaptarse al verso. La falta de costumbre de escuchar ese ritmo constante en la palabra. Aunque para Doria todo parecería ser una cuestión de adaptación. “La gente –explica– te dice que durante los primeros cinco minutos le cuesta entrar a la obra. Con el verso hay que dejarse seducir, hay que abandonarse y dejarse llevar hasta que en algún momento te das cuenta que estas escuchando lo más natural del mundo y, cuando el verso está bien dicho, hasta parecería que estás escuchando una obra en prosa. Es una experiencia diferente. Con la compañía sembramos eso.”
Si bien en un comienzo los actores de la Compañía Argentina de Teatro Clásico fueron elegidos para La discreta enamorada, el desafío de Doria ahora es encontrar materiales que se acomoden a ese equipo de intérpretes y no sólo eso, también debe resolver desde lo escenográfico el espacio con materiales mínimos. Allí aprovecha lo que él denomina “la escenografía verbal” que, en verdad, era la misma que utilizaban los actores en tiempos del Siglo de Oro. Recuerda Doria: “Ellos decían ‘qué linda noche’ y la representación estaba sucediendo a las cuatro de la tarde. El actor es el que cuenta el espacio a través de sus diálogos”. El director se ha impuesto un derrotero. Continuar desarrollando este tipo de experiencias y hasta ampliarlas, montando no solo autores españoles sino además clásicos argentinos y hasta piezas de Molière. Su interés es despertar la atención de otros actores y también directores por este tipo de piezas para que el público siga encontrando en ellas el placer de tomar contacto con unas historias que bien pueden encontrar resonancias en el presente.
El lindo don Diego
Centro Cultural de la Cooperación,
Corrientes 1543
Viernes, a las 20.
El próximo 5 de mayo la Compañía Argentina de Teatro Clásico conmemorará sus cinco años de creación y lo están celebrando en el Centro Cultural de la Cooperación. Allí están representando las tres piezas que forman parte de su repertorio. En marzo hicieron funciones de La celosa de sí misma, de Tirso de Molina, actualmente presentan La discreta enamorada, de Lope de Vega; y en mayo será el turno de El lindo don Diego, de Agustín Moreto. Integrada por Ana Yovino, Francisco Pesqueira, Mónica D’agostino, Irene Almus, Jazmín Ríos, Gastón Ares, Guadalupe Velázquez, Gabriel Virtuoso y Andrés D’adamo la compañía ha logrado consolidarse recreando piezas del Siglo de Oro español, un desafío teniendo en cuenta que se trata de materiales dramáticos que no son habituales en la escena porteña y que imponen a los intérpretes la necesidad de trabajar el verso.
Santiago Doria es un apasionado de los clásicos. Antes de 2000, cuando se creó el Complejo Teatral de Buenos Aires y desaparecieron los denominados teatros de verano que se desarrollaban en el Museo Fernández Blanco, el Larreta y el Jardín Botánico, era muy común que el creador participara de ellos y pusiera en escena algún material de la dramaturgia española. En años siguientes se abocó a dos clásicos argentinos que resultaron verdaderos sucesos de público, El conventillo de la Paloma, de Alberto Vaccarezza; y Así es la vida, de Malfatti y de las Llanderas. Pero su interés por las piezas del Siglo de Oro se mantuvo intacto y fue así que tomó la decisión de encarar, en 2018, el montaje de La discreta enamorada. La fuerte repercusión que tuvo el trabajo no solo dio forma a la Compañía sino que, además, fueron invitados a presentar el espectáculo en el Festival de Almagro, en España, donde también alcanzaron una fuerte resonancia.
La organización del Festival les propuso regresar al año siguiente con El lindo don Diego, en 2019, por los 350 años de la muerte de Moreto. El proyecto tomó cuerpo y ya posicionó al grupo en Buenos Aires.
Le siguió La celosa de sí misma, que comenzaron a ensayar en marzo de 2020 pero, por causas de la pandemia, el proceso de trabajo debió modificarse. Recién pudieron estrenar la pieza en octubre de 2021. Y tienen previsto regresar a Almagro para mostrarla durante julio próximo.
“Lo que reconforta realmente –explica Santiago Doria– es el fervor del público y del periodismo tanto de acá como de España. Lo que desalienta es la falta de interés en nuestro viaje por parte de los entes oficiales. Parece que nuestra actividad no interesara y digo que es un desaliento porque, claro, nos invitan al Festival más importante del Siglo de Oro que se realiza en el mundo, en representación de la Argentina. Nuestro país tendría que poner un poquito más de atención en lo que hacemos. De todos modos el desaliento no nos lleva a bajar los brazos. Seguimos”.
Respecto de La celosa de si misma, la última producción del equipo, Doria la había dirigido en 1986 en el Museo Larreta por consejo de quien por entonces era la directora del lugar, Isabel de Padilla y Borbón. “Ella me entregó un libreto escrito a máquina –comenta– y, por supuesto, lo reelaboré. Antes había hecho La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón; y El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca. Siempre tuve una especial debilidad por el Siglo de Oro. Hasta en la escuela secundaria, cuando suele ser un plomazo el teatro en verso para un muchachito de 14 o 15 años porque es como si te tiraran un ropero encima. Siempre me interesó la lectura y estoy convencido de que la única forma de inculcar o trasmitir el Siglo de Oro es la representación. Son obras que fueron escritas para ser representadas y obviamente se disfrutan mucho más cuando las ves que cuando las lees, salvo que seas un buceador, un erudito. Pero la única forma de entretener y hacer gozar al público con esos textos es llevándolos a escena”.
Quizá lo más complejo para un espectador contemporáneo resulte adaptarse al verso. La falta de costumbre de escuchar ese ritmo constante en la palabra. Aunque para Doria todo parecería ser una cuestión de adaptación. “La gente –explica– te dice que durante los primeros cinco minutos le cuesta entrar a la obra. Con el verso hay que dejarse seducir, hay que abandonarse y dejarse llevar hasta que en algún momento te das cuenta que estas escuchando lo más natural del mundo y, cuando el verso está bien dicho, hasta parecería que estás escuchando una obra en prosa. Es una experiencia diferente. Con la compañía sembramos eso.”
Si bien en un comienzo los actores de la Compañía Argentina de Teatro Clásico fueron elegidos para La discreta enamorada, el desafío de Doria ahora es encontrar materiales que se acomoden a ese equipo de intérpretes y no sólo eso, también debe resolver desde lo escenográfico el espacio con materiales mínimos. Allí aprovecha lo que él denomina “la escenografía verbal” que, en verdad, era la misma que utilizaban los actores en tiempos del Siglo de Oro. Recuerda Doria: “Ellos decían ‘qué linda noche’ y la representación estaba sucediendo a las cuatro de la tarde. El actor es el que cuenta el espacio a través de sus diálogos”. El director se ha impuesto un derrotero. Continuar desarrollando este tipo de experiencias y hasta ampliarlas, montando no solo autores españoles sino además clásicos argentinos y hasta piezas de Molière. Su interés es despertar la atención de otros actores y también directores por este tipo de piezas para que el público siga encontrando en ellas el placer de tomar contacto con unas historias que bien pueden encontrar resonancias en el presente.
El lindo don Diego
Centro Cultural de la Cooperación,
Corrientes 1543
Viernes, a las 20.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.