miércoles, 16 de noviembre de 2016

TEATRO RECOMENDADO


Cronología de las bestias / Dramaturgia y dirección: Lautaro Perotti / Intérpretea: Silvina Sabater, Andrés Ciavaglia, Adriana Ferrer, Julián Krakov, Juan Manuel Casavelos / Iluminación y escenografía: Eduardo Pérez Winter / Asistente de iluminación y escenografía: Mauro Gianera / Vestuario: Cinthia Guerra / Asistencia de dirección: María García de Oteyza y Emilia Rebottaro / Producción ejecutiva: Pedro Ferreyra / Sala: Timbre 4, México 3554 / Funciones: viernes, a las 21.30; y domingos, a las 19.15 / Duración: 65 minutos Andrés Ciavaglia y Silvina Sabater, en muy buenos trabajos.
Cuando le preguntaban a Hitchcock cómo lograba tanta tensión en sus películas, él se remitía a su particular uso del suspenso (suspense para contraponerlo al suspenso clásico): lejos de sorprender al espectador con un suceso repentino le iba otorgando datos y pistas que tornaban mucho más siniestro el relato. En Cronología de las bestias algo de esto ocurre y es que Lautaro Perotti desarrolla una historia repleta de suspenso pero sobre todo con un hilvanado tan original de los hechos que la tornan inquietante al tiempo que mantiene al público expectante, lleno de intriga, pero teniendo que prestar atención a cada dato que se irá suministrando. Nada será sorpresivo, por el contrario, será el ajustado texto el que irá tejiendo y armando el rompecabezas.

Como en cualquier thriller, toda información que se dé de antemano puede entorpecer el disfrute de la obra. La clave que trabaja Perotti es la cronología de los hechos, hechos que convierten a todos los participantes en bestias, personajes siniestros. El orden de los sucesos que conforman la historia de esta madre (Silvina Sabater) que desde hace 13 años espera el regreso de su hijo (Andrés Ciavaglia) que a los 14 años desapareció de manera misteriosa, será la clave para descifrar el enigma. Y así reconstruir esta historia y saber, por fin, la verdad. Lo más inquietante llega después, una vez resuelto, la reacción de todos los participantes será todavía más siniestra. La escena la completan la tía Celia (impecable Adriana Ferrer), el primo César (Julián Kracov) y el cura (Juan Manuel Casavelos) cuya misión es restablecer el orden, no de los hechos sino los destruidos lazos familiares. Ya de entrada se asiste a unos cuantos elementos que alertan: un joven al que se conocerá por partes -al igual que su historia- escondido detrás de un sillón, asustado, unas fotografías recortadas en una repisa que indican algo al menos inquietante, un arma que va y viene de un cajón y unos cuantos datos enunciados por los personajes que nos darán pistas y más pistas.
No es común asistir en Buenos Aires a obras de este género y además de celebrarse la iniciativa vale reconocer la precisión con que está lograda. Es una obra brillantemente escrita y dirigida por Lautaro Perotti (en la actualidad además codirige Dínamo, junto a Claudio Tolcachir y a Melisa Hermida). Las actuaciones acompañan de maravillas esta propuesta, aunque por momentos desborden de energía, es difícil lograr el equilibrio porque la tensión va en aumento. La escenografía y el diseño lumínico cooperan de manera práctica con la trama. El vestuario otorga unos cuantos datos semánticos que no sólo ayudan, sino suman información. Habrá que estar alertas a todos los elementos que dispararán grandes ayudas para reconstruir la cronología de las bestias.

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