sábado, 23 de noviembre de 2019

HISTORIAS DE VIDA,


Yermina creció en la villa 31 y gerenciará el McDonald's que abre en pocos días
Yermina Benítez, con su hija Delfina, frente al local de McDonalds que inaugura a fines de este mes
Yermina Benítez sabe que empezó la cuenta regresiva. Cada vez que camina las dos cuadras que separan su trabajo de su casa, en el barrio Mugica, en la villa 31, sus vecinos la rodean para preguntarle cuánto falta, o para pedirle trabajo. Aunque Yermina creció entre esas mismas cuadras, fue al colegio de la vuelta y formó pareja con un chico del barrio, nunca había sido tan popular entre los pasillos que la llevan a su departamento, en el cuarto piso sobre la casa de su mamá. Tiene 26 años y en pocos días se va a convertir en la gerenta del primer McDonald's que va a abrir sus puertas en el barrio.
Todos están emocionados. Los futuros clientes y también los empleados. Más de 100 personas van a trabajar en el local, que según afirman los directivos de McDonald's va a ser el más moderno del país. Con kioscos de pedidos virtuales, centros de entretenimientos digital, tablets en las mesas para hacer la orden y otra tecnología que no tiene ningún otro local hasta ahora. La apuesta de la empresa es con todo. Y 80 de esos empleados son justamente vecinos de la zona.
Yermina Benítez
Hace apenas un mes, Yermina volvió a trabajar después de la licencia por maternidad, cuando Ciro cumplió tres meses. Ahora reparte sus horas entre el local de Lima y México, donde todavía es gerente de negocios, y el nuevo local, en el que un grupo de operarios trabaja contrarreloj para tener todo listo para este viernes. Por fuera, pareciera que todavía faltara mucho. Sin embargo, explican en la empresa, lo que falta es la parte que se arma en dos o tres jornadas, cuando desembarcan mostradores, mesas, cartelería y toda la tecnología que se promete para el nuevo salón.
Justo delante de la que va a ser la puerta del local, en Rodolfo Walsh, entre Gendarmería Nacional y Perette, hay una zanja abierta que cruza la calle. Allí, los operarios del gobierno porteño trabajan para terminar la instalación de la red de agua y cloacas que requiere el lugar para funcionar. El McDonald's se levanta en lo que antes era parte del depósito de mercadería del supermercado Coto de Retiro, justo al lado del primer cajero automático que abrió en el barrio el año pasado.
Delfina y Yermina volviendo del jardín
"Ver que llegan cosas como estas nos entusiasma porque de repente empezamos a tener las mismas cosas que hay en los demás barrios. Ya empezamos a ser un barrio como los otros de la ciudad, no una zona aislada", dice Yermina.
Cada tarde, apenas vuelve del local de Lima al 600, pasa a buscar a Delfina, de 3 años, que va al colegio católico que es el más antiguo del barrio. En su casa la espera Ciro, de cuatro meses, redondo de tan feliz de volver a verla. "Voy a estar más cerca de ellos. Eso va a ser muy bueno. Apenas a dos cuadras de casa", cuenta.
Yermina y su hija Delfina
Mientras recorre el pasillo hasta su departamento, Yermina cuenta cómo llegó su familia a la villa 31. Cuando ella tenía cuatro meses, Marina, su madre, decidió venirse de Paraguay para intentar algo nuevo. Se instalaron en una piecita que alquilaron. Los dos hermanos mayores quedaron en casa de los abuelos, en Asunción. Hasta que la madre los pudo ir a buscar.
Empezaron bien de abajo. La madre vendía comida en el barrio y así se fue comprando primero la pieza que alquilaba, después las piezas de alrededor hasta ser dueña de todo el terreno. Con el tiempo, los tres hijos se convirtieron en ocho, y Marina decidió construir arriba habitaciones para todos. Consiguió trabajo en una constructora, para armar comedores para los obreros. Pero en 2001, perdió todo. Y entonces construyó otro piso más y convirtió su casa en un local de comidas: el Rancho. Ahí es donde muchos de los vecinos del barrio van a comprar hamburguesas, milanesas y minutas.
El Rancho, la hamburguesería de la mamá de Yermina
"¿T u principal competencia en el barrio va a ser el local de tu mamá?" Yermina se ríe cuando se lo preguntan. "No, ella ya tiene su gente que la conoce y no la va a dejar. A McDonald's va a venir otra gente me imagino", dice. "Sí, hay gente que le gusta comer más casero y van a venir al Rancho. No hay problema", dice Marina.
Yermina fue la más inquieta de sus hijos. Le daba una mano en el local de comida, ayudaba a cocinar y a servir las mesas. Pero a los 17 años, se propuso conseguir un trabajo fuera del barrio. Entonces se anotó en McDonald's y, después de varias entrevistas, empezó a trabajar. "Primero fui crew, después entrenadora. Poco tiempo después era encargada, siempre en el local de Lima. Después fui gerenta de turno y finalmente, gerenta de negocios, hasta que me tomé la licencia por el nacimiento de Ciro", cuenta.

Los responsables de Arcos Dorados también se dieron cuenta de que Yermina tenía un gran potencial y que siempre iba por más. Entonces, cuando decidieron abrir un local en el barrio Padre Mugica, su nombre sonó entre los primeros para quedar al frente del negocio.
Después de subir cuatro pisos por una escalera caracol, Yermina sigue contando la historia dentro de su departamento, mientras entretiene a Delfina, que come un huevo de chocolate y cuenta las aventuras del jardín, le da la teta a Ciro, ofrece agua fresca a las visitas, prende el aire acondicionado y hace dormir al bebé. Todo sin desconcentrarse ni perderse un detalle. Su capacidad multifacética es admirable: la madre potencia a la gerenta y la gerenta a la madre.
El reencuentro con Ciro después del trabajo
Con solo 26 años está lista para enfrentar el desafío que se le viene: gerenciar los recursos humanos y materiales, hacer la planificación comercial, las compras, coordinar los turnos entre otra larga lista de tareas que tendrá a cargo.
Su capacidad de superación personal es una de las cualidades que los responsables de McDonald's vieron en ella para delegarle tamaña responsabilidad. Su casa se ve impecable a pesar de que acaba de volver de trabajar y los chicos del colegio. De a poco y con mucho esfuerzo ella y su marido fueron haciendo de ese cuatro piso hogar al que da gusto volver.

E. H.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.