lunes, 25 de noviembre de 2019

HISTORIAS DEL CRIMEN,


Crónicas del crimen. El asalto a la Bancaria: el golpe que presagió el terrorismo de Tacuara
El 29 de agosto de 1963 a las 10.40, un grupo de hombres armados con pistolas calibre .45 y una ametralladora llegó en tres vehículos al Policlínico Bancario, todavía situado en la avenida Gaona al 2195, frente a la Plaza Irlanda, en el barrio porteño de Caballito. Fue un golpe a sangre y fuego: mataron a dos personas que trabajaban en el hospital y luego asaltaron el camión que transportaba casi 13.310.366 pesos moneda nacional -unos cien mil dólares- para pagar los sueldos.
La tapa del diario LA NACION del 30 de agosto de 1963
Durante la última semana de marzo de 1964, la pista de los números de serie de los billetes robados -era "plata marcada"- permitió confirmar que el atraco escondía motivaciones políticas y que había sido protagonizado por al menos diez integrantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), con el que la primera guerrilla urbana pretendían financiar sus violentas actividades terroristas.
Los acusados y perseguidos por este hecho fueron Tomislav Ribaric, Mario Héctor Duaihy, Jorge Norberto Cafatti, Jorge Andrés Cataldo, Carlos Fuentes, Carlos Arberlos, Alfredo Zarattini, Ricardo Viera, Rubén Rodríguez, Horacio Rossi, Alfredo Roca, Joe Baxter, José Luis Nell y Gustavo Posse, un empleado del Poder Judicial que no pertenecía al grupo, pero que aportó el dato acerca del traslado del dinero, por lo que obtuvo una buena tajada del botín.
El atraco fue planeado durante varios meses. Treinta días antes de llevarlo adelante, los militantes del MNRT realizaron una primera tentativa, que decidieron cancelar minutos antes de concretarla porque no confiaban en la eficacia de uno de los vehículos que iban a usar: la ambulancia.
Tomislav Ribaric
Cuando finalmente ejecutaron la que, en su planificación interna, bautizaron como "Operación Rosaura", ya habían alquilado una ambulancia en Haedo. Cuando al día siguiente de acordar el arriendo llegó el chofer con el vehículo, rápidamente sedaron al conductor y lo acostaron en la camilla de la parte posterior de la camioneta de traslado de pacientes.
"Traemos un enfermo", dijeron al encargado del estacionamiento -Juan Carlos Lowry- cuando ingresaron al Policlínico con la ambulancia Rambler conducida por Rossi, que vestía de enfermero. Adentro, en un pequeño patio conectado con la sala de emergencias y frente a los ventanales internos de las habitaciones de internación, esperaron la camioneta IKA patente 699.228 que, sabían, estaría atestada de billetes.
Mario Héctor Duaihy
Los testigos recordaron que alguien gritó "¡Alto!". Luego, una ráfaga de ametralladora hirió al sargento Abelardo Cecilio Martínez -custodio del dinero- y a los empleados del hospital Nelly Culliazo de Ordóñez y Vicente Bóvolo, que iban en la IKA. Una segunda ráfaga dio muerte a Víctor Cogo, conductor de la camioneta, y a Alejandro Morel, que entonces bajaban el pesado saco con la plata, 80 kilos de billetes.
Jorge Norberto Cafatti
Lowry seguía retenido en su garita con una pistola apoyada en la cabeza. Afuera, en un Valiant y en un Porsche, otros tacuaras se preparaban para cubrir la huida. En la vereda encañonaron a un kinesiólogo que llegaba a trabajar y lo obligaron a despejarles la rampa del estacionamiento.
Entonces, y mientras los neumáticos chirriaban con la aceleración, abrieron fuego intimidatorio con el objetivo de evitar que los siguieran y escaparon a toda velocidad.
Sangre y espanto
Cogo, según el libro Tacuaras, de Daniel Gutman, tenía 49 años y tres hijos, de 14, 13 y 6. Morel tenía 34 años, levantaba quiniela entre sus compañeros del hospital y había ingresado como ordenanza una década antes del golpe.
Mientras los asaltantes escapaban en dirección a Flores, la pólvora aún se olía en el aire y los dos muertos yacían bajo el cielo despejado que siguió al paso de la tormenta caída bien temprano, el comisario Carlos Sirito, que casualmente pasaba por el lugar, entró en escena. Alertado por los testigos siguió las huellas de la ambulancia, que apareció abandonada en Camarones al 2200. El chofer aún estaba dentro, sedado.
Las tapas de LA NACION que informaban sobre el hecho
"La organización del delito fue sincronizada de una manera tal que compañeros de las víctimas manifestaron que obedecía a un estudio realizado durante meses, con la participación de un entregador", publicó LA NACION tras el asalto, que se impuso como tema destacado en la prensa local.
Hubo allanamientos en la Capital y el conurbano durante casi dos semanas, pero ninguna pista clara. Sin embargo, durante los siete meses que duró la investigación no solo corrió el tiempo, sino también la sangre.
La Policía Federal -que había solicitado colaboración de Interpol- se apresuró en cerrar el caso acusando a dos bandidos con un vasto prontuario en el mundo del hampa: Félix Arcángel Miloro y José Zarantonello fueron cercados en Córdoba, pero se resistieron a balazos y terminaron acribillados el 10 de septiembre de 1963. Llevaban cinco días en un chalet del barrio Marqués de Sobremonte que habían elegido para refugiarse tras otro hecho criminal.
Cuando todo parecía estar cerrado, la aparición, escasa, pero sucesiva, de unos billetes robados en el golpe al Policlínico permitió a los federales -en trabajo conjunto con los jueces Jorge Aguirre y Horacio Rébori-llegar al entregador Posse, que el 20 de noviembre de 1963 había despilfarrado mucho dinero en Francia, lo que no dejó de llamar la atención.
Jorge Andrés Cataldo, prófugo y sospechoso del asalto
Poco a poco, los agentes detuvieron a distintos miembros de su familia -probablemente para presionarlo- y finalmente el entregador del dato preciso se convirtió, sin más, en el delator de la banda: así se supo que Posse había tomado conocimiento del camión con los cien mil dólares gracias a sus hermanas, empleadas del hospital de la gremial bancaria.
La serie de redadas posteriores a su detención fueron como un tiro de gracia para el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara, que el 22 de marzo de 1964 ya había desaparecido por completo. "La mayoría de los tacuaristas implicados fueron presos y quedaron encerrados hasta la amnistía dictada por Héctor J. Cámpora en 1973", detalló Hugo Gambini en su libro Historia del peronismo.
Una pregunta surge asociada al cinematográfico asalto: ¿quiénes eran o qué pensaban estos militantes que no dudaron en matar a dos personas para robar 100.000 dólares? El MNRT era un desprendimiento del Movimiento Nacionalista Tacuara (MNT), que comenzó a gestarse en 1935 en el núcleo de la Unión Nacionalista de Estados Secundarios (Unes); pero recién en 1958 alcanzó exposición pública, por una interna universitaria que se desató cuando el presidente Arturo Frondizi autorizó a las facultades privadas a expedir títulos oficiales.
Carlos Fuentes
"Tacuara apareció en una época bisagra del siglo XX, un momento en que la Guerra Fría hizo saltar los marcos de referencia simbólicos del antiguo nacionalismo. En esta nueva coyuntura se dio una situación paradójica donde los viejos enemigos se convirtieron en aliados", explicó Javier Esteban Campos, investigador del Conicet. El MNT se fragmentó sucesivamente y nacieron nuevas y disímiles tendencias, tanto vinculadas con ideas nazis y antisemitas como cercanas al peronismo de izquierda y la lucha armada.
La facción que atacó el Policlínico surgió en 1962. Sobre ella, el escritor Juan Gasparini dijo: "Este asalto fue un hecho maldito dentro del nacimiento de la guerrilla en la Argentina; y tiene todas las características del fenómeno de la guerrilla peronista que se va a engendrar después, porque de la Tacuara original, que no era abiertamente antiperonista pero tampoco era properonista [no tenía nada]. Estos tipos que participan en lo del Policlínico lo hacen para romper con sus compañeros y plantear dos cosas: la lucha armada y la identidad peronista".
Alfredo Zarattini, profugo y sospechoso
"Estos dos elementos -según Gasparini- están presentes entre 1968 y 1970 en el nacimiento y desarrollo de las organizaciones armadas peronistas, con ese carácter desordenado y sangriento de la violencia que expresa el fenómeno del Policlínico y que creo que no es muy distinto de la violencia que ejercieron las organizaciones peronistas. Ahí hay un molde, y si seguimos a los demás personajes del Policlínico veremos que todos tomaron caminos políticos que estuvieron marcados por las organizaciones guerrilleras posteriores".

B. S.

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