Tuvo miedo de que su hija se ahogara, viajó a capacitarse a Estados Unidos y trajo el método de autosalvataje para niños a la Argentina
Aprender a flotar, una de los secretos de la técnica ISR Gentileza ISR Rosario
Natalia fue la primera en aplicar la técnica ISR (Infant Swimming Resource) en el país; en su escuela, da clases a 60 niños por día y capacita a personas de varíos países de la región
L. R.
Hace 12 años Natalia empezó a sentir esos miedos típicos de madre primeriza. Cuando era adolescente, un primito de ella se cayó en una pileta y aunque no hubo consecuencias -una pareja que estaba en la casa de fin de semana se dio cuenta y lo sacó a tiempo- a Natalia esa vivencia le quedó por años dando vueltas en la cabeza. Hasta que fue mamá y el miedo a que a su hija le pasara por lo mismo, volvió. “Siempre solía estar en lugares con agua porque yo era deportista y hacía triatlón. Y aunque mi hija desde el mes hizo matronatación, sabía que eso no le servía como prevención. Empecé a averiguar qué existía hasta que vi un video de la técnica ISR (Infant Swimming Resource) de un bebe de solo 11 meses y me impactó. Ella tenía un año y quise que aprendiera eso”, dice Natalia, desde Rosario, donde tiene su escuela (@isrrosario).
Pero en Argentina, allá por 2009, el ISR no existía, y juntó vacaciones pasadas y futuras en su trabajo (más una licencia que la dejó un tiempo sin cobrar su sueldo en una empresa de telecomunicaciones) y decidió viajar a Phoenix, Estados Unidos, para capacitarse en esa técnica de autosalvataje que consiste en una secuencia que se repite: la de nadar, flotar y nadar hasta alcanzar el borde, el lugar seguro, cuando se trata de niños más grandes. En cambio, los bebes de 6 meses a 1 año aprenden a controlar la respiración bajo el agua, girar sobre su espalda y flotar boca arriba sin asistencia de un adulto.
“La capacitación duró unas siete semanas, que es el tiempo que le lleva a un niño de hasta 6 años aprender la técnica. Viajé con mi hija y mi mamá para que la cuidara mientras hacía el curso para obtener la certificación. Cuando lo terminé llegué a Rosario y empecé enseguida a aplicar la técnica con hijos de amigos y vecinos. Ellos fueron mis primeros alumnos”, cuenta Natalia, que es instructora master y capacita a gente de varios países de la región.
La técnica se aplica en bebes desde los 6 meses hasta niños de 6 años Gentileza ISR Rosario
Considerada la primera causa de muerte accidental en niños de hasta 5 años, el ahogamiento es uno de los tantos miedos que surgen entre los padres en esta época del año, donde las piletas y diversos espacios de agua sirven para dar batalla al calor extremo. Técnicas como la ISR ayudan a prevenir que esto no ocurra, aunque también hay otras cuestiones tan necesarias como los cercos perimetrales (altos y con puertas que se traben de forma automática) para ganar tiempo. “El agua es un gran atractivo para los más chiquitos, ellos son curiosos y necesitan experimentar con su cuerpo, entonces se acercan a tocar y ahí se producen los accidentes. Cuando empiezan a gatear ellos van probando, ven lo que les funciona y lo que no. El problema con el agua es que no tienen tiempo de probar. Por eso es importante enseñarles esta técnica”, explica Natalia.
Cabe aclarar que no se trata de clases de natación (de hecho la mayoría que hace el curso no sabe nadar por tratarse de niños muy pequeños) y tampoco se trata de tirar a los chicos al agua, como creen muchos padres a raíz de algunos video que circulan en redes sociales. La última semana de clases tienen la particularidad de que se realizan con ropa y zapatos, porque se calcula que más el 80% de los accidentes ocurren con los chicos vestidos y ellos deben aprender a manejar la técnica con ese peso extra que implica la ropa mojada. “Vamos muy de a poco. De hecho, las clases duran 10 minutos y son todos los días durante 6 semanas. Ese es el tiempo hasta que empiezan a fatigarse y además un nene chiquito no tiene más de 10 minutos de atención -dice Natalia-. Además, con la repetición van ganando confianza, seguridad. Y todas las clases son individuales”, cuenta quien trajo la técnica al país. En esta época del año tanto ella como su marido -ambos instructores- reciben entre 40 y 60 alumnos diarios. “Hasta fines de febrero, no paramos”, dice.
Las clases duran 10 minutos y se dan todos los días durante 6 semanas
En Argentina hay unos 12 instructores certificados en esta técnica. En Capital funcionó hasta hace poco una escuela de ISR en Colegiales, a cargo de Lucía Di Bello, pero tuvo que cerrar por problemas de salud. Hay uno en zona Norte (en Tortuguitas) y otro en La Plata. También en los hay en Mendoza, Córdoba y Villa Mercedes (se pueden chequear las sedes en ISR Argentina, www.isrargentina.com.ar).
“La mayoría de los que vienen no tuvo malas experiencias, pero tal vez escucharon de un vecino a amigo a los que les pasó. Es decir, buscan la prevención. Lo que hay que tener en cuenta es que estos accidentes ocurren en cuestión de segundos, te diste vuelta, contestaste un mensaje en whatsapp y el chico se cae al agua sin que el adulto se de cuenta”, advierte Caramellino. “El método ISR los capacita para que puedan resolver conflictos en el agua y reaccionar sin pánico ante una situación de peligro, por eso las probabilidades de supervivencia ante un accidente acuático aumentan notablemente en bebés o niños capacitados en esta técnica, pero eso o significa que no necesiten supervisión de un adulto. Nada la reemplaza”, sostiene la instructora.
Aunque no hay estadísticas actualizadas de cuántos ahogamientos se producen por año, según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, en el 2019 fallecieron por esta causa 476 personas en Argentina, de las cuales 64 eran niños de 0 a 5 años, lo que significa que aproximadamente cada cinco días se ahogó un niño de menos de 5 años. Y entre los que sobreviven, el 60% tiene secuelas permanentes.
Hace 12 años Natalia empezó a sentir esos miedos típicos de madre primeriza. Cuando era adolescente, un primito de ella se cayó en una pileta y aunque no hubo consecuencias -una pareja que estaba en la casa de fin de semana se dio cuenta y lo sacó a tiempo- a Natalia esa vivencia le quedó por años dando vueltas en la cabeza. Hasta que fue mamá y el miedo a que a su hija le pasara por lo mismo, volvió. “Siempre solía estar en lugares con agua porque yo era deportista y hacía triatlón. Y aunque mi hija desde el mes hizo matronatación, sabía que eso no le servía como prevención. Empecé a averiguar qué existía hasta que vi un video de la técnica ISR (Infant Swimming Resource) de un bebe de solo 11 meses y me impactó. Ella tenía un año y quise que aprendiera eso”, dice Natalia, desde Rosario, donde tiene su escuela (@isrrosario).
Pero en Argentina, allá por 2009, el ISR no existía, y juntó vacaciones pasadas y futuras en su trabajo (más una licencia que la dejó un tiempo sin cobrar su sueldo en una empresa de telecomunicaciones) y decidió viajar a Phoenix, Estados Unidos, para capacitarse en esa técnica de autosalvataje que consiste en una secuencia que se repite: la de nadar, flotar y nadar hasta alcanzar el borde, el lugar seguro, cuando se trata de niños más grandes. En cambio, los bebes de 6 meses a 1 año aprenden a controlar la respiración bajo el agua, girar sobre su espalda y flotar boca arriba sin asistencia de un adulto.
“La capacitación duró unas siete semanas, que es el tiempo que le lleva a un niño de hasta 6 años aprender la técnica. Viajé con mi hija y mi mamá para que la cuidara mientras hacía el curso para obtener la certificación. Cuando lo terminé llegué a Rosario y empecé enseguida a aplicar la técnica con hijos de amigos y vecinos. Ellos fueron mis primeros alumnos”, cuenta Natalia, que es instructora master y capacita a gente de varios países de la región.
La técnica se aplica en bebes desde los 6 meses hasta niños de 6 años Gentileza ISR Rosario
Considerada la primera causa de muerte accidental en niños de hasta 5 años, el ahogamiento es uno de los tantos miedos que surgen entre los padres en esta época del año, donde las piletas y diversos espacios de agua sirven para dar batalla al calor extremo. Técnicas como la ISR ayudan a prevenir que esto no ocurra, aunque también hay otras cuestiones tan necesarias como los cercos perimetrales (altos y con puertas que se traben de forma automática) para ganar tiempo. “El agua es un gran atractivo para los más chiquitos, ellos son curiosos y necesitan experimentar con su cuerpo, entonces se acercan a tocar y ahí se producen los accidentes. Cuando empiezan a gatear ellos van probando, ven lo que les funciona y lo que no. El problema con el agua es que no tienen tiempo de probar. Por eso es importante enseñarles esta técnica”, explica Natalia.
Cabe aclarar que no se trata de clases de natación (de hecho la mayoría que hace el curso no sabe nadar por tratarse de niños muy pequeños) y tampoco se trata de tirar a los chicos al agua, como creen muchos padres a raíz de algunos video que circulan en redes sociales. La última semana de clases tienen la particularidad de que se realizan con ropa y zapatos, porque se calcula que más el 80% de los accidentes ocurren con los chicos vestidos y ellos deben aprender a manejar la técnica con ese peso extra que implica la ropa mojada. “Vamos muy de a poco. De hecho, las clases duran 10 minutos y son todos los días durante 6 semanas. Ese es el tiempo hasta que empiezan a fatigarse y además un nene chiquito no tiene más de 10 minutos de atención -dice Natalia-. Además, con la repetición van ganando confianza, seguridad. Y todas las clases son individuales”, cuenta quien trajo la técnica al país. En esta época del año tanto ella como su marido -ambos instructores- reciben entre 40 y 60 alumnos diarios. “Hasta fines de febrero, no paramos”, dice.
Las clases duran 10 minutos y se dan todos los días durante 6 semanas
En Argentina hay unos 12 instructores certificados en esta técnica. En Capital funcionó hasta hace poco una escuela de ISR en Colegiales, a cargo de Lucía Di Bello, pero tuvo que cerrar por problemas de salud. Hay uno en zona Norte (en Tortuguitas) y otro en La Plata. También en los hay en Mendoza, Córdoba y Villa Mercedes (se pueden chequear las sedes en ISR Argentina, www.isrargentina.com.ar).
“La mayoría de los que vienen no tuvo malas experiencias, pero tal vez escucharon de un vecino a amigo a los que les pasó. Es decir, buscan la prevención. Lo que hay que tener en cuenta es que estos accidentes ocurren en cuestión de segundos, te diste vuelta, contestaste un mensaje en whatsapp y el chico se cae al agua sin que el adulto se de cuenta”, advierte Caramellino. “El método ISR los capacita para que puedan resolver conflictos en el agua y reaccionar sin pánico ante una situación de peligro, por eso las probabilidades de supervivencia ante un accidente acuático aumentan notablemente en bebés o niños capacitados en esta técnica, pero eso o significa que no necesiten supervisión de un adulto. Nada la reemplaza”, sostiene la instructora.
Aunque no hay estadísticas actualizadas de cuántos ahogamientos se producen por año, según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, en el 2019 fallecieron por esta causa 476 personas en Argentina, de las cuales 64 eran niños de 0 a 5 años, lo que significa que aproximadamente cada cinco días se ahogó un niño de menos de 5 años. Y entre los que sobreviven, el 60% tiene secuelas permanentes.
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