viernes, 2 de septiembre de 2022

ABC DEL ESPANTO


Por mandato del cielo: el atroz crimen de una joven y su beba que reveló la peor cara del fundamentalismo mormón en Estados Unidos
Por mandato del cielo
La miniserie de Dustin Lance Black recrea el asesinato a manos de dos fanáticos religiosos y cuestiona el rol de la mujer dentro de esa comunidad religiosa, con el centro espiritual en el estado de Utah
Ramiro Pellet Lastra
Dice la Biblia que a Dios le tomó seis días crear el mundo. Luego descansó. Pero a dos de sus más devotos seguidores les tomó solo unos segundos borrar de la faz del planeta a una joven mujer y a su bebé, una “expiación por sangre” ordenada desde las alturas.
Los policías que investigaron el crimen, a diferencia del Dios bíblico, no descansaron un solo día de los diez que les tomó desanudar el caso y capturar a los homicidas en fuga. Sucedió en el estado de Utah, el centro espiritual de los mormones, la religión que al día de hoy cuenta con más de 15 millones de fieles.
El 24 de julio de 1984, el sereno pueblo de American Fork se dio de cara con el atroz asesinato de Brenda Lafferty, de 24 años, y su beba Erica, de 15 meses, ambas degolladas en su propia casa. Brenda había cometido la abominación, según lo explicaron abiertamente, de comportarse de manera resuelta e independiente, de pensar por su cuenta y tomar decisiones, renegando de la naturaleza de segundo grado y el lugar accesorio que Dios asignó a las mujeres hasta el fin de los tiempos.
Brenda Lafferty y sus verdugos
Desobediente al Señor celestial -y, sobre todo, a estos señores mormones que veían cuestionada su declarada superioridad-, Brenda estaba interfiriendo, con su confianza en sí misma y su forma de ser, con la obra divina basada en el poder masculino.
Por mandato del cielo, la serie inspirada en el libro de investigación del mismo nombre de Jon Krakauer, y estrenada en la Argentina en Star+, encara en la ficción este drama de la vida real. Lo hace desde la investigación policial, que muestra el descenso a los infiernos del fanatismo religioso, donde la vida está reglada a cada paso y no deja margen para la duda.
“En cualquier empresa humana, alguna fracción de sus practicantes estará motivada para perseguir esa actividad con un enfoque tan concentrado y una pasión sin paliativos que la consumirá por completo”, dice Krakauer en su libro, en referencia al abismo irracional que hechiza a los elegidos.
La trama de la serie sigue al oficial a cargo del caso: el detective Jeb Pyre -interpretado por Andrew Garfield-, un joven sensible y reflexivo, padre cariñoso y devoto mormón. Lo acompaña su colega detective Bill Taba, ajeno a los dogmas mormones y con una visión práctica de la vida.
¿A qué escenario se enfrentan estos oficiales? Detrás de la puerta del crimen los espera el fundamentalismo mormón, encarnado en un puñado de excéntricos con creencias mesiánicas que operan en los márgenes de la sociedad, a la que consideran moralmente desviada. Los expertos cifran en unos 40.000 los mormones fundamentalistas en Utah y el oeste del país.
“La gente busca respuestas definitivas en tiempos de incertidumbre, y así a menudo se acercan a Dios”, dijo en una reciente entrevista el director de la serie, Dustin Dance Black. “Pero cuando se vuelcan a las normas fundamentalistas, sea en religión, leyes o política, es un viaje muy peligroso. Puede llevar a un baño de sangre”.
Claroscuros
Hasta ahí los tantos son claros: fanáticos y moderados. Pero quizás el fundamentalismo no esté demasiado lejos de la corriente principal de los mormones, según plantea Por mandato del cielo. ¿En qué punto la devoción religiosa y el respeto a las normas -parece decir- pasa a convertirse en fanatismo y a considerarse la mano de Dios en la Tierra?
La serie recrea con precisión la secuencia del crimen. Cuenta cómo Brenda, una mormona entusiasta y progresista, graduada en periodismo y con una carrera en vista, se casa con Allen Lafferty, en el preciso momento en que la familia de su flamante marido se adentra en el fanatismo religioso.
Se hablaba en ese ambiente cada vez más seguido, y con más determinación, de profetas divinos y mensajes celestiales, de órdenes establecidos y obediencia a autoridades eternas, de fieles, herejes, gentiles, traidores y demás sospechosos de siempre.
La policía se lleva a uno de los autores del doble asesinato en Utah
Brenda fue distanciando, con su solo estilo, soltura y desenfado, a su marido del camino tortuoso que iba tomando el clan familiar, un camino estrecho y sin salida. Influye también sobre las mujeres de la familia, mostrándoles la posibilidad de ser más independientes, asertivas y fuertes. Brenda era la manzana podrida para los hombres más exaltados del clan: debía arrepentirse o caer, ser expiada.
Allen, el marido de Brenda, cuyo mundo estalla en pedazos tras quedarse sin familia y sin religión, llega más tarde a afirmar: “No es tan extraordinario que los mormones se aseguren que las mujeres estén en el lugar legítimo”, incitando a Jeb a cuestionarse si de veras quiere echar luz sobre el misterio, dogmas y costumbres comunes a su sociedad.
¿En qué creen estos sujetos iluminados, los familiares de Allen, que adquieren una conducta cada vez más hostil y perturbadora? En el reino de los cielos y poco más. Detestan el gobierno, sus derechos y obligaciones. Son capitalistas, dicen, pero en sus propios términos. De la Constitución solo toman lo que les conviene. Y las mujeres nacieron para obedecer a los hombres.
Así lo explica en la serie otro de los detenidos en el curso de la investigación: sus enemigos son “el presidente, el socialismo, las mujeres altivas que no conocen su lugar, los cobradores de impuestos, los gentiles que invaden nuestras vidas”.
Sometimiento
El sometimiento de las mujeres, entonces, tema central de la historia y del crimen, no podía chocar más vivamente con lo que representaba Brenda. Ella quería ganarse la vida con la carrera que había elegido. Para los iluminados de la familia Lafferty, sin embargo, eso era aliarse con el Satanás.
Black, el director de la serie, un antiguo mormón que rompió con su religión por sus puntos ciegos, dijo que siempre le habían rondado las mismas preguntas: “¿Por qué las mujeres son tratadas como inferiores a los hombres? ¿Por qué se les dice que no hay pasión o propósito fuera del hogar? ¿Qué clase de Dios cree que los hombres son superiores a las mujeres?”.
Si el libro original había levantado las defensas del establishment mormón, la nueva serie reactivó los escudos. No rebatieron la descripción de los hechos del crimen, las circunstancias familiares o la motivación de sus autores. Pero negaron que el crimen cometido por dos desalmados pudiera vincularse a la religión. Todo lo contrario: ellos utilizaron la religión para justificarse.
Gil Birmingham y Andrew Garfield, como los detectives Bill Taba y Jeb Pyre....Star+
Quizás lo que más les haya dolido fuera el cuestionamiento en general al sistema patriarcal, vigente en todas las corrientes mormonas, que hacen no solo el libro y la serie, sino muchísimos críticos de las costumbres dominantes.
“Hay muchas sectas mormonas fundamentalistas distintas, y el estatus y la libertad de las mujeres varían ampliamente en todas ellas. Pero el estatus de las mujeres mormonas, incluso en la secta principal —La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días— es abismal. Las mujeres son tratadas como ciudadanos de segunda clase y propiedad de sus maridos”, dijo  la abogada Kate Kelly, de origen mormón y promotora de los derechos de las mujeres.
“Es una religión muy regresiva y desigual en cuanto al género, hasta el día de hoy”, añadió Kelly, cuya militancia contra el patriarcado mormón en Estados Unidos le costó la excomunión.
Un grupo de Facebook denominado Post Mormon Ladies se presenta como neutral en temas religiosos, da la bienvenida a los rezos y advierte contra excesos e insultos. “La crítica extrema es solo para el mormonismo”, aclara. “Esto es para que la gente que acaba de salir de la así llamada Iglesia tenga la oportunidad de decidir por sí misma”.
“Los Santos de los Últimos Días prefieren que el guion diga: somos una minoría religiosa perseguida cuyos ancestros sufrieron muerte y destrucción a manos de un mundo enojado que no está preparado para la verdad de Dios”, escribió por su parte en Los Angeles Times la historiadora y bloguera Lindsay Hansen Park, que participó de la serie como consultora sobre el pasado del movimiento.
“El mormonismo tiene un patrón de violencia y fundamentalismo patriarcal, más allá de nuestras protestas en sentido contrario. No es que todo mormón sea violento, sino que cada mormón participa de un sistema de violencia toda vez que sostiene doctrinas de racismo, sexismo y homofobia”, añadió Hansen Park, reflexión que se hace la serie, a su manera el detective Jeb, y unos cuantos en la vida real.
“Basado en hechos reales” es una serie de notas que describe el contexto histórico detrás de ficciones internacionales.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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