miércoles, 28 de septiembre de 2022

LO QUE DEJAN LOS KKKK


La Ciudad denunció a padres por las tomas de escuelas
El conflicto se extendió a cuatro colegios y crece la tensión
Josefina Gil MoreiraLa escuela Mariano Acosta, en Balvanera, fue la primera en ser tomada
El gobierno porteño concretó su advertencia: denunció en la Justicia Penal Contravencional a ocho padres por participar junto a sus hijos de la toma de la escuela secundaria Mariano Acosta, en el barrio de Balvanera. La medida se replicó ayer en otros tres colegios, entre ellos, el “Lengüitas”. Los estudiantes protestan contra la calidad de las viandas, las prácticas en empresas, las reformas educativas y la “persecución política”. La Ciudad volvió a acusar a los gremios y al kirchnerismo por la movilización.
Ayer a la mañana un auto frenó en la puerta de la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Nº 2 Mariano Acosta, situada en Urquiza 277, en Balvanera; encendió las balizas y esperó a que una adolescente ingresara al colegio. La escena parecía parte de la rutina habitual de una chica que iba a clases, pero no lo era, porque desde el viernes pasado la escuela está tomada por los alumnos. De las rejas del edificio colgaban carteles pintados a mano que decían “Con hambre no se puede estudiar” y “Basta de persecución política”, entre otras frases. El acceso se encontraba bloqueado por bancos y los únicos que podían entrar y salir eran los estudiantes y los padres que así lo desearan, pese a no haber clases.
La escena no fue aislada. El Ministerio de Educación de la ciudad confirmó que los colegios tomados ayer fueron cuatro. Además del Mariano Acosta, la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Sofía E. Broquen de Spangenberg, conocida coloquialmente como “Lengüitas”; la Escuela Superior de Educación Artística en Arte Cerámico Nº 1 y la Escuela de Educación Media Nº 1 Federico García Lorca también se sumaron a la medida de fuerza.
Las tomas se dan tras los dichos de la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, en los que responsabilizó al kirchnerismo y a la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) por el accionar de los jóvenes. “Los alumnos y las alumnas están siendo fogoneados a tomar estas medidas violentas”, dijo la funcionaria. Anoche, el ministerio confirmó que la Ciudad, a través de la Procuración General, denunció a ocho adultos que consintieron la participación de sus hijos en la toma del Mariano Acosta. La presentación judicial se radicó en el fuero penal contravencional por infringir el artículo 58 del Código Contravencional porteño, que sanciona a quien ingrese o permanezca en un lugar público contra la voluntad del titular del derecho de admisión.
Además, se anticipó que se preparaba una demanda civil para transferirles el costo de los sueldos de docentes y no docentes por cada día sin clases debido a la toma.
Antes de la reacción oficial, Isabela Espátola, alumna del Mariano Acosta y coordinadora de turno de la toma, dijo a la nacion que la medida tiene como objetivo visibilizar cuatro reclamos. “Por un lado, el tema de las viandas, que no nos llegan en cantidad ni en calidad, porque somos alrededor de 850 personas en el colegio y nos llegan solo 120, que son una vergüenza. El sándwich de jamón y queso es cada vez más chico y, a veces, ni quisiera trae jamón. Para muchos estudiantes esa vianda significa la comida que van a ingerir durante la jornada y nosotres [sic] entendemos que con hambre no se puede estudiar. Por otro lado, el tema de las reformas inconsultas. [Horacio Rodríguez] Larreta y Acuña planean proyectos por atrás sin consultar con la comunidad educativa y así es como hoy en día tenemos que ir a hacer pasantías a empresas privadas para terminar la secundaria o los docentes tienen que capacitarse los fines de semana”, explicó Espátola, que ayer a la mañana se encontraba en la puerta del establecimiento junto a Carla Andrade, presidenta del centro de estudiantes.
Y agregó: “Por eso, en tercer lugar, queremos que el modelo educativo incluya a toda la comunidad educativa. Y por último, que termine la persecución política en los centros de estudiantes”.
Como parte de la persecución política denunciada, Andrade dijo que el viernes, tras anunciar la medida de fuerza, sufrieron un atentado para intentar frenar la toma. “El día que arrancó la toma tuvimos un corte de luz intencional para que les pibes [sic] nos fuéramos del colegio”, afirmó.
Sin embargo, la falta de luz no impidió que las cerca de 150 personas que forman parte de la toma se quedaran a dormir en la escuela viernes, sábado y domingo. Tenían previsto hacerlo también anoche. Según Andrade, sería la última noche de toma en el Acosta ya que hoy, a las 7, se prevé levantar la medida de fuerza para que puedan ingresar y tener clases todos los sectores. Si bien la toma es en el secundario, afecta al resto de los niveles que cursan en el edificio.
Julio Pasquarelli, vicerrector de la escuela, sostuvo que, a pesar de no estar de acuerdo con la medida de fuerza, apoya los reclamos de los estudiantes, por lo que permaneció en las inmediaciones de la institución durante toda la toma para asegurarse de que los chicos estuvieran bien.
Con respecto a las medidas, Acuña expresó: “Tomar una escuela es una medida absolutamente violenta que vulnera el derecho a la educación del resto de los chicos y las chicas de la escuela. Lo que es llamativo es que no son reclamos que se venían discutiendo desde antes, pasaron de cero a 100 en una sola semana. No hubo ninguna instancia de pedido de diálogo; fueron directamente a asambleas para votar tomar las escuelas y entre el listado de consignas que motivan las tomas hay reclamos insólitos. Por ejemplo, la exigencia de poder faltar a clases todo lo que ellos quieran”.
Además, Acuña denunció la circulación de un manual en el que –según indicó– aparecen los discursos que los chicos repiten y todas las instrucciones sobre cómo tomar una escuela. “Estos manuales están siendo repartidos por el kirchnerismo a través de su sindicato UTE y de distintos legisladores del Frente de Todos de la Legislatura porteña. Son ellos quienes están incitando a los chicos a tomar estas medidas violentas”, consideró.
El “Lengüitas”
En el “Lengüitas”, situado en Juncal al 3200, en el barrio de Palermo, la toma comenzó ayer al mediodía, cuando desde la vereda se podían escuchar los cantos de los estudiantes que decían “Que se vayan”, en referencia a las autoridades que aún permanecían en el colegio.
Según informó el Ministerio de Educación, el llamado “protocolo antitomas” implementado en 2018 establece que el rector debe permanecer en el colegio hasta que todos los padres sean comunicados de la situación para que, en caso de que lo deseen, puedan retirar a sus hijos de la institución.
Inés Quiroga fue una de las madres que ayer al mediodía retiró a su hija del colegio. “Ella está enojada porque no quería irse, pero nosotros como familia ya vivimos cómo es una toma y no estamos de acuerdo. Se cómo afecta a, por ejemplo, las familias de primaria y no me parece”, detalló. Fuentes del ministerio agregaron que el mismo protocolo establece la suspensión de clases en todos los niveles educativos de la institución ya que no están garantizadas las medidas de seguridad e higiene correctas.
Mientras algunos padres retiraban a sus hijos del colegio, una docente que tuvo que irse y prefirió resguardar su identidad dijo  “Estoy muy enojada. Esta toma es un delito y una vulneración de mi derecho a trabajar y los derechos de muchas otras personas. Creo que los chicos se pusieron super funda menta listas y no piensan. Además, durante las tomas están absolutamente solos y se pasan de alcohol, se pasan de porro. Trasladan la previa a una institución pública”.
Por el contrario, Nancy Vega, madre de un estudiante y parte de la cooperadora que apoya la toma, opinó: “El motivo principal del reclamo es el tema de las prácticas [profesionalizan tes] que tienen que hacer los chicos obligatoriamente. Estas no tienen nada que ver con lo que los chicos están estudiando. Por ejemplo, una de las prácticas fue ir a un hotel donde los mandaron a lavar los platos porque no estaban vestidos acorde, cuando la idea original era que atendieran el teléfono en inglés. Además, no los acompaña ningún docente. La idea no es mala, pero está mal implementada. Por otro lado, y al contrario de lo que se dijo, esta no es una medida sorpresiva, ya se sabía que esto era una posibilidad después de haber hecho tantas sentadas, cartelazos, caravanas educativas, paros estudiantiles y otras manifestaciones”. la nacion intentó comunicarse con la presidenta del centro de estudiantes, pero no recibió respuesta.

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