viernes, 30 de septiembre de 2022

CRISIS EDUCATIVA....KKKKK


Son casi 12.000 los alumnos afectados por las tomas de escuelas porteñas
No cede la protesta; se mantienen ocupados 12 colegios estatales
Mauricio GiambartolomeiUn grupo de estudiantes planteó públicamente ayer los reclamos de las 11 escuelas públicas porteñas tomadas
No cede la protesta estudiantil en 12 escuelas secundarias de gestión pública de la ciudad de Buenos Aires y ya afecta a casi 12.000 alumnos que deberían concurrir normalmente a cursar sus estudios. Ayer, en solidaridad con la protesta “por más y mejor cantidad de viandas y problemas de infraestructura edilicia”, se sumó el colegio preuniversitario Carlos Pellegrini.
Los especialistas en educación advierten que la protesta agrava la crisis de aprendizaje.
Con discusiones en algunos establecimientos donde los alumnos votaban ayer si se plegaban o no al reclamo estudiantil que se inició el viernes pasado, la toma de los colegios porteños comienza a transitar días críticos. Lejos de bajar el grado de conflictividad el problema amenaza crecer aún más mientras no aparecen canales de diálogos entre las partes. En este escenario la cantidad de alumnos afectados que están perdiendo horas de aprendizaje crece con el correr de las horas.
Hasta anoche eran 12 los establecimientos porteños de gestión estatal que estaban en conflicto –tomados o con los estudiantes pernoctando en sus instalaciones– si se suma a esa lista la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El Colegio Nacional, también de la UBA, debatía de qué forma solidarizarse con sus pares, lo que engrosaría el número de estudiantes afectados.
Un pequeño grupo de estudiantes que representaban a todas las escuelas ocupadas ayer dieron una breve conferencia de prensa en la vereda de la Escuela Superior de Educación Artística en Arte Cerámico Nº 1, ubicada en Bulnes 45. Los adolescentes confirmaron sus reclamos, entre ellos el refuerzo de viandas y las deficiencias en la infraestructura.
Según la información del Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires son 9322 los alumnos de todos los niveles (inicial, primario y secundario) que hoy se ven afectados en la rutina escolar por las protestas estudiantiles, principalmente, grupos de chicos del secundario. Pero si se suman los 2305 alumnos que asisten al Pellegrini, en tres turnos, el número de afectados supera los 11.700.
La Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Nº 2 Mariano Acosta, de Balvanera, fue la primera en iniciar la toma, el viernes pasado, y también la primera en la que sus alumnos votaron anteayer por levantarla “para que los otros niveles puedan tener clases”.
El universo de estudiantes de toda la ciudad y en todos los niveles ronda los 600.000 alumnos de escuelas públicas y privadas. El conflicto de las tomas tiene como escenario las secundarias de los colegios públicos, que tienen una matrícula de unos 99.000 estudiantes.
De acuerdo con el último relevamiento, los establecimientos ocupados por los alumnos, donde no se están dictando clases, son la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Sofía E. Broquen de Spangenberg (más conocida como Lengüitas), adonde asisten unos 800 estudiantes. Además, la Escuela Superior de Educación Artística en Arte Cerámico Nº 1, la Escuela de Educación Media Nº 1 Federico García Lorca, el colegio Nº 3 Mariano Moreno, el Liceo Nº 5 Pascual Guaglianone, la escuela de Educación Media Nº 3 Osvaldo Pugliese, la escuela de Educación Media Nº 7 María Claudia Falcone, la escuela de Educación Media Nº 2 Agustín Tosco, la escuela de Enseñanza Media Nº 16 Rodolfo Walsh y el colegio Nº 8 Julio Argentino Roca. A ellos se les sumó el Pellegrini.
Ayer, los alumnos del Colegio Nº 19 Luis Pasteur, de Navarro 4344, en Villa Devoto, decidieron terminar la medida de protesta y hoy volverán a las aulas normalmente. Mientras que decidieron sumarse a la protesta los alumnos del Colegio Nº 4 Nicolás Avellaneda, establecimiento ubicado en El Salvador 5528, de Palermo.
Aprendizaje en peligro
Mejoras en las viandas escolares, reformas inconsultas, un modelo educativo que incluya a toda la comunidad y que cese la persecución política en los centros de estudiantes son los cuatro puntos que iniciaron la ocupación en el Mariano Acosta. Para algunos especialistas consultados ayer por la nacion, los derechos de los estudiantes pueden debatirse, pero quizás en otros ámbitos que no afecten la rutina escolar diaria.
“La educación argentina ya estaba en crisis antes de la pandemia y se agravó con la pandemia. El escenario por la crisis actual es el que no se puede perder ni un minuto de clases porque los resultados de aprendizajes se deterioraron por la pandemia. Este era un barco averiado que recibió el misil de la pandemia”, opinó Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050, una organización sin fines de lucro que trabaja desde hace 15 años por la educación argentina.
Sin embargo, y a pesar de las tomas, el profesor de la Facultad de Derecho de la UBA, entre otras instituciones, plantea la necesidad de generar un ámbito de debate para escuchar todos los reclamos. “Perder clases no ayuda, pero no hay que quedarse con el análisis general. A los grupos de alumnos que llevan adelante las tomas hay que comprenderlos, no estar de acuerdo no implica no saber escucharlos. Es un diálogo, hay que hacer el esfuerzo de comprender todas las posturas. Comprender es difícil, pero se tiene que hacer el esfuerzo”, agregó.
“Es un momento clave para escuchar, dialogar, buscar el mejor ámbito. La toma no es una norma, se debe encontrar otro lugar para hacerlo”, diferenció Álvarez Trongé.
Con esta idea coincidió Guillermina Tiramonti, licenciada en Ciencia Política y magíster en Educación y Sociedad, investigadora de Flacso. “Los reclamos se deben plantear, pero no en la escuela, sino en otros lugares públicos, sin interrumpir las clases. Los argumentos que llevan adelante la toma no concuerdan con los estudiantes que protestan. Ninguno tiene hambre y es una tomada de pelo para quienes sí tienen”, apuntó.
Tiramonti sostuvo que con la suspensión de las clases y otras medidas que tienen lugar en los colegios no solamente se pierden horas de clases, sino también “la socialización de la juventud”, que confunde la forma de reclamar. “Los jóvenes deberían saber que la disputa política no tiene que implicar la pérdida de derecho de los alumnos. Desde la toma se está reproduciendo una acción política que lastima a los demás”, reflexionó la investigadora.
La experta argumentó que perder tiempo de aprendizaje después de tantos meses con las escuelas cerradas durante la pandemia es una nueva interrupción del proceso pedagógico y eso es peligroso porque puede agravar la crisis educativa. “Es increíble que no haya instrumentos para sancionar a los que promueven y realizan las tomas. Hay que tener un sistema de regulación para que la escuela pueda cumplir su función de educación y sociabilización”, planteó Tiramonti.
Para el diputado nacional de Juntos y exministro de Educación de la Nación Alejandro Finocchiaro, la Argentina no puede perder más días de clases, una constante desde el regreso de la democracia. “Se perdieron seis ciclos lectivos completos, más de 1100 días de clases desde 1984, y eso no puede ocurrir más en la era del conocimiento”, ejemplificó.
“La del conocimiento es una carrera que tenemos que ganar porque la educación es un puente hacia el trabajo, donde se construye ciudadanía, si eso se pierde se destruye el tejido social. En 2001 no pasó eso, hubo crisis, pero la gente pudo volver a encontrar trabajo; hoy la situación es que hay gente por fuera del sistema y no sabe hacer nada, eso es producto de haber desperdiciado tiempo de capacitación”, opinó Finocchiaro.•

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