jueves, 29 de septiembre de 2022

LEGADOS KKKK


Advierten que el kirchnerismo está detrás de la agitación estudiantil en los colegios porteños
Así lo plantean fuentes de la administración de Rodríguez Larreta y especialistas
Mariano de Vedia
Sin demandas concretas significativas ni pedidos de reuniones para plantear reclamos, las tomas de escuelas porteñas reflejan una fuerte politización de agrupaciones estudiantiles ligadas al kirchnerismo. Así lo advierten legisladores y especialistas en educación que siguen con inquietud las protestas.
Un planteo del Normal 5, por ejemplo, expone las razones del descontento y ubica en el segundo punto de los reclamos a “los comentarios del jefe de gobierno de la ciudad, [Horacio Rodríguez] Larreta, sobre el intento de magnicidio de nuestra vicepresidenta”. A los dirigentes estudiantiles les pareció grave que Larreta declarara que el feriado decretado por el presidente Alberto Fernández fue “una pérdida total de clases”. La misma demanda está en petitorios de otras comunidades estudiantiles.
En una escuela de Palermo se hizo hincapié en el reclamo de “viandas en mejor estado”, teniendo en cuenta que “para muchos es la única comida que reciben en el día”. En rigor, en las escuelas medias de jornada simple no se entregan viandas de almuerzo, sino un “refrigerio”, una especie de refuerzo del desayuno o de la merienda. La mayoría, en un barrio de clase media, almuerza en su casa, señalan las fuentes consultadas.
Como ocurrió con la polémica por la apertura de escuelas en la pandemia o el uso del lenguaje inclusivo, en los conflictos sobre educación el gobierno de Larreta exhibe una faceta más propia de los “halcones” que de las “palomas”, para usar la jerga de Juntos por el Cambio. “La decisión es mantener las denuncias penales y civiles contra los padres que avalan las tomas”, afirman en el oficialismo porteño, y, al insistir en la politización de las ocupaciones de edificios públicos, argumentan que los que impulsan las protestas “son minoría”.
“En la ciudad hay 170 escuelas secundarias y el kirchnerismo controla 15 centros de estudiantes. Hay varios conducidos por agrupaciones de izquierda, y en la mayoría los chicos se organizan pero no tienen una representación partidaria”, revelaron cerca de la ministra Soledad Acuña.
Los centros suelen tener autonomía –especialmente los del Nacional de Buenos Aires y el Pellegrini– y no tiene demasiado peso la Federación de Estudiantes Secundarios, que hace unos años creó una red de centros estudiantiles, de buen diálogo con las autoridades nacionales. Franja Morada, por ejemplo, ganó hace un mes y medio el centro de estudiantes de la Escuela de Educación Técnica de Villa Lugano, que depende de la UBA.
La ley que consagra el derecho a constituir centros de estudiantes en secundarias estatales fue sancionada en 2013, durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner. Desde entonces, se buscó fortalecer el vínculo con los jóvenes. Aunque minoritaria, esa identificación que se percibe en algunas escuelas tiene una presencia más fuerte en los gremios docentes. No logra consolidarse, sin embargo, entre los estudiantes universitarios.
Desde 2017, cuando se sucedieron tomas simultáneas en más de 20 escuelas porteñas, la lista El Acostazo, afín a La Cámpora, conserva la mayoría de la representación estudiantil en la Escuela Mariano Acosta, uno de los centros educativos más emblemáticos. En aquella protesta, para resistir un proyecto de reforma escolar, cobró notoriedad la presidenta del centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, Ofelia Fernández, que tenía 17 años y hoy es legisladora porteña por el Frente de Todos. Diputados de Juntos por el Cambio advierten hoy conexiones entre dirigentes estudiantiles y la Legislatura.
En mayo pasado, Fernández presentó un proyecto de ley para “garantizar una alimentación adecuada” en las instituciones porteñas. “El viernes en que se decidieron las tomas hubo instancias de diálogo y una reunión en el Lengüitas con funcionarios del ministerio y las consignas de los chicos no eran claras. Ya tenían decididas las tomas”, evaluó la legisladora porteña Manuela Thourte (UCREvolución).
Las tomas de 2017 marcaron un punto de inflexión, tras la presentación de una denuncia de abuso contra una alumna, que habría ocurrido en el Nacional de Buenos Aires. En esas protestas, la Ciudad recurrió a la Justicia y procesó a 40 padres que avalaron tomas en las que se cometieron destrozos.
Más allá de las derivaciones políticas, un temor adicional es que se aliente un enfrentamiento de padres contra padres. “Mientras algunos de ellos respaldan a sus hijos e, incluso, les llevan la bolsa de dormir, otros protestan porque se avasalla el derecho a tener educación”, reveló una fuente educativa.

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Entre protocolos internos para cumplir la protesta y el papel de los padres
Los adolescentes rechazan estar influenciados por la política; critican la gestión local
Josefina Gil Moreira
Al igual que en otros cinco colegios porteños, la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Sofía E. Broquen de Spangenberg, más conocida como “Lengüitas”, en la jornada de ayer se percibió una situación más radical. En la sede de Palermo, aparecieron carteles con las consignas “Lxs alumnxs no somos mano de obra gratuita”, “Basta de desinformación” y “Queremos viandas dignas”, entre otras.
¿Cómo se organizan los alumnos durante la toma? Félix Kepel, alumno de 5° y participante de la protesta, dijo  “Tenemos distintas comisiones para organizarnos. Por ejemplo, de limpieza, de medios, de actividades y de seguridad. Es mentira que dentro del colegio hay descontrol. Somos gente muy responsable. Sabemos que estamos en una toma y no vamos a venir acá a hacer cualquier cosa”. Además, contó que el clima es muy tranquilo, que toman mate en el patio, duermen en bolsas de dormir y se llevan bien entre ellos. Sobre la comida, señaló que hasta ahora fueron los padres quienes les compraron y acercaron pizzas y empanadas.
Juana Kogutek, otra estudiante de 5° año que ayer se encontraba en la puerta del establecimiento, agregó que la organización de la toma está plasmada en un protocolo interno que, afirmó, fue redactado y votado en su centro de estudiantes: “Tenemos un protocolo interno para mantener la toma en las mejores condiciones posibles. Fue redactado y votado por nosotros mismos y es un protocolo de organización, no de contenidos”.
En la Escuela Mariano Acosta, que ayer levantó la toma, también se organizaron en comisiones. Carla Andrade, presidenta del centro de estudiantes, detalló: “Nosotres [sic] nos organizamos en cinco esquemas: actividades, para saber qué actividades se van a hacer; comida y finanzas, para poder comprar comida, hacerla y garantizar todas las comidas; seguridad y logística, que se encarga de que no pase gente externa; y el esquema de género por cualquier cuestión que suceda durante la toma”. Andrade dijo que contaron con el apoyo de padres y familias, de la Red Nacional de Centros de Estudiantes (Renace) y de la Defensoría del Pueblo, que los asesoró sobre qué documentos firmar y cuáles no.
Desde la Escuela Superior de Educación Artística en Arte Cerámico N° 1, la presidenta del centro de estudiantes, Paola Romero, dijo: “A diferencia de lo que en general se imagina la gente, no comemos arroz todos los días. La comisión de alimentos piensa y cocina un menú muy variado y apto para vegetarianos, veganos, celíacos y las dietas de cada persona”. E informó que duermen en bolsas de dormir o colchones inflables en aulas: “Cada curso duerme junto para que no se mezclen los más chicos con los más grandes”.
El Acosta fue el primero en implementar la medida de fuerza y también en levantarla. Sin embargo, para seguir visibilizando los reclamos ayer los estudiantes comenzaron un pernocte, una instancia “anterior” a la toma, que implementan las escuelas Luis Pasteur, Julio Cortázar, Claudia María Falcone, Juan Ramón Fernández y Normal N°8. “El pernocte significa que no rige el protocolo antitomas y permite que haya clases”, sostuvo una alumna del Acosta.
El miércoles pasado, la ministra Soledad Acuña denunció la supuesta circulación de un manual en el que aparecen los discursos que los chicos repiten y las instrucciones sobre cómo tomar una escuela: “Estos manuales están siendo repartidos por el kirchnerismo a través de su sindicato UTE, y de legisladores del Frente de Todos de la Legislatura. Son ellos quienes están incitando a los chicos a tomar estas medidas violentas”.
La madre de una alumna del Lengüitas que pidió reserva de su identidad compartió   el documento, que recibió por un chat de padres del colegio: de dos páginas y titulado “Toma de colegios” hace referencia a “cuatro puntos fuertes” de reclamo y a cada uno se le asigna una pequeña explicación y una consigna escrita en mayúsculas que resume el reclamo.
En primer lugar, aparece el tema de las viandas. “No podés seguir estudiando con hambre, viandas de calidad, variadas y cantidad necesaria (CON HAMBRE NO SE PUEDE ESTUDIAR)”, se lee. El segundo punto es la “persecución política” y se amplía: “Estamos cansades [sic] de ver cómo supervisión persigue a nuestros centros de estudiantes, por ejemplo, con la ley de centros de estudiantes, con llamados apretando y metiéndose en la autonomía del centro (LOS SUEÑOS NO SE PROSCRIBEN)”.
Luego, las “medidas inconsultas”, que se explican así: “Estamos cansados de que cada semana nos encontremos con una reforma nueva, que una vez más deje de lado a nuestra comunidad educativa (NO ACAPAREN NUESTROS SUEÑOS)”. Y, por último, aparece el “modelo de educación que queremos”, según el cual la idea es llevar a todos los colegios a “rediscutir y repensar el modelo de educación que queremos para después ponerlos en común y unificarlos entre todos los colegios”. Los alumnos participantes de las tomas negaron la acusación de Acuña.
“Ningún partido nos pasó ningún discurso. Las tomas son decisión de cada colegio. Nadie vino a convencernos ni a lavarnos la cabeza, sino que entre nosotros hablamos sobre lo que nos iba pasando y, como no nos escucharon, llegamos a esta medida en comunicación con otros colegios. Los ejes de por qué se hacen las tomas son muchas veces compartidos con otros colegios. Las cuatro consignas de las que se habla vienen de nosotros y otros colegios en conjunto”, aclaró Kogutek.
Constanza de Carlo, compañera de Kogutek, agregó: “Nunca vimos el famoso manual ni sabemos de dónde salió. Esto no es algo partidario, es algo que nos pasa. Nuestro centro de estudiantes es apartidario, tiene gente con diferentes ideologías y sin embargo coincidimos en que las razones de la toma son pertinentes”. En esa línea, Romero afirmó: “Nuestra escuela realizó su protocolo de toma a la medida de nuestro colegio. No hemos nunca aceptado otro protocolo ni teníamos idea de la existencia de ese famoso documento”.

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