miércoles, 3 de mayo de 2023

CRIMEN ORGANIZADO


La captura de La Diabla revela la expansión del narco rosarino
La cantante de trap actuaba en San Nicolás; otros operan en el conurbano.
Germán de los SantosBrenda Leguizamón, La Diabla, usaba un local de venta de ropa como fachada
ROSARIO.– El crimen organizado santafesino extiende sus tentáculos hacia el sur, con relaciones cada vez más aceitadas y, también, con operaciones directas. Se detectó que Los Monos se proveen de cocaína en sectores del conurbano, como General Rodríguez y Moreno, pero también empieza a verse que el territorio bonaerense comenzó a ser una plataforma de expansión para las bandas rosarinas más consolidadas.
San Nicolás es la ciudad bonaerense más cercana a Rosario. Están separadas por unos 60 kilómetros, pero a pesar de que pertenecen a distintas provincias, la relación es estrecha. Brenda Leguizamón es una cantante de trap conocida como La Diabla que eligió San Nicolás para mudar su negocio de venta de drogas –tanto directa como la provisión de cocaína y marihuana a otras organizaciones locales–, según detectó una extensa investigación que realizó la policía de Buenos Aires junto a la fiscal de San Nicolás Verónica Marcantonio.
La historia de Brenda Leguizamón trascendió a los medios antes de que fuera detenida, la semana pasada, en medio de un operativo de la policía bonaerense que incluyó 24 allanamientos, 20 de los cuales fueron en San Nicolás y cuatro, en Rosario.
La Diabla es la hermana de Brisa Milagros Leguizamón, protagonista junto a su pareja, Esteban Rocha, del casamiento narco que el 29 de enero del año pasado terminó en una masacre. Esa vez, un grupo de sicarios tendió una emboscada a uno de los invitados de la boda, adonde concurrió la elite del narcotráfico rosarino, entre ellos, Iván Giménez, quien fue acribillado en un Audi TT junto a su pareja, Érica Romero, y la hija de ambos, Elena, de un año. La Diabla estaba en la fiesta, y en las redes sociales hizo gala de un vestido amarillo intenso, pero en ese momento, a diferencia de su hermana, no tenía deudas con la Justicia.
Como la boda terminó de manera trágica y sangrienta, los novios huyeron. Fueron detenidos un año después, en enero pasado, en Asunción, donde se sospecha que un grupo narco local les daba refugio en un edificio lujoso. El casamiento no solo expuso la ostentación de estos jóvenes narcos: abonó las sospechas de que la venta de drogas les daba la renta necesaria para mantener ese estilo de vida.
Como sus cuñados se fugaron, La Diabla quedó al frente del negocio narco. Pero en Rosario tenía todos los focos encima, tras la trágica boda en Ibarlucea. Entonces, decidió mudar su empresa a San Nicolás.
Según la investigación judicial, Leguizamón llevó con ella a sus hermanos, Ignacio y Nadin Albornoz. La joven trapera alquiló un local donde vendía ropa. El negocio se llama Bichota Girl Femenina y está ubicado en Gerónimo Costa y avenida Moreno, de San Nicolás.
La lupa de los investigadores
Después de que el 26 de julio de 2022 detuvieron a uno de los dealers que trabajaban para ella con 30 gramos de cocaína y una balanza, los investigadores policiales empezaron a seguir a esta organización para profundizar la pesquisa y llegar a los líderes.
En un extenso trabajo de seguimiento, la Justicia bonaerense comenzó a armar un rompecabezas, que tenía a La Diabla como la encargada de vender cocaína al menudeo, pero que a veces también proveía a otros “transas” nicoleños.
Los investigadores comenzaron a delinear los perfiles del entorno de La Diabla y llegaron a la conclusión de que varios vendedores de droga rosarinos se habían mudado a San Nicolás. Así, los policías y la fiscal Marcantonio comenzaron a sumar más protagonistas a una trama que dejaba en claro que la banda narco se había instalado en esa ciudad del norte de Buenos Aires.
El 30 de enero pasado, la policía de Buenos Aires secuestró cinco kilos de marihuana y 145 gramos de cocaína tras interceptar un Citroën C3 que había salido del local de ropa que La Diabla usaba de pantalla. En el auto iban Lautaro Olazábal, Patricia Gómez y Nadin Albornoz.
Tras el seguimiento a los alfiles que tenía La Diabla en San Nicolás para vender drogas, los investigadores determinaron cómo funcionaba la banda. El martes pasado se realizaron 24 allanamientos, casi todos en San Nicolás. Fueron detenidos nueve sospechosos en la causa de la fiscal Marcantonio.
Entre las casas allanadas por orden del fiscal federal de Rosario Claudio Kishimoto hay varias que son de la familia de Pinky Rocha, el cuñado de La Diabla, detenido en Paraguay a principios de este año. Por ejemplo, los investigadores allanaron una casa en Antártida 1240 que pertenece a José Enrique Rocha, padre de Pinky. Según la investigación, toda la familia se dedicaba a la venta de drogas.
La Diabla tenía tiempo para dedicarse a la música e invertir parte del dinero que obtenía con la distribución de cocaína en la producción de videos para YouTube.
En el clip “Brenda Legui”, La Diabla se presenta y aclara: “Conmigo no se juega; yo te doy batalla”, y se escucha una ráfaga de ametralladora. La letra de la canción no contiene muchas metáforas, como es común en este estilo del trap. “Al que tira le esquivo todas las balas”, canta La Diabla, que admite en el tema: “Más de uno tiene miedo cuando dice mi nombre”. Y, como si fuese una declaración de principios, lanza: “Sigan hablando, mientras más hablan más facturamos. Quiero más money”.
“Rosario siempre estuvo cerca”
La droga que vendía La Diabla en San Nicolás provenía de Rosario. Se sospecha que la banda de Los Monos proveía a esta joven. En varias investigaciones aparece un ida y vuelta narco entre Santa Fe y Buenos Aires.
Por un lado, hay bandas que se proveen en el conurbano de su principal insumo: la cocaína. Se detectó que miembros de la principal organización criminal de Rosario, Los Monos, se asentaron en lugares claves de la provincia de Buenos Aires, como los partidos de Moreno, San Martín y General Rodríguez.
Por otro lado, en investigaciones judiciales se advierte que hay narcos de Santa Fe que hicieron pie en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), como un mercado nuevo y paralelo al de la provincia.
Por ahora la droga se importa o exporta a otros distritos del país, pero no hay relación entre las organizaciones que generen alertas de que se vaya a crear un cartel más poderoso. Igual, es algo que se sigue con atención desde Buenos Aires. Se identificaron casos en los que el intercambio también se dio con sicarios: rosarinos que van a ejecutar trabajos a Buenos Aires, y viceversa.
Hay engranajes del narcotráfico rosarino, ligados a Los Monos, que empezaron a asentarse en Buenos Aires. Es el caso de Leonardo Saravia, conocido como Leo Rey. Otro es Daniel Godoy, oriundo de la zona norte de Rosario e instalado en Moreno, un lugar del conurbano donde la violencia narco supura de manera similar que en Rosario.
Ambos traían cocaína desde el conurbano. Leo Rey, que tenía relación directa con el fundador de la banda de Los Monos, Ariel Cantero, el Viejo, fue detenido cerca de Pergamino el 18 de marzo pasado con 22 kilos de cocaína de máxima pureza.
Esa droga iba primero a un laboratorio clandestino en la localidad santafesina de Pérez, donde la estiraban con insumos químicos hasta superar los 100 kilos, que –según los investigadores consultados por Aire de Santa Fe– les alcanzaba para la comercialización en los búnkeres de Villa Banana y Vía Honda para todo un mes. Leo Rey había pagado 198.000 dólares ese cargamento.
Esa inversión, según las fuentes, la recuperaban en menos de 30 días y obtenían una ganancia neta de unos 300.000 dólares con la venta al menudeo. Daniel Godoy cambiaba la recaudación de los búnkeres por dólares blue en la cueva del financista Marcelo Fornes, que terminó condenado por lavado de activos, Leo Rey usaba el mismo método, porque los billetes en pesos se hacen difíciles de acopiar y no sirven para pagar a los proveedores bonaerenses.
Otro clan asentado en el conurbano era el que lideraba Ramón Insaurralde, que se había mudado a Lomas de Zamora, desde donde dirigía la organización, que tenía puntos de venta en distintos barrios de Rosario, focalizados en el sudoeste.
Este grupo criminal fue detenido en 2017 y condenado tres años después en un juicio en el fuero federal, en el que el fiscal Federico Reynares Solari aportó pruebas para que el tribunal dictara condenas de entre 3 y 18 años de prisión. Se detectaron operaciones de lavado de activos en San Nicolás, donde los cabecillas adquirían autos de alta gama, y se identificaron operaciones inmobiliarias en Córdoba y Rosario.
Otros narcos se animaron a llegar hasta la Capital. Por ahora parecen casos aislados, pero preocupan.
Uno de ellos era Ignacio Actis Caporale, detenido a principios de abril pasado, luego de que se descubrió que enviaba cocaína a Europa en encomiendas por una empresa postal. “Ojito” –que estando prófugo corría carreras y fue arrestado en el autódromo de la ciudad cuando estaba para competir– acopiaba la droga en un estacionamiento de Palermo, a metros del Cinemark que está en el shopping Alto Palermo.
Otro era José Matías Ruiz, el Tucu, oriundo de Santa Fe, que estaba preso y en las salidas transitorias vendía la droga de Los Monos.

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