martes, 29 de agosto de 2023

La película se titula Las dos Mariette y llegará pronto a las salas porteñas.


UN SECRETO GUARDADO POR 70 AÑOS
EL DOCUMENTAL LAS DOS MARIETTE CUENTA LA HISTORIA DE UNA MUJER QUE OCULTÓ SU ORIGEN JUDÍO HASTA HOY
— texto de Martín Wain —LA PROTAGONISTA Mariette Diamant llegó en 1940 al país con sus padres, huyendo del nazismo.se educó y armó una familia en un marco católico
Mariette camina por su barrio, Recoleta, paraguas en mano por si llegara a llover. En off, se oye su voz: “Qué cosa increíble, este problema de miércoles me jodió toda la vida. Yo no sé si alguien se puede dar cuenta de eso”. El problema de miércoles no es otro que un secreto que mantuvo durante 70 años. Enseguida, su voz ofrece las primeras pistas: “¿Vos te casaste con un judío?”, le pregunta, ahora en una conversación telefónica grabada, a la directora del documental, Poli Martínez Kaplun. La película se titula Las dos Mariette y llegará pronto a las salas porteñas. Es el cierre de una trilogía de la cineasta que se inició con Lea y Mira, donde filmó a dos mujeres de más de 90 años que habían sobrevivido al campo de exterminio de Auschwitz. “La temática me apasionaba, aunque también me parecía ajena, como si eso no tuviera que ver con mi familia”, cuenta. Hasta ese entonces conocía su historia como un episodio exótico. Pero sus abuelos, de origen judío, habían emigrado cinco veces antes de llegar a la Argentina, escapando de Europa. “Comencé a interrogarme –detalla Martínez Kaplun– sobre cómo mis abuelos, alemanes que vivían en Berlín cuando Hitler asumió el poder, habían logrado escapar de Alemania y cómo, paso a paso, habían logrado reconstruir sus vidas”. El segundo documental fue La Casa de Wannsee, que significó abrir el telón de su propia historia. Y durante una proyección de ese film, alguien se acercó y le dijo: “Tenés que conocer a una señora que hace poco empezó a hablar de un pasado oculto”.
Después de la caminata, Mariette Diamant, de 90 años, se persigna en el interior de una iglesia. Allí se casó en agosto de 1955. Su marido era marino .“me casé muy enamorada”, cuenta. Educada en un colegio de monjas, ella escuchaba la misa con devoción. Pero a los 17 años algo cambió: su mamá le dijo que su padre era judío. Se lo contó y nunca volvieron a hablar del tema. Jamás. Ella creció como su madre quería, en un “buen ambiente” religioso y social. Guardó silencio y no preguntó nada. “¿Qué iban a decir mis compañeras cuando supieran que yo era judía? En la mayoría de las clases del colegio, siempre se decía algo contra los judíos. Yo misma lo decía”.
Cuando empezó a salir con chicos, también lo ocultó. Primero salió con un muchacho de “una familia tradicional argentina”. Después, con un médico. Finalmente, con quien sería su marido. Hoy sabe que contar su historia genera una ruptura en su propia descendencia. “Todos me dijeron que no hiciera esta película –reflexiona Mariette frente a la cruz–. Pero yo me siento con el deber, por amor al prójimo”. En el documental hablan primero algunas amigas de toda la vida. “Nos dábamos cuenta de que eran distintos”, reconoce una de ellas, y deja perpleja a Mariette.
Había indicios claros: su familia dejó su París natal el día que los nazis entraron a la ciudad. Se mudó a un pueblo del sur de Francia y ahí la bautizaron, a los 7 años. Comenzó a aprender el Padre nuestro, en francés. Su padrino era un marqués (“un amigo especial de mamá”), que luego les daría una carta dirigida al hijo de José Evaristo Uriburu, antes de viajar a la Argentina; llegaron en octubre de 1941.
El apellido francés resultó una ventaja. “Acá lo francés era muy apreciado”, recuerda. Su mamá tenía charm, “todo el mundo la adoraba por eso”. La apariencia era un tema clave: cortesía, educación, estética.
Ni en años de terapia Mariette se animó a hablar del tema. Pero hoy sufre por siete décadas, sobre todo, de no preguntar nada. Ella perdona: sabe que en su casa le mintieron por una cuestión de supervivencia. Fue la manera de escapar de los nazis, y luego de protegerse. La duda es por qué ella hizo lo mismo con sus hijos. Decirles hoy la verdad parece fácil visto desde afuera, pero no lo es.
En mesas de té con amigas se arman debates sobre el judaísmo, las etnias, las culturas. Sobre la identidad. Sobre racismo. Los encuentros familiares adquieren una tensión inesperada. ¿Le recriminan sacarlo a la luz y traicionar a la abuela? Las entrevistas con la directora empiezan a ser incómodas. Y por momentos, fascinantes.
Aparece un nuevo grupo de apoyo para Mariette: sobrevivientes y niños escondidos del Holocausto. Nunca es demasiado tarde para sacar la verdad a la luz.

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