domingo, 24 de septiembre de 2023

ANIVERSARIO Y HOMENAJE


Pablo Neruda, un legado que va más allá de la poesía
Hoy se cumplen cinco décadas del fallecimiento del premio Nobel chileno y habrá un homenaje en la Casa Museo de Isla Negra, una de las tres viviendas del autor de Confieso que he vivido
Lucía Vázquez GerF. Neruda con Matilde en el bar de la casa de Isla Negra
Se celebra medio siglo de su muerte; Chile le rendirá homenaje en su casa de Isla Negra, convertida en un museo.
Podría decirse que además de poeta, premio Nobel, diplomático y político, Pablo Neruda fue un gran escenógrafo. Las tres casas que dejó como legado parecen puestas en escena listas para una obra, o bien poemas en un espacio donde las cosas, quietas, dan pistas de distintas facetas de este personaje nacido en Parral, el 12 de julio de 1904 y fallecido un 23 de septiembre, hace cincuenta años. Hoy, a las 12, habrá una ceremonia en su homenaje en la Casa Museo de Isla Negra. Asistirán autoridades de gobierno y el directorio de la Fundación Pablo Neruda, según informó Fernando Sáez García, director ejecutivo de la fundación.
El espacio aparece con fuerza en la lírica nerudiana como él mismo narra en sus memorias, Confieso que he vivido: “Se comenzó por infinitas playas o montes enmarañados una comunicación entre mi alma, es decir, entre mi poesía y la tierra más solitaria del mundo. De esto hace muchos años, pero esa comunicación, esa revelación, ese pacto con el espacio, han continuado existiendo en mi vida”, escribió. “La naturaleza allí me daba una especie de embriaguez”, recuerda sobre el vínculo con la naturaleza originado en la infancia en la ciudad de Temuco, en la región de la Araucanía, donde creció.
La naturaleza se hizo presente en sus poesías, pero también en sus casas. El imaginario nerudiano traspasó su verso y se trasladó a estas escenografías que quedaron congeladas como testigos de la historia de un ícono de la literatura universal. La Fundación Pablo Neruda custodia estas casas museos que invitan al público a conocer algunos de los recovecos del hábitat del Nobel, mostrando varios Nerudas detrás de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes, como se llamaba en verdad. Neruda inventó ese seudónimo para ocultar las poesías a su padre, cuando aquél no estaba de acuerdo con que su hijo fuera poeta.
La casa de Isla Negra está ubicada al sur de la comuna de El Quisco, en la región de Valparaíso, a menos de dos horas de Santiago, rumbo al Oeste. Se eleva como una construcción alargada, encastrada entre las rocas justo frente al océano Pacífico. Neruda la adquirió en 1939 a un marino español cuando buscaba un espacio para escribir su Canto General. Al principio, la edificación era pequeña; pero con el tiempo fue creciendo y ampliándose de forma horizontal, emulando, dicen, la geografía de Chile. Aquí, la teatralidad embebe el lugar. La sala de estar parece una escena de un espectáculo en pausa con mascarones de proa de barcos antiguos y ángeles que cuelgan desde el techo como si fueran los personajes conversando frente al mar. En el comedor, también se respira un aire teatral entre otros mascarones que se miran en silencio en torno a la mesa. Con más de 3500 objetos, el recorrido puede ser interminable.
“Esta casa está llena de las cosas que a él más le llenaban la vida”, comenta a la nacion Carolina Rivas, directora del museo. Colmada de objetos, la vivienda es una huella del Neruda coleccionista. Hay flotas de veleros embotellados dentro de botellas de vidrio; insectos, como mariposas o escarabajos; instrumentos; artículos náuticos y cartográficos; brújulas y réplicas de barcos. Una sala entera dedicada a los caracoles lo delatan como malacólogo. “Cuando ya pasaron más de quince mil, empezaron a ocupar todas las estanterías y a caerse de las mesas y sillas. Los libros de caracología o malacología, como se les llame, llenaron mi biblioteca”, contó Neruda en sus memorias.
El Neruda niño de la Araucanía revive también en este espacio. “En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. He edificado mi casa también como un juguete y juego en ella de la mañana a la noche”, escribió. Hay una sala dedicada exclusivamente a un caballo gigante, hecho de cartón y papel maché, oriundo de su ciudad natal, al que solía mirar por la vitrina cuando pasaba caminando. En algún momento de su vida, Neruda gestionó la compra de ese caballo y se lo llevó a Isla Negra.
Hay otro espacio para recordar especialmente su Sur natal: se llama “La Covacha”; es de paredes de madera y tonos beiges y café. Allí se recluía a escribir, según explica la audioguía. Le puso un techo de zinc, para que la lluvia sonara fuerte como la de su tierra austral.
La vida de Neruda tuvo algunos misterios y secretos. Además de haber ocultado la autoría de sus textos a su padre con un seudónimo, recurrió al anonimato en varias ediciones del libro Los versos del Capitán, de 1952, dedicado a Matilde Urrutia (su tercera y última esposa), mientras aún estaba casado con Delia del Carril, una artista argentina veinte años mayor. Matilde y Neruda vivieron una relación secreta durante seis años, antes de que en 1955 Neruda se separara de Delia. Pero desde 1953, Matilde ya vivía en la casa que Neruda había comprado a los pies del cerro San Cristóbal, en el barrio Bellavista de Santiago, “La Chascona”, palabra quechua que significa despeinada, en honor a ella.
Esta casa da varios signos del Neruda enmascarado. En la sala de estar, por ejemplo, hay un retrato enigmático que Diego Rivera pintó de Urrutia. Un doble rostro de frente y de perfil, oculta a la derecha el perfil de Neruda entre el pelo de Matilde. Los frascos de sal y pimienta tienen etiquetas que dicen “Morfina” y “Marihuana”, como un chiste para sus invitados. Además, en el comedor hay una pequeña puerta junto al armario por donde solía aparecer el poeta de sorpresa mientras sus invitados lo esperaban. Esa puerta lleva a un pasillo secreto que conduce a una escalera de caracol que termina en un dormitorio donde el escritor dormía la siesta.
Hacia 1959 Neruda compró una tercera casa, de cuatro pisos y muchas escaleras, esta vez, en uno de los cerros de la ciudad de Valparaíso. La llamó “La Sebastiana” en honor a su constructor, el español Sebastián Collado y la inauguró en las fiestas patrias de 1961, con una fiesta junto con amigos.“valparaíso fue para Neruda la ciudad de la imaginación y la inspiración. Una ciudad especial, rara. Sintió una atracción por el puerto desde muy joven. Y esa relación tuvo una continuidad en los años”, comentó Jaime Pinos, director de la casa museo.
Si bien las tres casas tienen relación visual con una embarcación, la de Valparaíso, al ofrecer una vista panorámica completa de la ciudad portuaria, del mar y del horizonte, permite imaginar al poeta como el timonel de un barco: “En algún momento se definió como marinero en tierra. Alguien que no navegaba solo en el agua, sino que establecía estos lugares marítimos en tierra”, agregó Pinos.
La historia de Neruda después de Neruda quedó suspendida en el misterio. Desde 2011 hay una causa judicial abierta que investiga cómo murió el poeta aquel 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María de Santiago: si fue por un cáncer prostático como lo indica la historia, o si lo envenenaron. Han habido tres paneles de expertos para investigar el caso, y luego del último, en febrero de este año, no hubo novedades

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Despedida a Botero en Colombia
Colprensa
La guardia presidencial escoltó el féretro de Botero
“Estamos abrumados, conmovidos y profundamente agradecidos con las manifestaciones de afecto, reconocimiento y gratitud hacia mi padre”, dijo ayer conmovida Lina Botero en el Congreso Nacional de Colombia. En el comienzo de un homenaje impactante, el féretro con los restos de Fernando Botero, fallecido el viernes 15, llegó al capitolio escoltado por la guardia presidencial, integrantes de la familia y funcionarios. La despedida durará seis días y tendrá lugar en Bogotá y Medellín. El féretro llegó envuelto en una bandera de Colombia a la sede del poder legislativo, donde fue recibido por una orquesta que entonó el himno colombiano. Luego, hubo un minuto de silencio. Lina enfatizó la conexión de su padre con Colombia: “Traer a mi papá una última vez a su tierra natal para que los colombianos se puedan despedir de él era uno de nuestros anhelos. Al final sus cenizas regresarán a Pietrasanta, el pueblo italiano de artistas y artesanos donde él trabajó la escultura durante más de 40 años. Quedarán sus cenizas en el cementerio de Pietrasanta, junto a las de Sophia Vari, su compañera del alma durante 48 años, quien también nos dejó hace cuatro meses”. Hasta el domingo seguirá la capilla ardiente en el Congreso. El homenaje en Bogotá concluirá con una ceremonia en la Catedral Primada. Luego, será trasladado a Medellín

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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