En las sierras. El modelo cordobés que seduce a los turistas
Un grupo de amigos ofrece casas con servicios de hotelería para grupos en distintos puntos de la provincia
Gabriela Origlia
Atención personalizada y privacidad: el combo que atrae clientes
CÓRDOBA.– Alojarse en una casa en las sierras cordobesas con todos los servicios de un hotel. Esa es la propuesta que, hace unos años, diseñó un grupo de amigos y que encontró un segmento de clientes que buscan atención personalizada, gastronomía de buen nivel y, a la vez, la privacidad que da una vivienda. “Casas boutique” permite elegir a los visitantes nacionales entre tres unidades, mientras que hay otras dos que, salvo excepciones, son para extranjeros. Todas tienen capacidad para alojar entre ocho y 14 huéspedes.
Palomeros del norte
Ezequiel Hayes, uno de los propietarios, comenta que hace unos 30 años que se dedica al turismo de los “palomeros” en el norte de Córdoba. La referencia es a los grupos que hacen caza de palomas, que está autorizada por ser plagas. “Hace un tiempo, cuando en la pandemia del Covid-19 se autorizó el movimiento interno, empezamos a ofrecer este servicio. Solo en una de las casas, la de Traslasierra, no se cuenta con la pensión completa; en las otras dos es como estar en un hotel”, describe.
Hoy, el norte cordobés recibe a un número significativo de visitantes extranjeros –se calculan unos 15.000 al año– para practicar el “turismo cinegético” (los “palomeros”) y hay unos 20 lodges preparados para la actividad. Como la ley cordobesa permite matar a las palomas doradas, no hay temporada ni cupo para dedicarse a eso.
El gerente Nicolás Shilton enfatiza que quienes se alojan tienen gente a disposición para ofrecer entretenimientos tanto dentro como fuera de la propiedad, desde caminatas hasta avistaje de aves, pasando por clases de yoga, cabalgatas o talleres de cocina.
“La elección es siempre de los visitantes; nuestro servicio es hacer de cada momento una experiencia”, comenta Shilton, y detalla que los grupos de huéspedes son familias jóvenes, grupos de amigos o gente que se reúne para un festejo. La estadía mínima es de dos noches.
La Granja de Sierras Chicas
Sierra Verde es una de las casas; está en La Granja, en plenas Sierras Chicas. Es una construcción de estilo típicamente europeo que data de 1930 y fue pensada –y usada por años– como casa de veraneo familiar. Rodeada de galerías, cuenta con un parque de cinco hectáreas, piscina, sauna y jacuzzi climatizado.
En La Granja hay muchas posibilidades para hacer senderismo, cabalgatas o recorridos en bici. Además de la reserva natural Tiu Mayú, cuenta con casonas del siglo XIX y la capilla histórica Nuestra Señora de Lourdes.
La Porteñita está en el camino a Santa Catalina, a 60 kilómetros de Córdoba Capital. Fue construida en 1930 por la familia Peralta Ramos para pasar sus veranos y su nombre se debe a que es colindante con Estancia La Porteña. La ambientación y decoración respeta el estilo colonial y conserva parte del mobiliario original. En el camino de entrada, rodeado de plátanos y cipreses centinelas, hay una capilla de estilo jesuítico que también es del ‘30.
Muy cerca está la Estancia de Santa Catalina que, en los siglos XVII y XVIII, constituyó uno de los mayores centros productivos de los jesuitas en la región. Tenía árboles frutales, más de 20.000 vides y miles de cabezas de ganado vacuno y ovino; hoy es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Está abierta al público y se puede recorrer con guía.
En Traslasierra
Escondido es la casa ubicada a 45 minutos de Merlo (San Luis), cerca de Villa Dolores, Mina Clavero y Cura Brochero, en Traslasierra. No cuenta con servicio de hotelería. Es una zona recomendada para los amantes del ecoturismo, con poblaciones ubicadas sobre el faldeo de las Sierras Grandes; hay bodegas cercanas para quienes quieren realizar enoturismo y en Yacanto de San Javier, un campo de golf de 9 hoyos, ubicado al pie de las sierras. Aunque tienen prioridad los turistas extranjeros, son parte del sistema Alpa Lodge, una casa situada en un campo de 600 hectáreas en San José de la Dormida, 130 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba. Cuenta con bar, biblioteca, sala de juegos y una cava de vinos con más de 40 etiquetas. La otra es Río Seco, cuatro kilómetros al norte de Villa de María de Río Seco, muy cerca del límite con Santiago del Estero
CÓRDOBA.– Alojarse en una casa en las sierras cordobesas con todos los servicios de un hotel. Esa es la propuesta que, hace unos años, diseñó un grupo de amigos y que encontró un segmento de clientes que buscan atención personalizada, gastronomía de buen nivel y, a la vez, la privacidad que da una vivienda. “Casas boutique” permite elegir a los visitantes nacionales entre tres unidades, mientras que hay otras dos que, salvo excepciones, son para extranjeros. Todas tienen capacidad para alojar entre ocho y 14 huéspedes.
Palomeros del norte
Ezequiel Hayes, uno de los propietarios, comenta que hace unos 30 años que se dedica al turismo de los “palomeros” en el norte de Córdoba. La referencia es a los grupos que hacen caza de palomas, que está autorizada por ser plagas. “Hace un tiempo, cuando en la pandemia del Covid-19 se autorizó el movimiento interno, empezamos a ofrecer este servicio. Solo en una de las casas, la de Traslasierra, no se cuenta con la pensión completa; en las otras dos es como estar en un hotel”, describe.
Hoy, el norte cordobés recibe a un número significativo de visitantes extranjeros –se calculan unos 15.000 al año– para practicar el “turismo cinegético” (los “palomeros”) y hay unos 20 lodges preparados para la actividad. Como la ley cordobesa permite matar a las palomas doradas, no hay temporada ni cupo para dedicarse a eso.
El gerente Nicolás Shilton enfatiza que quienes se alojan tienen gente a disposición para ofrecer entretenimientos tanto dentro como fuera de la propiedad, desde caminatas hasta avistaje de aves, pasando por clases de yoga, cabalgatas o talleres de cocina.
“La elección es siempre de los visitantes; nuestro servicio es hacer de cada momento una experiencia”, comenta Shilton, y detalla que los grupos de huéspedes son familias jóvenes, grupos de amigos o gente que se reúne para un festejo. La estadía mínima es de dos noches.
La Granja de Sierras Chicas
Sierra Verde es una de las casas; está en La Granja, en plenas Sierras Chicas. Es una construcción de estilo típicamente europeo que data de 1930 y fue pensada –y usada por años– como casa de veraneo familiar. Rodeada de galerías, cuenta con un parque de cinco hectáreas, piscina, sauna y jacuzzi climatizado.
En La Granja hay muchas posibilidades para hacer senderismo, cabalgatas o recorridos en bici. Además de la reserva natural Tiu Mayú, cuenta con casonas del siglo XIX y la capilla histórica Nuestra Señora de Lourdes.
La Porteñita está en el camino a Santa Catalina, a 60 kilómetros de Córdoba Capital. Fue construida en 1930 por la familia Peralta Ramos para pasar sus veranos y su nombre se debe a que es colindante con Estancia La Porteña. La ambientación y decoración respeta el estilo colonial y conserva parte del mobiliario original. En el camino de entrada, rodeado de plátanos y cipreses centinelas, hay una capilla de estilo jesuítico que también es del ‘30.
Muy cerca está la Estancia de Santa Catalina que, en los siglos XVII y XVIII, constituyó uno de los mayores centros productivos de los jesuitas en la región. Tenía árboles frutales, más de 20.000 vides y miles de cabezas de ganado vacuno y ovino; hoy es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Está abierta al público y se puede recorrer con guía.
En Traslasierra
Escondido es la casa ubicada a 45 minutos de Merlo (San Luis), cerca de Villa Dolores, Mina Clavero y Cura Brochero, en Traslasierra. No cuenta con servicio de hotelería. Es una zona recomendada para los amantes del ecoturismo, con poblaciones ubicadas sobre el faldeo de las Sierras Grandes; hay bodegas cercanas para quienes quieren realizar enoturismo y en Yacanto de San Javier, un campo de golf de 9 hoyos, ubicado al pie de las sierras. Aunque tienen prioridad los turistas extranjeros, son parte del sistema Alpa Lodge, una casa situada en un campo de 600 hectáreas en San José de la Dormida, 130 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba. Cuenta con bar, biblioteca, sala de juegos y una cava de vinos con más de 40 etiquetas. La otra es Río Seco, cuatro kilómetros al norte de Villa de María de Río Seco, muy cerca del límite con Santiago del Estero
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