miércoles, 18 de mayo de 2016

HISTORIAS DE VIDA

Chepes, La Rioja

Leonardo Zárate tiene 30 años. Desde los siete hace el mismo trabajo. Y en los últimos nueve años, además, estudió en la Universidad Nacional de La Rioja. La semana pasada le entregaron el título.

En familia. Leonardo Zárate se recibió de ingeniero vendiendo sándwiches. (Radio Libertad, La Rioja).
Un joven que vivió una infancia de mucha pobreza, que desde los siete años vende sándwiches en la terminal de ómnibus de Chepes, La Rioja, se recibió de ingeniero agropecuario y ahora sueña con vivir de su profesión junto a su esposa y sus tres hijos.
Leonardo Zárate tiene 30 años y cursó sus estudios en la Universidad Nacional de La Rioja (Unlar) con mucho sacrificio: sus logros fueron por esfuerzo propio y el viernes último recibió orgulloso, acompañado por toda su familia, el diploma que le entregaron las autoridades universitarias en la unidad académica de Chepes, a 300 kilómetros de la ciudad de La Rioja.
"Me siento orgullosa de Leo por todo el sacrificio que hizo, convirtiéndose en un verdadero ejemplo para nuestros tres hijos”, dijo la esposa del flamante ingeniero, Edith Olmos, a la prensa local.
La mujer, que fue su puntal mientras estudiaba, contó que le brindó todo su apoyo para que pudiera “avanzar por el camino que se había trazado". "A pesar de las dificultades económicas, sus ganas de superarse no se desvanecieron nunca”, afirmó la mujer. “Siempre le ayudaba a preparar los sándwiches para que salga a vender y cuando él me decía que le resultaba difícil seguir solventando la comida para nosotros y los estudios, le daba fuerza para que no abandonara la carrera, y hoy gracias a Dios pudo cumplir su sueño”, narró entre sollozos de emoción la esposa.
La historia de Zárate se suma a la de Lucas Cesio, el chico que conmocionó a toda la Argentina por haber vivido durante seis años en la calle y así y todo haber terminado la primaria sin repetir nunca de año.
El riojano habló con los medios y se refirió a esos tiempos agotadores: “Después de 9 años de sacrificio, en los que trabajaba en el día y estudiaba durante la noche, estoy muy agradecido a la gente de mi pueblo y a la Universidad que siempre me alentaron a seguir estudiando”, manifestó. “Hay tantos jóvenes que reciben todo el apoyo económico de los padres y muchas veces no aprovechan esas oportunidades para lograr algún título. A todos ellos -alentó- les quiero decir que no dejen pasar las oportunidades que les da la vida”.
Aunque ya recibió su título, la vida de Zárate aún no cambió demasiado. “Si bien tengo algunos ofrecimientos de parte de la Universidad para realizar pasantías el año que viene, todavía no tengo ninguna oferta laboral. Voy a seguir vendiendo sándwiches hasta que consiga algo mejor”, dijo el joven riojano.

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