martes, 31 de mayo de 2016

INDÓMITA NELLIE POR EL DR. RICARDO "EL MORDAZ"

GENIAL INVESTIGADOR; DR.RICARDO "EL MORDAZ"

NELLIE BLY
La aventurera Nellie Bly
A veces la denuncia de una injusticia social volcada en las páginas de un libro puede tener un efecto tanto o más contundente que conferencias, petitorios, denuncias y declamaciones ante tribunales y autoridades públicas. Esto sucedió cuando salió a la venta el libro Diez días en un manicomio (Ten days in a Mad-House) de Nellie Bly, que se convirtió en best-seller y catapultó a su autora a la fama.
Su nombre verdadero era Elizabeth Jane Cochrane, pero utilizó el seudónimo Nellie Bly en su desempeño como periodista, actividad hasta entonces monopolizada por los hombres.

Una de las primeras ediciones de Ten days in a mad-house
Ingreso al periodismo
Elizabeth nació en 1864 en el Estado de Pensilvania y desde su adolescencia mostró particular interés por las injusticias sociales, la situación de desplazamiento en que se encontraban las mujeres y más tarde se interesaría por el estado de degradación de las instituciones para enfermos mentales.
Cuando solo tenía 16 años, leyó en el Pittsburgh Dispatch, el principal diario de Pensilvania, un artículo que bajo el título “Para qué sirven las mujeres”, destilaba misoginia a raudales. Indignada, le escribió al diario un extenso artículo refutando punto por punto todos los argumentos del periodista bajo el seudónimo de “Lonely Orphan Girl”. El editor del periódico quedó impresionado por la vehemencia y el estilo impactante de Elizabeth y puso un aviso solicitando que el autor de la nota se notificara y acudiera a su despacho.
Elizabeth concurrió a las oficinas del periódico y cuando el director la vio, sufrió una primera desilusión al tener frente a sí a una mujer que además era adolescente, conjunción extremadamente inusual en la sociedad de entonces. Una de las cualidades de Elizabeth era su capacidad de persuasión y logró que el director la pusiera a prueba. En cuanto escribió su primer artículo, reconocieron que la muchacha tenía talento literario y le ofrecieron un puesto permanente como redactora. Desde el principio utilizó el seudónimo de Nellie Bly, nombre que conservó por el resto de su vida y por lo tanto, de aquí en más me referiré a ella simplemente como Nellie.

Nellie Bly (1864-1922)
La experiencia mejicana
La columna que le ordenaron escribir versaba sobre las costumbres y tareas habituales de las mujeres de su época, una sección que a Nellie la aburría y disgustaba.
Nuevamente recurriendo a su talento persuasivo, convenció al director para que la enviara a México como corresponsal extranjera. Aquí se puede decir que Nellie entró de lleno en el periodismo de aventura y de riesgo y quizás haya sido la única mujer que desarrolló ese tipo de actividad en las postrimerías del siglo XIX. En México se metió a indagar la pobreza y desigualdades de aquella sociedad y en el terreno de la política denunció los arrestos a periodistas locales por la dictadura de Porfirio Díaz. No la arrestaron porque era ciudadana norteamericana, pero la deportaron. Ya en Estados Unidos volcó sus experiencias en el libro Seis meses en México, que puso al descubierto las arbitrariedades y falta de libertad ejercidas por Díaz.
La demente Nellie Bly
Cansada de cubrir eventos artísticos y teatrales, Nellie abandonó en 1887 el Pittsburgh Dispatch e ingresó en el New York World, de Joseph Pulitzer, un revolucionario de las técnicas del periodismo cuya trayectoria hizo que después de su muerte, se instalara en su homenaje el famoso Premio Pulitzer, que se otorga a los personajes más destacados en periodismo, fotografía y literatura.
Allí se le ofreció realizar una nota que llenaba sus expectativas y ponía en juego su talento para retratar escenas impactantes de la sociedad. Se propuso cubrir la situación de las pacientes internadas en el Women's Lunatic Asylum, un instituto para enfermas mentales ubicado en Blackwell's Island, en el East River, junto a Nueva York.
Por entonces existían fuertes sospechas del maltrato y abandono que sufrían los internados en asilos de dementes. Nellie decidió realizar un informe sobre el tema, pero se dio cuenta que yendo como periodista, las autoridades del lugar le iban a ofrecer una visión totalmente sesgada de la situación. Sin duda, la mejor forma de hacer una auténtica cobertura era experimentar como paciente la realidad de la situación, por lo tanto, Nellie tomó la audaz decisión de hacerse pasar por loca.
Después de ensayar durante horas expresiones y gestos bizarros frente al espejo, se instaló en una casa de huéspedes y al día siguiente inició su actuación de trastornada mental. Los dueños llamaron a la policía, que la trasladó a un juzgado donde fue examinada por varios especialistas que la declararon demente e irrecuperable y la derivaron al pabellón de alienados del Bellevue Hospital. Aquí se comprobó que Nellie tenía una cualidad adicional: la de ser una gran artista.



Caricatura de la época que ridiculiza a los especialistas que examinaron a Nellie
Ya en el asilo, sufrió en carne propia la situación límite en que vivían las internadas. Suciedad, mal trato, restricción de movimientos, comida y agua inmunda, castigos corporales y ratas por doquier. En una ocasión en que los dientes le castañeteaban de frío y no sentía sus piernas porque estaban congeladas, le arrojaron tres baldes de agua helada.
A los diez días, el director del New York World se apiadó de ella y la sacó de ese martirio. “Si uno está sano e ingresa allí, en dos meses termina loco”, manifestó Nellie.
Escribió una nota en donde se destaca el siguiente párrafo:
“Fuera de la tortura ¿Qué otra cosa puede llevar a la locura a cualquier persona alojada en instituciones como ésta? Los internados deben estar guardando un silencio total, no pueden comunicarse entre ellos mientras permanecen sentados en forma obligada dese las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche en bancos duros, sin ningún tipo de lectura y sin saber que acontece en el mundo que está más allá de los muros de esa institución. La comida es pésima, no hay una pizca de humanidad ni compasión por parte de las enfermeras y los castigos son terribles. En estas condiciones el paciente internado termina siendo una piltrafa humana”.
Volcó su informe en el libro Diez días en un manicomio, que causó hilaridad en los lectores por la forma en que engañó a los médicos que la examinaron, pero por sobre todo indignación, que obligó a las autoridades a revertir las condiciones del asilo. Se organizó un comité que luego de visitar las instalaciones emitió un informe lapidario. Se tomaron medidas rectificadoras, se aumentó el presupuesto del pabellón y como consecuencia de la simulación realizada por Nellie, se recomendó examinar mejor a los pacientes antes de declararlos insanos.
Alrededor del mundo
Siempre sedienta de aventuras, decidió poner en práctica la hazaña de Phileas Fogg, el personaje de la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días. En su paso por Francia entrevistó a Julio Verne en Amiens; en China visitó un leprosario y adquirió un mono en Singapur. El periplo fue ampliamente difundido por el New York World en una columna casi cotidiana y a su regreso en Jersey City una muchedumbre de gente, fotógrafos y periodistas la aguardaba en la estación. Si hubiera hecho una apuesta como hizo Fogg, la habría ganado ya que tardó solo 72 días.

Nellie Bly con la indumentaria que utilizó en su viaje alrededor del mundo
Fue corresponsal de guerra durante el primer conflicto mundial, se casó con un industrial millonario del cual heredó su empresa y su fortuna, y patentó varios inventos que aplicó a sus fábricas. Finalmente, a la edad de cincuenta y siete años, una neumonía venció a esta inquieta y audaz mujer que, gracias a su audacia y su interés por la justicia, logró mejorar la situación de los dementes de Nueva York.
Nellie Bly. Bio. http://www.biography.com/people/nellie-bly-9216680
Nellie Bly. Ten days in a mad-house. Ian L. Munro Publishers. New York.
Bly Nellie. Encyclopaedia Britannica. Tomo 2, pag 304. Chicago 1995.

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