Perdura la vida ejemplar que llevó adelante el cura Brochero
El cura Brochero nació en 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba, se ordenó sacerdote y desarrolló su vida pastoral en la zona de Traslasierra, oeste de Córdoba, donde muere de lepra en 1914, contagiada por un enfermo al que iba a bañar, acompañar y tomar mate. Hace dos semanas fue proclamado santo.
José Gabriel del Rosario Brochero fue un ser fantástico, que desde un origen sencillo y gaucho se fue involucrando en el llamado de Dios. Siempre trabajó desde la humildad, acompañando a la gente y por sobre todo dando el ejemplo.
Su origen fue sencillo, criado en un pueblo rural e hijo de una familia muy trabajadora que se dedicaba a criar, tropear y comercializar hacienda y frutos del país, como eran la grasa y los cueros.

Compartió sus estudios en el seminario de Córdoba con personajes que después tuvieron un gran protagonismo a nivel nacional, como lo fueron Miguel Juárez Celman y Ramón Cárcano. Ordenado sacerdote y previo a su ida a Traslasierra, le toca una heroica tarea en el socorro y atención de los enfermos durante la epidemia de cólera que sufrió la ciudad de Córdoba en 1868.
Ya instalado en el Valle de Traslasierra se encontró con un panorama de falta de desarrollo, de educación y de comunicaciones muy importante. Ahí dedujo que para enseñarles el catecismo primero tenía que ayudarlos a desarrollarse como personas. Es en esta etapa de su vida donde enseña, empuja y ayuda a los pobladores a construir más de 200 kilómetros de caminos entre las sierras y el valle romper con la incomunicación de la zona.
Ante la queja de sus paisanos que no se podía cultivar por las extensas sequías se arremangó la sotana y les diseñó y construyó acequias y acueductos para riego y les enseñó a regar los cultivos. Fue un visionario en esta tecnología. Ayudó en las primeras exploraciones y comisiones para la construcción de lo que varias décadas después es el dique La Viña, que hoy provee de agua a los valles de Traslasierra donde se cuentan con más de 30.000 hectáreas con tecnología de riego por pivote y gravitacional. En el tema de producción también tuvo una destacada labor en la implantación de peces en los ríos y arroyos zonales.
Bregó ante las autoridades para que construyan escuelas y para que manden maestros, para que abran sucursales del Banco Provincia de Córdoba para agilizar el comercio, estafetas postales e infinidad de cosas más. Era un cura que descubría y se involucraba en las necesidades de la gente y tenía un enorme tesón para lograr que las cosas se hagan. Una de sus obras cúlmines fue la construcción de la Escuela de Señoritas de la localidad de Villa El Tránsito, hoy Villa Cura Brochero.
El tema seguridad también estaba en su agenda. Ante ataques reiterados de las huestes del caudillo Santos Guayana no dudó en montar en su mulo malacara y recorrer 400 km para ir a encontrarse con él y convencerlo para que se convierta y se vuelva un hombre pacífico. Lo mismo hizo con el gaucho Seco, un ladrón que se escondía en la sierras, fue en su búsqueda, lo convenció y lo trajo manso a realizar ejercicios espirituales y cambiar su modo de vida.
Para el cura Brochero siempre fue muy importante la transparencia en el manejo de los fondos en toda obra que emprendía o construía. Le encargaba la contabilidad a alguien de su confianza y le exigía que haga público el manejo de los fondos.
Hoy, San José Gabriel del Rosario Brochero es un ejemplo para que sigan todos los argentinos.
M. P.
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