martes, 27 de marzo de 2018

CARTA DE LECTORES; ABORTO


Debate sobre el aborto

¿Cómo explicarse las diferencias de opiniones al juzgar sobre los mismos hechos? Quien ha hecho o presenciado un aborto se queda para siempre con la impresión imborrable de que ha eliminado una vida humana. "Es más fácil sacar al niño desmembrado del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento". Siendo el derecho a la vida el primero de los derechos humanos, toda legislación que autorice el aborto es una negación de esos derechos y, por lo tanto, de la medicina misma. No solo se mata a un niño, sino también su descendencia. La misión de los médicos es proteger y promover la vida humana, nunca destruirla. Desde el instante de su concepción, desde ninguna óptica se concibe que una persona se vea obligada a realizar comportamientos que contradicen los designios de su conciencia. Esta convicción está celosamente guardada en el juramento hipocrático. Hipócrates, en el siglo III a.C. prohibía el aborto. Si se quiere introducir el aborto en el ordenamiento jurídico se debe escoger también a los hombres que sepan suministrarlo. No serán ciertamente los médicos. Hoy, la mejor manera de hacerse víctima de una falsa teoría es negándole toda posibilidad a una verdadera. Llegado el momento de decidir no interesa saber quién está en la verdad y la razón, sino quién ejerza más fuerza. El derecho a la vida, al igual que el resto de los derechos fundamentales, es por naturaleza absoluto. No pueden ser decididos por el voto de una asamblea o por consenso democrático, ya que son algo inherentes por naturaleza a la esencia misma del ser humano. La vida se configura como un valor superior del ordenamiento jurídico y no debería tampoco existir ninguna ley que apruebe diversas causas justificatorias. En el aborto provocado o autoconsentido el resultado es una muerte y no una vida. Si no se acepta que hay vida, toda discusión posterior carece de sentido. El aborto es una acción violenta que es contraria a la maternidad y a la paternidad, y que enfrenta un riesgo grave también para la mujer. Creen que ese hijo les pertenece; no saben o no quieren saber que son simples administradoras de esa vida, a la cual deben cuidar y proteger.

Margot Sueiro de Votta

margotvotta@hotmail.com

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