viernes, 24 de agosto de 2018
BUENOS AIRES INFORMA,
La herencia de la Ítalo Argentina: pequeñas joyas de ladrillo y estilo medieval que cautivan
Edificio de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad en José C. Paz 2901
A principios del siglo XX, la compañía suministraba electricidad a Buenos Aires; construyó más de 100 instalaciones, que sorprenden por su estilo; en muchos casos aún cumplen esa función
"¡Es her-mo-so!", dice separando cada sílaba Leandro vecino de Barracas, mientras pasea su perro por delante de la subusina eléctrica de la calle San Antonio al 1075. Habla del bellísimo edificio de ladrillo a la vista, techo de madera y puerta de hierro rojo que queda cerca de su hogar. Cada vez que se corta la luz, se llena de cuadrillas de Edesur.
A pocas cuadras de ahí, sobre la avenida San Juan casi Paseo Colón, otra subestación parece una casita de muñecas antigua rodeada de edificios altos. Tiene vegetación creciendo entre sus ladrillos centenarios y un cartel de instalación de aires acondicionados que alguien colocó al lado de la firma de Giovanni Chiogna, el arquitecto que la construyó.
En el cercano barrio de San Cristóbal, la subusina de Estados Unidos 2242 bien podría ser la morada de un villano con su fachada gris, ventanales inmensos y gárgola. En cambio, la de la calle Chenault, en Las Cañitas, podría hacer de domicilio de princesa. Pero está toda grafitada y venida a menos.
Infinidad de porteños las cruzan a diario, solo algunos reparan en su simpática arquitectura y muy pocos conocen su historia. La ciudad conserva -con diferentes grados de preservación- decenas de pequeños edificios de ladrillo e inspiración medieval, herencia de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad (CIAE). El más monumental y conocido es la Usina del Arte. Minirréplicas sobreviven en medio del paisaje urbano, de Palermo a San Telmo y hasta la zona sur del conurbano.
San Antonio 1077 (Barracas)
Mucho antes de Edesur y Edenor, a principios del siglo XX, la CIAE se disputaba con la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad (CATE) el suministro eléctrico en Buenos Aires. El edificio de la Usina del Arte, de 1919, queda como imponente testigo de esa época. "El palacio de la luz" marcó un hito en el paisaje porteño. Dicen que a partir de ella, la ciudad pasó a ser una de las mejor iluminadas y con mayor vida nocturna del mundo.
A la par de la monumental estructura del barrio de La Boca se construyeron subusinas secundarias y más de cien pequeñas estaciones de apoyo, similares en aspecto, encargadas de la distribución final en los barrios. Se las reconoce de inmediato por su arquitectura similar de ladrillo a la vista, arcos de medio punto, columnas y aberturas de hierro. Hacia 1920, la CIAE administraba 57 subestaciones y en 1928 llegaba a Lomas de Zamora y Quilmes.
Tal vez para generar empatía con la numerosa colectividad italiana existente fue que los propietarios suizos de la CIAE eligieron llamarla ítalo y argentina, pero lo cierto es que nada tenía de esas dos nacionalidades. Para Alejandro , apasionado por la arquitectura porteña y constante difusor de los tesoros edilicios de la ciudad, la compañía realizó "una de las primeras acciones de marketing del país" al llenar los barrios de minirréplicas inspiradas en el Castillo Sforzesco de Milán. En su blog, Machado relevó 23 estaciones firmadas por Juan José (o Giovanni) Chiogna, principal constructor italiano contratado por la CIAE. Muchas otras fueron firmadas por al menos cinco arquitectos más.
Chenault 1983 (Palermo)
Lo curioso es que escasean registros oficiales que listen a todos los edificios, que supieron ser más de 100 entre subestaciones, usinas y superusinas. En 1979, la empresa Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (Segba) absorbió a la CIAE y unos años después las construcciones pasaron a ser propiedad del Estado nacional. Con el tiempo, algunas fueron desafectadas, otras demolidas y alguna hasta pasó a ser una vivienda particular, como la de la calle Julián Álvarez al 1700. Otras tuvieron un mejor destino, como la de Montevideo 919, hoy Museo del Holocausto. Muchas de ellas continúan en funcionamiento como estaciones generadoras y distribuidoras de energía y están en poder de Edesur y Edenor.
Inventario
Para Patricia Méndez, doctora en Ciencias Sociales y arquitecta, la experiencia del Museo del Holocausto es un ejemplo de recuperación de edificios digno de resaltar no solo por el alto valor patrimonial que posee el inmueble, sino también porque "permite al transeúnte la posibilidad de conocer parte de la historia técnica de la que fue una de las más importantes empresas eléctricas en el medio local".
En 2007, Méndez realizó una investigación sobre el patrimonio industrial de la electricidad en Buenos Aires, incluida en el libro Miradas sobre el patrimonio industrial (Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana). Allí hizo un llamado a los entes administrativos a ofrecer "un inventario que facilite la identificación, permita la conservación e invite a la sana reutilización de estos espacios que fueron luz en sus diversas fases históricas". Tres años después, en 2010, la Legislatura porteña sancionó una ley que tipificó 35 edificios y les adjudicó distintos niveles de protección por considerarlos "parte fundamental del patrimonio de la ciudad".
Pero el listado más completo y con fotos disponible hoy, al menos entre los que son de acceso público, lo creó Robert Wright, un estadounidense que vivió quince años en Buenos Aires como escritor de guías de turismo. En medio de sus recorridos por la ciudad se obsesionó con las estructuras de la Ítalo y empezó a registrarlas en su blog (http://endlessmile.com/buenos-aires-ciae-building-list-inventario/).
"¡Llamado a la solidaridad! Debe existir un inventario de todos los edificios que pertenecían a la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad en algún archivo viejo de la empresa", escribió en el 2010, instando a quien divisara uno en su barrio a compartir su hallazgo. Así, en colaboración con otros entusiastas de la arquitectura porteña, logró enumerar 72 construcciones, que marcó en un Google Maps. Todavía hoy su posteo sigue generando comentarios de entusiastas, arquitectos o simples vecinos que año a año comparten datos, se pasan ubicaciones y tejen una red con más preguntas que respuestas.
M. A.
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