viernes, 14 de junio de 2019

EL DEPORTE SIEMPRE ES BUENO....BORREMOS PREJUICIOS


Fútbol femenino: cada vez hay más escuelas y padres que alientan goles
En el Centro Asturiano de Vicente López, las chicas de 6 a 13 años se entrenan y juegan el deporte. Crece el interés por esta disciplina que a nivel internacional cuenta con torneos profesionales como el Mundial que se juega durante este mes en Francia; las más chicas ya tienen espacios propios y sueñan con futuros dedicados a competir en este espacio reservado casi exclusivamente para los varones
Cuando el reloj toca las seis de la tarde en el Club Asturiano de Vicente López, un grupo de 20 niñas de entre 6 y 13 años atraviesan la puerta y se olvidan del resto. Se organizan en pequeños grupos. Unas, en ronda, van pasando la pelota, mientras otras cuatro se ponen en fila india y patean al arco, un intento cada una. Felicitas, Lola, Valentina, Catalina, Kiara y otras tantas pasan su entrenamiento de dos horas, que repiten cada miércoles y viernes desprovistas de prejuicios, mientras sus padres, desde fuera de la cancha, las observan, toman fotos, les levantan el pulgar.
El fútbol femenino fue noticia en los últimos meses por distintas cuestiones: en primer lugar, porque el pasado 16 de marzo se anunció que el deporte será profesional. Esto quiere decir que dio comienzo a un proceso por el que los clubes de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) registraron entre ocho y 11 contratos para su equipo de mujeres, que se mantendrán desde uno hasta cinco años. La AFA aportará $120.000 por mes a cada uno de los 16 clubes del torneo para financiar esos contratos, que les deja a las jugadoras un salario equivalente a lo que recibe un futbolista varón de la Primera C.
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Por otro lado, desde el viernes pasado hasta el 7 de julio se desarrolla, en Francia, la octava edición de la Copa Mundial Femenina, organizada por la FIFA. La Argentina clasificó en la competencia después de 12 años sin participar y hoy se enfrenta al combinado de Japón.
Pero el cambio es más profundo. El fútbol femenino parece empezar no solo a transformarse desde el aspecto de la actividad profesional, sino también a incorporarse desde el ámbito social: escuelas y clubes sumaron el deporte desde niveles iniciales que generalmente comienzan a los seis años. Sin embargo, a través de un relevamiento que realizó este diario con distintas instituciones y referentes del sector, el proceso de aceptación todavía no es completo.
Paula Valchi es entrenadora de las chicas del Club Asturiano y también juega allí al fútbol. Desde 2013 formó junto a un grupo de amigas un equipo que solo tenía cinco jugadoras. "Si faltaba una, la matábamos", cuenta entre risas. De a poco se sumaron más chicas, por lo que le llevaron una propuesta de institucionalización para la disciplina y el año pasado comenzaron con el nivel inicial.
El fútbol, una pasión sin distinción de sexo ni de edad
Esa iniciativa surgió a partir de un obstáculo: el equipo infantil de fútbol contaba con dos mujeres, pero a medida que ellas avanzaban en edad, las chicas ya no podían ingresar en las ligas de fútbol. Así formaron el equipo infantil femenino, que tenía edades variadas porque no era suficiente la cantidad de chicas para hacer un entrenamiento segmentado por grupos etarios, pero a partir del año pasado, reconoció Valchi, el deporte se volvió masivo y ahora juegan alrededor de 55 chicas, que están divididas por edades.
"Esto es producto del movimiento social del feminismo, que hace que todos los padres y madres empiecen a escuchar. Antes la nena pedía jugar al fútbol, le decían que era para varones y fin de la discusión. Hoy esto se convirtió en una posibilidad, entienden que se puede jugar", repasó Valchi.
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Sin embargo, analizó que aún existen una serie de prejuicios de los padres sobre el fútbol de mujeres: "Muchas veces tienen el miedo de que jueguen entre nenas y eso cambie algo en la sexualidad. O piensan que es mejor que hagan un deporte más aceptado para chicas. Todavía te miran y dicen: 'La traje porque no me quedó otra', pero bueno, por lo menos las traen y las dejan jugar".
Para ella, hay acciones cotidianas que marcan diferencias entre hombres y mujeres. Por ejemplo, que en la plantilla de horarios para usar la cancha los momentos en que ubican a los equipos de mujeres son "los que sobran", o que haya personas que vean a una mujer y califiquen que "juega como un hombre". "Porque nunca dicen que es mejor que un hombre", expresó. Pero, según contó, esa realidad no es igual en todas las edades: "Las más chiquitas no lo piensan, no ven nada raro ni distinto. Son hermosas".
Entre esas pequeñas está Felicitas, de 7, que a partir de que dos compañeras jugaban le pidió a su madre, Romina  empezar con la práctica. "Es algo que surgió solo. Al principio me dijo que quería jugar y yo esperé un poco a ver si seguía con esas ganas. Como fue así, la inscribí y está supercontenta, pero sí pasa que en los cumpleaños de nenes todavía no las dejan jugar", relató
La inclusión de las niñas en este deporte viene creciendo desde hace algunos años. Así lo contaron Kiara Nepomneschy y Catalina Pagani, ambas de 13 años. Ellas juegan desde los cuatro y los siete, respectivamente, y eligieron el fútbol porque era el deporte que más les gustaba.
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"Vi que mi hermano jugaba con sus amigos, después fui a una escuelita y seguí. Me ha pasado de estar jugando y que me griten 'varón' o 'travesti', pero aprendí a no darle bolilla", dijo Kiara. Catalina también comenzó por su hermano, que se anotó en el club y después la invitó a jugar con varones. "Al principio no querían que juegue con ellos porque pegaban muy fuerte y me pidieron que sume amigas para hacer un equipo, por suerte se logró. Ahora jugamos en más ligas, tenemos más oportunidades", analizó.
Mientras sus hijas entrenan en el club, algunos padres aprovechan para conversar. Entre ellos estaba Pedro Paulet. Él pretendía que su hija Lola jugara al hockey, pero la decisión de ella fue el fútbol. Primero creyó que sería un deseo momentáneo. "Nunca pensé que se iba a volver algo tan pasional y necesario", manifestó. Ahí comenzó la búsqueda, que no fue nada fácil. "Era muy difícil encontrar adónde llevarlas a jugar", completó Magdalena Aquino, madre de Valentina.
Inconvenientes con los padres
Este grupo de padres comentaba que cuando sus hijas juegan entre chicas solas no tienen ningún "encontronazo", pero cuando el partido es mixto, ahí empiezan los problemas. No con los chicos, sino con sus padres. Miraban a sus hijas dentro de la cancha y hacían muecas de descontento, de incomodidad, les decían que no jugaran, que no daba. "No les gusta ver que las chicas tengan más capacidad o habilidad", contaron.
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Igualmente, destacaron el crecimiento de la actividad en los últimos años, principalmente en la formación de equipos en clubes y colegios.
"El punto de inflexión no fue con la profesionalización, sino antes. porque hay cada vez más chicas a las que les gusta el fútbol", expresó Aquino.
Otra de las escuelas de fútbol que comenzaron a enseñar para las más pequeñas es Futcya, una pequeña institución que hace cuatro años formaron Analía Sciata y Celeste Dundich. La escuela nació a partir de la pasión de ambas por el fútbol, pero sobre todo porque consideraban que era necesario generar un espacio que no existía.
"Había un nicho de chicas que quedaban afuera porque no sabían jugar y pusimos la escuela para ese grupo que quería venir y divertirse. El año pasado teníamos solo dos nenas y ahora tenemos 12", indicó Sciata. Aunque resaltó la visibilidad que tomó el fútbol femenino en el último tiempo, consideró que todavía faltan dos cosas para avanzar en la equidad de género: "Buenas canchas para entrenar y que los prejuicios empiecen a desaparecer".
El incremento en las prácticas del fútbol femenino, en realidad, no es nuevo. Y el intento de acabar con la marginación de quienes lo juegan, tampoco. De eso es consciente Evelina Cabrera, que es entrenadora de fútbol, conformó equipos femeninos de varios clubes y creó la Asociación Femenina del Fútbol Argentino (Affar). "Las instituciones deportivas ahora tienen la cabeza más abierta, se juega, y antes la posibilidad de hacerlo era imposible", subrayó.
Un rol más activo
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Para ella, la irrupción de la actividad tiene que ver con el rol activo que tomaron las mujeres en la sociedad. "Trasciende lo deportivo, porque si llegamos hasta acá es por una iniciativa de las chicas. Hoy la mujer que quiere jugar al fútbol se paga lo que necesita y lo hace. Van a la cancha, organizan torneos, las universidades tienen equipos femeninos, se hacen socias de los clubes, las nenas van a las plazas con sus padres y juegan", enumeró.
Entre esos cambios, también explicó la importancia de la profesionalización y el ingreso de las marcas en el mercado. Por ejemplo, Nike lanzó la campaña "Antes que nada", con futbolistas argentinas de todas las categorías que debieron sortear distintos obstáculos para atravesar el camino hacia la profesionalización.
Aunque advirtió que el proceso de inclusión está en "etapa de aceptación" y que quedan varias asignaturas pendientes: "Todavía falta que se llegue a la toma de decisiones y mejorar el deporte en el interior del país", expresó. Y agregó: "Las decisiones en el campo de juego van a ir abriendo el ejemplo para que jueguen las próximas generaciones".
Otro obstáculo del reconocimiento del fútbol femenino es la falta de datos sobre la cantidad de escuelas y torneos amateurs disponibles para las mujeres. Uno de los sitios que organizaron esas actividades fue Hoysejuegafem.com, un portal con referencias de lugares para jugar, y desde hace unos años incorporó la iniciativa para el público femenino.
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"Las mujeres necesitaban saber cómo y dónde jugar. Empezamos como un sitio para ordenar dónde están las escuelas, los torneos. Nuestras principales consultas venían de parte de padres que no sabían adónde llevar a sus hijas", contó Nicolás , cofundador del sitio.
De acuerdo con los registros de esa página web, existen 100 torneos y 30 escuelas que ofrecen servicios de fútbol femenino, mientras que hace aproximadamente 10 años sólo había 15 competencias.

J. D. A.

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