martes, 11 de junio de 2019

EL MEDIO ES EL MENSAJE


El oficialista que no les teme a las urnas

Pablo Sirvén
De los tres dirigentes más importantes de Cambiemos que se someterán muy pronto al veredicto de las urnas ( Mauricio Macri , María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta ), el único que tiene la vaca bien atada es el activo jefe de gobierno porteño.
Mientras los dos primeros vienen de meses complicados y aún siguen analizando distintas alquimias para conseguir ser reelegidos, Rodríguez Larreta parece estar muy tranquilo en ese sentido y con el horizonte despejado. Su perseguidor más peligroso, Martín Lousteau, hace mucho que dejó de hablar públicamente de la ciudad, y hasta Larreta le devolvió la gentileza cuando fue a la presentación de su última obra en la Feria del Libro. Sin embargo, podría reaparecer por la corriente de Roberto Lavagna para volver a intentar arrebatarle la administración de la principal ciudad del país.
¿Y quiénes más podrían anotarse para disputarle a Larreta ese espacio con chances reales? Varios soñaron, o aún sueñan, con esa competencia, desde el kirchnerista Mariano Recalde, Matías Lammens y Marco Lavagna hasta Victoria Donda y Roy Cortina, entre otros.
El funcionario más importante de la Capital Federal sabe que corre cómodamente hacia el disco sin que nadie a la vista le haga sombra de verdad. El festival de importantes inauguraciones de estas semanas consolida la factibilidad cierta de su reelección, algo que no está nada claro todavía en los casos de Macri y de Vidal.
Barreras que ya no están más, los viaductos de los trenes de la línea Mitre (ya en uso) y del San Martín (que se inaugurará dentro de un mes), la revalorización de la avenida Corrientes con su novedosa peatonalización nocturna, la apertura mañana de tres nuevas estaciones de subte, la demolición del edificio Elefante Blanco para levantar allí la nueva sede del Ministerio de Desarrollo Social, el ensanche del Aeroparque con el corrimiento de la avenida Costanera en tierras ganadas al río, la urbanización de villas en marcha y la construcción de nuevas escuelas son todas obras palpables que le mejoran la calidad de vida a muchísima gente. La más importante por su complejidad y porque descomprime el tránsito en una zona clave de la ciudad es el recién inaugurado Paseo del Bajo, acto que el jefe de la administración porteña compartió con sus "socios" de Cambiemos, el presidente Macri y la gobernadora bonaerense, Vidal.
El 5 de marzo de 2017, esta columna había dejado planteado un interrogante: Horacio Rodríguez Larreta, ¿era una reencarnación, salvando las distancias, del barón Georges Haussmann -el hombre que transformó al París medieval de sucias callejuelas en la bella capital de anchas avenidas que fascina al turismo mundial- o tan solo una versión mejorada del "Pepe, rompé", aquel sketch del recordado Leo Rosenwasser en el que su personaje afligía a un frentista al amagar con abrir su vereda para hacer una obra? Desde entonces, en los diversos cruces de Larreta con este columnista en encuentros públicos o en off, la chicana era siempre la misma: "¿Cuándo vas a contestar esa pregunta?".
Si se compara la ciudad que encontró Pro cuando comenzó a administrarla con la actual -desde 2007 hasta 2015, con Macri a la cabeza y Larreta como jefe de Gabinete; desde entonces, con HRL en el cargo máximo-, se registran cambios para mejor que saltan a la vista (hay que sumar bicisendas, metrobuses, revalorización de algunas calles del microcentro, mejora y ampliación del servicio de subte que el kirchnerismo entregó en estado calamitoso, reordenamientos de circulación para hacer más fluido el tránsito y el barrio olímpico, entre otras iniciativas). La balanza se inclina para asociar a Larreta con su ilustre antecesor parisino, que dio vuelta a la Ciudad Luz. Pero, ojo, que Haussmann no tuvo siempre la suerte y el prestigio de su lado. También fue muy criticado por el tipo de obras que hacía y cómo las financiaba. Hasta debió exiliarse (aunque luego volvió a la vida pública como senador).
Larreta también enfrenta críticas de distinto tenor -las veredas que se hacen más de una vez (ahí vuelve "Pepe, rompé"), el déficit habitacional y escolar, las acusaciones de negocios inmobiliarios y respecto del Paseo del Bajo abundaron en las redes videítos mostrando que faltaban tornillos en las barandas y que en las subidas no pasan dos camiones juntos-, pero cree que puestas a confrontar con las obras en curso o terminadas, la suerte se inclina a su favor. Hasta supone que habrá kirchneristas confesos que lo votarán. ¿Se referirá a la vecina de Recoleta, Cristina Kirchner, que en su best seller lleno de diatribas contra el macrismo hace un sorprendente rescate? Reveló que le gusta más el actual emplazamiento de la estatua de Juana Azurduy, mudada de enfrente de la Casa Rosada a la explanada del CCK.
Larreta ahora se propone conquistar a la comunidad italiana, que quedó muy disgustada cuando al kirchnerismo se le ocurrió desarmar el monumento de Cristóbal Colón, que el gobierno porteño terminó trasladando a la Costanera. En horas inaugurará un paseo que jerarquizará al gran navegante que descubrió América, ahora con su mirada pétrea clavada en el Río de la Plata.

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