lunes, 27 de febrero de 2023

DIOS Y EL MUNDO PROTEJAN A UCRANIA


Un año de guerra... un año de resiliencia ucraniana
El presidente ucraniano dijo que solo se sentará a una mesa de negociaciones cuando se respete la integridad territorial de Ucrania y volvió a pedir que Occidente acelere el envío de armamento
S. chuzakov/afpAFP
el mundo— KIEV (De una enviada especial).– Con ceremonias, misas y actos solemnes para recordar a sus héroes de guerra, Ucrania dio una muestra de resiliencia al conmemorar ayer el primer año de la invasión rusa. Con un tono combativo, el presidente Volodimir Zelensky dijo que la victoria de su país será “inevitable” si sus aliados occidentales cumplen sus promesas de envío de armamento.
KIEV.– No sonaron las sirenas antiaéreas como hace 365 días en Kiev. No hubo shock, tampoco pánico, por suerte no llegó un enésimo y temido ataque ruso. En cambio, esta capital vivió un primer aniversario de la guerra con ceremonias, misas y actos solemnes que recordaron a los miles de “héroes” caídos en la batalla, en un clima de resiliencia absoluta.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, usó el aniversario para volver a mostrarse combativo, desafiante, seguro. Y más determinado que nunca a seguir adelante con una guerra que nadie sabe cuánto podrá durar y sin solución diplomática a la vista.
“No estamos luchando, estamos defendiendo nuestras vidas”, dijo el mandatario, en una larga conferencia de prensa que concedió en Kiev y que también se hizo presente en un día tan especial en sendos mensajes en las redes sociales.
A 365 días del inicio de una guerra que trastornó a esta exrepública soviética y al mundo, Zelensky, que desde el comienzo ostentó una enorme habilidad de comunicación, quiso centrarse en lo único positivo de este primer año de guerra: el hecho de que los ucranianos, que están más unidos que nunca más allá de la destrucción y sangre derramada, demostraron su “invencibilidad” ante el gigante ruso.
Hace un año, en efecto, cuando comenzó la denominada “operación especial”, todos hubieran apostado por una rápida victoria del presidente ruso, Vladimir Putin, que, en cambio, fue sorprendido –y humillado– por una resistencia feroz e inesperada del Ejército ucraniano y de los cientos de miles de voluntarios de las Fuerzas Territoriales de Defensa.
Zelensky, un cuestionado excomediante cuya figura se agigantó en estos doce meses, convirtiéndose en uno de los líderes más admirados del escenario internacional occidental, habló de una “victoria inevitable” de Ucrania porque “está del lado justo de la historia”.
Una victoria que, dijo, podría darse incluso este año de acelerarse la llegada de las armas de más alcance y más modernas prometidas por la coalición que lo respalda. Destacó, en este sentido, el amplio apoyo de la mayoría de la comunidad internacional y el respaldo de sus aliados occidentales, que prometieron seguir enviando armas y dinero. En la Asamblea General de Naciones Unidas, 141 países condenaron anteayer la invasión de Rusia.
El mandatario ucraniano volvió a hacer entender que queda muy lejos cualquier acuerdo para una tregua o cese del fuego. Y que solo se sentará a una mesa de negociaciones cuando se respete la integridad territorial de Ucrania. Es decir, cuando el enemigo ruso se retire de los territorios que Putin cree que forman parte de la Gran Rusia, invadidos ilegalmente: la península de Crimea (anexada en 2014) y buena parte de la disputada región del Donbass, en el este, donde ahora se concentran los combates
Solo podrá haber negociaciones, insistió, cuando Putin deje de bombardear. “¡Por favor, respeten nuestro derecho a vivir en nuestra tierra! ¡Váyanse de nuestro territorio, dejen de bombardearnos!”, pidió.
“¡Dejen de destruir nuestras infraestructuras, energía, agua potable! ¡Dejen de bombardear pueblos, ciudades, matando a perros y gatos, simples animales, incendiando bosques!”, agregó.
“No es nuestra guerra”, aseguró, por otro lado, Zelensky, al subrayar que Ucrania también estaba combatiendo por Europa y sus valores, que se contraponen a la falta de libertad y democracia que hay en Rusia, que no esconde sus deseos de expandir su influencia a otros países que solían formar parte del Imperio Ruso primero y de la Unión Soviética después. Como siempre, abogó por más armas, drones, aviones de combate para su país y más “presión” internacional, más aislamiento y más sanciones contra Rusia, el agresor.
Al relativizar el plan de paz presentado por China (ver página 8), advirtió del peligro que implicaría que esta superpotencia comenzara a darle armas a Rusia, mencionando una posible tercera guerra mundial. Sin embargo, anticipó que, al igual que Putin, planea reunirse con Xi Jinping.
Incertidumbre
Más allá del tono combativo y desafiante de Zelensky, fue un primer aniversario triste en Ucrania. En Kiev, donde por esta fecha que ya entró en la historia y en la memoria colectiva no hubo clases, se veían personas peregrinando a la Plaza Maidan para evocar el aniversario y sacarle una foto al monumento de banderitas ucranianas que homenajean a los miles de muertos, muchos civiles, que se cobró hasta ahora la “operación especial” de Putin.
“No sé cuándo terminará esta guerra… Pueden hacer falta años para que llegue el fin”, dijo a la nacion Mikhail, profesor de Historia oriundo de Popasna, ciudad del oblast de Lugansk, en la disputada región industrial del Donbass, que en este año además de vivir una odisea, fue prisionero de los rusos.
Mikhail perdió dos veces su casa. La primera vez en 2014, cuando comenzaron los combates entre fuerzas separatistas prorrusas y ucranianas en el Donbass y se vio obligado a irse de la cercana localidad de Pervomajsk, donde vivía. La segunda, cuando la ciudad de Popasna, donde se había mudado, quedó en el medio de feroces combates el año pasado, hasta que en mayo cayó bajo ocupación rusa. Cuando aún no había sido conquistada, Mihkail comenzó a trabajar como voluntario. Evacuaba gente que había quedado bajo el fuego cruzado y llevaba ayuda a los que no querían irse en un ómnibus escolar amarillo. Y cayó prisionero de mercenarios rusos de la compañía Wagner cuando estaba acompañando a una mujer a recuperar cosas de su departamento.
“Comenzaron a disparar desde un tanque con una metralleta, logramos salir del autobús amarillo tirándonos cuerpo a tierra y después nos arrestaron… Ocurrió el 27 de abril”, contó. Aunque lo liberaron diez días más tarde porque se dieron cuenta de que era un simple civil, su cautiverio fue noticia en la televisión rusa.
Unido amplia evidencia de supuestas atrocidades de guerra cometidas contra civiles. Moscú niega esas acusaciones.
También hubo enfrentamientos en Brovary y sus alrededores, al este de Kiev. Esas tres ciudades se han convertido en sinónimo de un asedio brutal que arrasó manzanas enteras de departamentos y casas, y donde la población local fue sometida por la fuerza.
Pero a pesar de la embestida en los alrededores de la capital, Kiev no cayó. Las fuerzas ucranianas lograron interrumpir las líneas de suministro rusas, impidiendo que aterrizaran los transportes de tropas, destruyendo los blindados rusos y manteniendo alejada la línea de frente. Entonces, Moscú supo que la pelea iba para largo.
Apoyo occidental
Además de implementar sanciones contra Rusia, la Unión Europea, Gran Bretaña y Estados Unidos brindaron apoyo a Ucrania en forma de armas y equipamiento bélico. Los costos económicos de la invasión iban en aumento y la comunidad internacional se apresuró a ayudar a Ucrania.
Durante 2022, Ucrania recibió alrededor de 32.000 millones de dólares en ayuda exterior para cubrir su déficit presupuestario, y solo Estados Unidos había prometido más de 29.000 millones de dólares en asistencia de seguridad hasta finales de enero.
Esa cifra incluye de todo, desde municiones hasta sistemas avanzados de defensa aérea y sistemas de lanzacohetes Himars, que Ucrania utilizó para atacar depósitos de municiones, tropas y objetivos logísticos detrás de las líneas enemigas.
Ucrania también ha presionado con éxito para que le envíen tanques avanzados, aunque hacerlos llegar al campo de batalla lleva mucho tiempo y algunos expertos dudan de que sean suficientes para modificar en algo el curso de la guerra. Otros países occidentales, como Gran Bretaña, Alemania y Polonia, también han contribuido a la campaña, pero su papel se ve opacado por el ingente aporte de Washington.
La resistencia civil
El pueblo ucraniano sigue decidido a no perder su libertad. A pesar de meses de implacables ataques, la resiliencia de la sociedad civil ucraniana sigue intacta. En octubre de 2022, según las encuestas del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, el 86% de los ucranianos seguía apoyando firmemente la idea de resistir frente a Rusia.
Desde que el Kremlin lanzó la invasión, más de ocho millones de ucranianos huyeron de su tierra natal. La ONU lleva registrados más de 7000 civiles ucranianos muertos y otros 11.500 heridos. En el camino han quedado destruidos hogares, escuelas y hospitales, y los investigadores designados por la ONU están analizando si los ataques de Rusia contra la infraestructura crítica no son equivalentes a crímenes de guerra.

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