sábado, 22 de abril de 2023

LO QUE SUENA


72 SeaSonS
“72 seasons”, “shadows follow”, “screaming suicide”, “sleepwalk my life away”, “you must burn!”, “lux aeterna”, “crown of barbed wire”, “chasing light”, “if darkness had a son ”, entre otros

Metallica deja los artilugios y se expande en su sonido más fresco
Sebastián ChavesLa banda liderada por Hetfield regresa a las composiciones largas
Los años terminados en tres han sido mojones siempre determinantes para la historia de Metallica. En 1983 editaron su primer larga duración (Kill ‘Em All) y con ello sentaron las bases del thrash metal -la versión más veloz y agresiva del rock pesado para la época- junto a otras Megadeth, Slayer y Anthrax, ahora conocidas como el “Big Four” del estilo. 1993 fue el año del primer disco oficial en vivo. Live Shit: Binge & Purge recolectaba grabaciones de la gira de su Black Album, aquel con el que llevaron el género a su pico de popularidad y con el cual se ganarían el rótulo de ser una de las grandes bandas de rock para ver en vivo, rótulo que aún hoy conservan, con varios de sus integrantes cerca de cumplir 60. 2003, como todo drama, fue uno de los puntos de giro y la debacle de la banda. Con la salida de St. Anger como contexto, el colapso fue tal que devino en terapia de grupo, internaciones y una gira por Sudamérica que incluía shows en River pero se canceló por “agotamiento físico y mental” de los integrantes. 2013 no fue un año tan relevante para la historia de Metallica pero como dato de color quedará que el 8 de diciembre tocaron en la Antártida y se convirtieron así en la primera banda del mundo en haber tocado en los siete continentes.
Estamos en 2023 y hay nuevo disco de Metallica. El onceavo de una carrera que tuvo en sus primeros cinco un estado de gracia a la altura de Led Zeppelin y Black Sabbath, por nombrar algunas bandas que los influenciaron. Ya sin la prolificidad de su edad dorada, James Hetfield y compañía editan mucho más espaciado en el tiempo: este es apenas el cuarto disco en lo que va del siglo, la misma cantidad que antes publicaban en la mitad de tiempo. Pero Metallica ya es una banda que revalida credenciales en vivo. Los discos hoy parecen una excusa para desempolvar riffs y grabar. “Antes nos preocupábamos porque los discos tuvieran muchos climas, ya no”, se lo escuchaba decir sin culpa a Lars Ulrich, baterista y cerebro del grupo en la presentación del disco que se dio en cines de todo el mundo, incluida la Argentina. Y así las cosas, 72 Seasons es pura potencia, riffs pesados que suenan siempre a Metallica (resultaba gracioso escuchar a los miembros del grupo relacionando algunos temas a Ramones o Black Sabbath, cuando el sonido era indefectiblemente propio) pero que en el exceso de destreza y creatividad pierden contundencia.
Desde el comienzo con “72 Seasons”, el tema que da nombre al disco, las cosas quedan claras: los temas tienen una duración excesiva. Ni siquiera en los años del thrash, un disco de Metallica era tan extenso, cuando en la juventud y el virtuosismo habían encontrado la alquimia para descargar y demostrar. Las 72 estaciones que menciona el nombre hacen referencia, paradójicamente, a la cantidad de estaciones del año que vive una persona hasta cumplir los 18. Hetfield, que volvió a pasar por una internación para luchar contra su adicción al alcohol, se divorció de su pareja después de 30 años y tuvo sesiones y sesiones de terapia, afirma que uno convive durante toda su vida adulta con los presupuestos que su contexto le forma durante esas 72 estaciones formativas. Así, no solo la canción sino todo el disco, abrevan en los demonios internos del letrista y de cómo convivir con ellos, o combatirlos llegado el caso. Y esa lucha es la que se da con el heavy metal más veloz e intrincado posible.
Como una continuación de sus últimos dos discos (Death Magnetic y Hardwire... To Self-Destruct), Metallica sigue en el camino de un neo-thrash sin concesiones, aquellos que en 1991 supieron bajar la intensidad y la velocidad para convertirse en la banda de heavy metal más grande del planeta, ahora parecen no estar interesados o haber perdido la capacidad de hacerlo. Pero si algo tiene 72 Seasons que lo ubica un poco por encima de sus dos antecesores, es que la ingeniería de riffs acá suena más suelta y menos forzada. Desde “Lux Aeterna” (la única por debajo de los 4 minutos) a “Inamorata” (la primera canción en la historia de Metallica en superar los 10), el cuarteto suena como si hubiesen dado rienda suelta a sus capacidades sin detenerse demasiado a calcular nada y por eso el sonido es el más fresco que hayan conseguido en, por lo menos, los últimos 20 años. Si ha de haber un exorcismo interior, que sea, para Hetfield, a la manera de Metallica

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