:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/YQVH2JDPXNFWLAK2D2TRD6CY4Q.jpg)
¿Querés salvar esa notebook? Hacé esto
No usar un equipo portátil durante varios meses es tan malo como usarlo mal
El eslabón débil de la movilidad son las baterías; algunas malas prácticas (y ciertos errores groseros, como el que cuento aquí) te dejan sin autonomía; un procedimiento para devolverles la salud
Ariel Torres
Aveces es cuestión de suerte. O de atajar el desastre a tiempo. En cualquier caso, lo que sigue es 100% real, puede ayudar a muchos usuarios de notebooks y celulares, y deja una lección contundente. Esa lección es: no usar un equipo portátil es igual de dañino para las baterías como usarlo mal.
¿Qué sería usarlo mal? A estas alturas creo que es vox populi, pero, por si acaso, acá van las cosas que nunca deberías hacer con tu computadora, celular, tablet o cualquier otra cosa con baterías de iones de litio.Trabajar siempre con con el equipo enchufado.
Usarlo hasta que le queda 3% de baterías de forma sistemática.
Mantenerlo siempre cargado al máximo (por si acaso, ¿viste?).
Guardarlo mucho tiempo sin carga.
Este último punto es el que me lleva a esa Lenovo preciosa que alguien –sin nombres, por favor– había dejado tras la pandemia abandonada en un estante durante varios meses. Seis meses. Ocho. No lo sé. Mucho. La cerró, como siempre, confiada en que volvería a emplearla al día siguiente, y luego, bueno, pasaron cosas.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/7YDULARKQBEZLDCYAICFEBIUCQ.jpg)
Y la máquina quedó ahí. Hasta que se apagó. Por falta de batería. Cuando la vi, se me heló la sangre. Bueno, no tanto, pero es un equipo costoso, de batalla, una de esas portátiles que se bancan todo, bien fabricada, con un teclado que me sirve incluso a mí (lo que es mucho decir), pantalla táctil grande y 16 GB de RAM. Dato I: ya le habían arruinado una batería antes (por usarla siempre enchufada) y habían tenido que ponerle unas nuevas. Por suerte, ese equipo usa el tipo de pack que se puede extraer, al revés que las ultrabooks. (Dato II: no es una ciencia cambiarle las baterías a una ultrabook, y en algunos casos, como el de HP, los kits vienen con el destornillador correcto, que es de tipo Torx).
Ahora, al ver la Lenovo ahí, apagada, con una fina capa de polvo, y luego de atar cabos, temí lo peor. Así que la abrí, y fue lo mismo que abrir un triple de jamón y queso. Ni la más mínima señal de vida. OK. La puse a cargar. Cuando llegó al máximo, la encendí. Parecía que había tenido suerte, porque anduvo bien y la carga descendió de forma más o menos paulatina y predecible hasta el 40 por ciento. Entonces la película de Netflix se colgó y el equipo se apagó. Es un clásico, y un síntoma de que las baterías se dañaron: cuando llegan más o menos al 40% la carga se desploma a cero.
¿Te pasó? Sí. Lógicamente. Y seguramente también te habrá pasado que le sacás el enchufe y la batería te dura cuatro minutos y doce segundos. Eso es todavía más grave, y ahí no hay solución (salvo cambiar la batería, cosa que en los celulares ya no es posible; por ahora). Pero en este caso el síntoma era otro y, todavía más importante, se trataba de una batería nueva. ¿Y si probamos de salvarla?
No hagas esto en casa, oficina, estudio, etcétera
Antes de eso, ¿qué había causado esta fea situación? Simple: el haber estibado la computadora como si fuera una remera. O una docena de platos. Una notebook o un celular pueden guardarse apagados, por supuesto, pero deben estar con una carga de más o menos el 40 por ciento, y no es buena idea que las baterías estén ociosas por más de un mes. Hagamos dos. Me preguntarán si con equipos que ya no uso me tomo el trabajo de encenderlos cada uno o dos meses y, si la carga ha descendido mucho de 40, cargarlos de nuevo, y solo entonces volverlos a apagar y guardar. Respuesta corta: sí. Es la forma de tener uno o más muletos para esas odiosas situaciones en las que tu teléfono principal te deja de a pie.
Acá habían hecho todo mal. La cerraron encendida. La batería se fue consumiendo. A la semana se habrá agotado. Quizás un poco menos. El equipo entonces se apagó y los iones de litio estuvieron en cero sin hacer nada durante meses. (Dicho sea de paso, este modelo, como otros de Lenovo, tiene en realidad una segunda batería integrada, además de la que se puede cambiar. Esta estaba nueva. La otra, interna, seguía detonada por el mal uso que había llevado al cambio de la externa.) OK, ¿podía resolverlo?
Movete
Dicen que moverse una hora añade tres horas de vida. No quiero entrar en la aritmética de eso porque, en primer lugar, me asustaría un poco y, en segundo, llevaría a un resultado insólito: uno podría vencer a la muerte con solo correr lo suficiente. Metafórico, pero imposible.
Pero sí, moverse es sano. Y lo mismo ocurre con los iones de litio. Sin entrar en detalles, y citando a Steve Jobs, a estas baterías –hoy omnipresentes– les gusta hacer ejercicio. Aposté por lo tanto a que si ponía a trabajar la Lenovo, lograría restaurar al menos parte de su carga total. No me imaginé que iba a poder recuperar prácticamente toda la autonomía.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/M474GBRL3FFDNJYZ3KCRIUVEBQ.jpg)
¿Qué hice? Empecé a usarla a diario. Nada excesivo. Ejercicio moderado. Netflix o Spotify en segundo plano, con la máquina muteada. El equipo tiene Linux ahora, así que se actualizaba regularmente, lo que también consumía carga. Con paciencia, pero sistemáticamente, logré que la batería pasara de caerse en el 40% a apagarse en el 30 por ciento. Linux sufría con los apagones, y me informaba errores de disco, al reiniciarse, pero era menester.
Por fin, cuando conseguí que la máquina llegara al 20 por ciento antes de tirar la toalla (eso es mucho), pasé al crossfit. La puse a renderizar una escena 3D con Blender, lo que ponía el procesador al máximo y se devoraba la batería.
Canté alabanzas en latín tardío cuando vi que esta gimnasia extenuante no se comía la batería en 10 segundos. Por el contrario, con el CPU al máximo y la temperatura del núcleo en casi 50 grados, la batería pasó a 19, al rato a 18, y luego a 17 y a 16. Entregó unos buenos 20 minutos de trabajo pesado en esto, y cuando estaba por llegar al 15 por ciento, corté el render, observé si se mantenía en ralentí con esa carga, y después de unos cinco minutos, la apagué y la puse a cargar. En principio, había salvado esa notebook.
Números
Luego vino la prueba de fuego. Es decir, cargarla durante la noche, desenchufarla a la mañana y dejarla en suspensión durante el día. ¿Con cuánta carga me encontraría 12 horas después? Si estaba en 70 o 60, había perdido la batalla. Pero en los días subsiguientes, al abrirla tras un día entero en suspensión, la batería estaba en 98 por ciento. Incluso más importante: ¿pasaba de 98 a 50 en veinte minutos o podía usarla varias horas hasta verme obligado a cargarla otra vez? Fácilmente, y a pesar del castigo que recibió, podía ver un par de películas antes de volver a cargarla. Entre 4 y 5 horas. Menos que el equipo nuevo. Mucho más de lo que aguardaba. Calculo que recuperé un 86% de la carga total original.
Por lo tanto, hay esperanza. Si venís usando mal un equipo portátil más o menos nuevo y notás que empieza a perder autonomía, tomá los recaudos del caso (no dejarla cargando sin supervisión; fundamental) y permitile descargarse. Volvela a cargar al máximo. Desenchufala, dejá que se descargue, y así, hasta que (si todo sale bien) vuelvas a tener esas baterías en las condiciones originales, o casi. Acordate, el porcentaje que te muestra el equipo en pantalla es una ilusión, no debe darte ansiedad, y a las baterías de iones de litio les gusta mantenerses activas. Son los runners de la electrónica.
Dependiendo del modelo de notebook, el fabricante podría ofrecerte (es el caso de algunas Lenovo) un software para reacondicionar las baterías. A veces, es menester calibrarlas; con cuidado, sin embargo, porque esta maniobra es riesgoso; podés ver más info acá.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/DC2IZX54LJG4LH7IX726BAWOT4.jpg)
Cuando hayas recuperado la autonomía, la forma correcta de usar un equipo es dejar que las baterías se descarguen. Cuando lleguen al 15 por ciento, conviene enchufarlo y dejar de usarlo (si esto es posible). El mismo equipo te avisa cuando debés enchufarlo (porque ese 15% es, insisto, una ilusión).
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/3VUHDJAQBVF6HGU3D7LJAN3PFQ.jpg)
Mi smartphone nuevo, un Galaxy S23, no llega a descargarse por completo en un día, así que al menos una vez a la semana evito cargarlo por la noche. ¿Cuál es la autonomía de este teléfono con el uso que le doy (y que ni es nulo ni es salvaje)? Alrededor de 36 horas. ¿Más de un día? Casi dos, porque con ese 15% de batería el teléfono podría tranquilamente llegar hasta el día siguiente. Mi S7, que ya tiene siete años, conserva una autonomía envidiable. No uses ningún equipo con baterías de iones de litio todo el día enchufado; vas a arruinar las baterías, y las vas a arruinar en cuestión de unas pocas semanas. Y, por favor, no te la olvides en suspensión en un estante durante más de medio año.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.