jueves, 21 de julio de 2016

MUNDOS FANTÁSTICOS; UN PRODUCTO DISNEY


Blancanieves y su príncipe, personajes adorados.
Mundos fantásticos / Dirección: Pablo Puiggari / Intérpretes: Louis Allain, Lauren Anderson, Christine Baca, Morgan Bell, Pavel Charusshnikov, Ryan Coombs, Alexe Gilles, Stephen Hoermann, Kassandra Kovakou, Ekaterina Larionova, Jean-Simon Legare, Mary Mew, Vitaliy Nikiforov, Lev Shiryaev, Zlata Shymuk, Victoria Tugolukova / Funciones: de martes a domingos, a las 11, 15 y 19 / Espacio: Luna Park / Duración: 110 minutos.
Si hay un sello mundial que entiende cómo recrear magia ése es Disney. La majestuosa pista de patinaje con la que se topa el público que entra al Luna Park está en consonancia con la grandilocuencia de esta marca archifamosa. Los personajes conocidos por todos se suceden en un despliegue infalible.
Así como en la pantalla grande, Tinkerbell aparece para recibir al público e inmediatamente después la pareja animada más conocida de la historia: Mickey y Minnie quienes, como buenos anfitriones, dan comienzo a la ceremonia. Lo que se verá a continuación, en casi las dos horas que dura el espectáculo, será un cuadro tras otro muy atado a las películas, apelando al visionado de las mismas por parte de toda la platea que ovaciona cada aparición de algún personaje y más aún cuando se trata de alguna princesa. 

El primero de los cuadros recrea la atmósfera de la ciudad de Agrabah y mientras Mickey nos presenta a Aladdin una escenografía se despliega detrás. No todos los cuadros cuentan con tanta producción pero en todos los casos la relación con las películas es directa y necesaria; situación que, al cabo de un rato, termina siendo repetitiva y algo carente de creatividad. De Arabia al bosque de Blancanieves sin escalas... o sí porque entre número y número algún legendario personaje se hará presente como modo de hilvanar los cuentos. Los siete enanitos, los cubiertos de la casa de la Bestia, Lumière, el cangrejo Sebastián y el pez Flounder, las princesas Bella, Blanca Nieves, Aurora, Rapunzel, Ariel, Tiana, Cenicienta, los príncipes, las brujas, los villanos, las hermanastras, las hadas salvadoras de todos los tiempos e incluso una imponente carroza que lleva a Cenicienta al baile, darán presente en el evento. Algunos cuadros tendrán una ostentación mayor como el mundo acuático de La Sirenita. En otros, en cambio, con la clásica canción de la pareja bastará.

El plan es completo: casi dos horas de duración con intervalo en el medio -que no sólo permite ir al baño, sino escuchar el coro homogéneo de niños que exclaman "¿me comprás?"-, una producción de gran nivel que incluye un ajustado vestuario con trajes imponentes y una destreza en el patinaje de un elenco compuesto por artistas de todos lados del mundo -situación que hace trastabillar el fluir narrativo ya que no pueden seguir los parlamentos grabados ni con la mímica, algo que incluso en los films está mejor resuelto- dan un resultado efectivo. De todas formas, para un espectáculo de ese nivel sería acertado un sonido mejor y algún intento de autonomía que libere al menos por un rato el espectáculo de las películas.El clímax llega al final cuando aparecen las hermanas Anna y Elsa de la exitosa Frozen. Ahí todo adquiere más sentido: la aventura congelada sobre hielo va recreando una por una las canciones más conocidas por todos. Las familias cantan y ya no importa que el sonido no sea de lo mejor. "Libre soy" hace estallar al Luna Park. Es que Disney sabe bien que quien hace el postre se lleva todos los aplausos. Y así, felices y satisfechos salen los niños a ver, seguramente, algunos de los films evocados

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