jueves, 1 de marzo de 2018

LA PÁGINA DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO


Cómo evaluar una gestión económica


Juan Carlos de Pablo
Entre 1854 y 2016, en la Argentina 129 personas ocuparon la titularidad del equipo económico (algunas, en más de una oportunidad), lo cual implica una permanencia promedio de 450 días. Con un máximo de 2191 días, en los casos de Ramón A. Cereijo y Domingo E. Salaberry, y un mínimo de 6, en el de Miguel Roig. En estas condiciones, fabricar una planilla con los apellidos de los presidentes de la Nación y sus ministros de Economía indicando al costado qué pasó con el producto bruto interno real, la desocupación y la inflación puede resultar muy atractivo, pero no sirve para evaluar las gestiones económicas. ¿Existe alguna mejor forma de encarar esta tarea?
Al respecto consulté al galés John Hrothgar Habakkuk (1915-2002). Según Ravi Mirchandani, "su principal contribución fue su estudio de las tasas de cambio tecnológico en Inglaterra y Estados Unidos durante el siglo XIX. Dividió el desarrollo industrial de Estados Unidos en dos estadios importantes, el anterior a 1840, cuando comenzó la migración masiva, y el posterior a 1870, cuando la abundancia de recursos naturales y el rápido crecimiento de la demanda canalizada a través de la economía de mercado generaron los estímulos para el crecimiento". Se casó con una de sus alumnas, como también hicieron Frank Hyneman Knight, Alfred Marshall, John Forbes Nash y Ernest Francis Penrose.
¿Es posible evaluar la gestión económica de un gobierno o de un equipo económico?
-Sí, pero hay que realizar la tarea con cuidado, porque los desafíos que hay que enfrentar son inmensos.
- Explíquese.
-Es sabido que ni Napoleón ni Hitler pudieron conquistar Rusia. Ahora bien, solo llevado por un mal entendible patriotismo, a un historiador ruso se le ocurriría explicar tal hecho por el espíritu de sacrificio del pueblo ruso y el accionar de sus fuerzas armadas, ignorando el invierno.
- ¿Qué significa esto?
-Que toda explicación causal, como la atribución de responsabilidades en los éxitos y en los fracasos, tiene que incluir todas las variables relevantes.
-En la evaluación de las políticas económicas, ¿qué quiere decir esto?
-Prestarle atención, por ejemplo, a la herencia recibida. Ejemplo: entre 1958 y 1961 el PBI real aumentó 2,6% equivalente anual, mientras que entre 1963 y 1965 subió 9,7% equivalente anual. ¿Alguien puede creer que, en el plano económico, la gestión del presidente Arturo Humberto Illia fue tres veces superior a la de Arturo Frondizi?
-¿Qué pasó, en un caso y en el otro?
-Illia recibió una economía que había padecido dos años consecutivos de recesión y encima estaba beneficiándose de una mejora de los términos del intercambio que le permitió superar la "barrera" de los 1000 millones de dólares anuales de exportaciones propios de la década de 1950. Frondizi, por el contrario, tuvo que enfrentar gravísimas deficiencias de infraestructura, heredadas del gobierno presidido por Juan Domingo Perón.
-¿Está diciendo que lo de Illia es pura suerte?
-No exageremos, también hubo mérito. De quienes formaron el equipo económico que lo acompañó rescato principalmente a Félix Gilberto Elizalde, presidente del Banco Central, quien lamentablemente falleció joven.
-Para evaluar la gestión de ministros específicos, ¿qué debería tenerse en cuenta?
-Además de la herencia recibida, el margen de maniobra político con el cual contaron. La política económica nunca se da en el vacío, sino en un escenario internacional y en un contexto político concretos. Ningún titular de ningún equipo económico puede ser propiamente calificado como el zar de la economía, pero es claro que no todos tuvieron igual margen de maniobra.
-Ilústreme.
-No se puede juzgar con igual vara a Adalbert Krieger Vasena, José Ber Gelbard, José Alfredo Martínez de Hoz, Juan Vital Sourrouille o Domingo Felipe Cavallo (1991-1996) que a Jorge H. Wehbe, Emilio Mondelli, Jesús Rodríguez, Cavallo (2001) o Axel Kicillof.
-Pero entonces ¿cómo evaluar una gestión económica?
-Entiendo su insistencia, pero respete mi resistencia. En el listado anterior es más fácil calificar las gestiones de los primeros que las de los segundos. Aun en estos casos recomiendo un análisis que mire los resultados de manera apasionada, evitando tomar algún indicador favorable, u otro desfavorable, para defender o atacar determinada gestión económica. Más allá de lo cual hay un punto sobre el cual quiero ser enfático.
-¿Cuál es?
-Que resistan la tentación de explicar los decepcionantes resultados económicos utilizando explicaciones conspirativas. La esencia de la explicación conspirativa es que transforma lo que superficialmente luce como un fracaso en un éxito.
-Ejemplos.
-Gelbard no fracasó, sino que quería sovietizar la economía; Martínez de Hoz no fracasó, sino que se propuso reventar a la clase media. El problema con las explicaciones conspirativas, a las que ustedes los argentinos son tan afectos, es que inducen la haraganería intelectual: quien se acostumbra a utilizarlas nunca se toma el trabajo de averiguar qué es lo que sucedió, pero resulta que solo puede mejorar la realidad quien primero la entiende, no quien la imagina según determinado prisma.
-Don John, muchas gracias.

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