Los anillos, el fuego sagrado, la antorcha. Los símbolos de los Juegos Olímpicos representan una parte esencial de uno de los eventos deportivos más importantes del planeta. Resultan un sello distintivo. Y Buenos Aires ya respira ese aroma particular que vivirá durante el mes de octubre al ser la capital del deporte mundial, cuando reciba los terceros Juegos Olímpicos de la Juventud (YOG). Primero fueron los anillos, que ya se lucen en el Obelisco. El Comité Organizador presentó en Villa Soldati la llama olímpica que se había encendido en la ceremonia que se realizó en el histórico estadio Panathinaikó, en Atenas, Grecia.
El fuego olímpico, el símbolo más moderno y tradicional del olimpismo, llegó a Buenos Aires e iniciará un recorrido a través de 14.000 kilómetros para exhibirse en diversos puntos de la Argentina. La primera muestra fue en el Centro Acuático del Parque Olímpico.
¿Qué particularidades tienen esa antorcha y ese fuego al que siempre envuelve un halo de misterio? "Vino a la Argentina en un cofre cerrado, con una lámpara especial que está especialmente diseñada para subir a cualquier avión. El fuego no se apaga nunca, jamás", explica Leandro Larrosa, el CEO del Comité Organizador. "Todo esto tiene un procedimiento particular. Hay dos lámparas que están siempre encendidas para mantener ese fuego. Se las recarga permanentemente con una parafina líquida que aguanta entre 15 y 16 horas. Después, desde esas llamas se empiezan a prender las diferentes antorchas. Pero el fuego es siempre el mismo", agrega Larrosa.
El recorrido
Las ciudades que visitará el tour olímpico serán La Plata, Paraná , Santa Fe Puerto Iguazú (15/8), Corrientes (18/8), San Salvador de Jujuy (23/8), Salta (26/8), San Miguel de Tucumán (29/8), San Fernando del Valle de Catamarca (1 de septiembre), La Rioja (5/9), Mendoza (8/9), San Juan (12/9), Córdoba (16/9), Neuquén (20/9), Bariloche (23/9), Ushuaia (30/9) y Buenos Aires el 6 de octubre.
Además, el recorrido estará presente en un sitio especial: la llama olímpica llegará por primera vez en la historia a la Antártida, el punto mas austral al que ha sido transportada jamás. La idea es llevarla post desembarco en Ushuaia. Dependerá, claro, de las condiciones climáticas. "Es una vuelta muy federal. En varios municipios también haremos algunos eventos. Y el salto a la Antártida será hermoso, distintivo. Estamos orgullosos", añade Larrosa.
No será la primera vez que la Argentina pueda disfrutar de un evento de esta magnitud. Previo a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, la antorcha olímpica llegó al país por primera vez es su historia como parte de un recorrido de 137.000 kilómetros por todo el mundo. Algo similar sucedió en la antesala de Río de Janeiro 2016. "Queremos que sea la antorcha de la unidad. En un mundo con tantos conflictos deseamos aportar algo de paz. Estamos en un lugar maravilloso", dijo Gerardo Werthein, presidente del Comité Organizador.
Como en cada ocasión que un símbolo deportivo de esta magnitud llega al país, se prevé un operativo de seguridad para su cuidado. "Está en nuestras manos su custodia y que ese fuego que se encendió en Atenas siga vivo hasta el 18 de octubre, cuando tengamos la ceremonia de clausura. En algunos lugares lo cuidaremos con personal de seguridad y en otros con gente de un equipo específico denominado 'Torch Tour'. Ellos serán los encargados de que nunca se apague", especifica Larrosa.
Del acto participaron el propio Werthein y Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño, entre otras autoridades y reconocidos atletas olímpicos argentinos como Sebastián Crismanich (oro en taekwondo en Londres 2012), Juan Curuchet (oro en ciclismo en Pekín 2008) y Carlos Retegui (DT de Los Leones que también ganaron el oro en Río 2016). "De todo esto quedará un legado y toda esta enorme infraestructura", aseguraba Retegui mientras Curuchet, Crismanich y los atletas juveniles Sol Ordás, Dante Cittadini, Victoria Saputo y Teresa Romairone protagonizaban los primeros relevos de la antorcha destinada a los primeros Juegos Olímpicos en los que habrá la misma cantidad de mujeres y hombres compitiendo.
"Vamos a ser el centro del mundo y demostraremos de qué estamos hechos los argentinos. No hay nada que envidiarles a los otros Juegos Olímpicos", remarcó Crismanich. A su lado estaba Ordás, una chica de apenas 17 años que también sueña con ser campeona olímpica. "Estuve muy ansiosa, pero lo disfruté mucho. La antorcha es un símbolo muy fuerte", dijo. Ordás jamás se olvidará que fue la primera atleta juvenil que tuvo en sus manos el fuego olímpico en la Argentina.
F. V.
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