Cómo es la trama secreta del acuerdo entre Patricia Bullrich y Carlos Melconian
Durante la última semana hablaron varias veces y el martes se encuentran cara a cara; desde el verano de 2022 mantienen reuniones; los puntos en conflicto y el futuro rol de los economistas de Cambiemos que todavía queda por definir
José Del Rio

La reunión se terminó de confirmar ayer mediante una llamada telefónica entre Patricia Bullrich, candidata a presidente de Juntos por el Cambio, y Carlos Melconian, presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), de la Fundación Mediterránea. El encuentro entre ambos se producirá el martes con el objetivo de dar un paso fundamental en la campaña, pero sobre todo en su cruzada presidencial contra Javier Milei, candidato a presidente de Avanza Libertad y referente económico de esa fuerza, y Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria y ministro de Economía de Alberto Fernández.
“La dolarización es inviable y Massa no puede defender un 148% de inflación y un dólar sin techo. Hay que salir a la cancha ya, a decir en castellano lo que los técnicos explican en lenguaje inentendible. Tenemos todo para ganar, pero es fundamental llegar a la gente ahora. Falta mucho y demasiado poco a la vez”, arengó por lo bajo a todos los responsables de la campaña de Bullrich uno de los principales integrantes de su mesa chica. Los focus groups y mediciones están a la orden del día y el crecimiento de Milei es algo que desvela a todo Juntos por el Cambio.
Las expectativas para la charla cara a cara con Melconian son muy altas, pero vienen de varias llamadas telefónicas y WhatsApp que se cruzaron en los últimos días con el titular del IERAL que llegará mañana de su viaje a Estados Unidos.
Ahora es tiempo de definiciones y no son pocos los puntos a despejar. Un tema crucial es el acuerdo político en el que aparecen algunos fantasmas del pasado que tanto Bullrich como Melconian se encargaron de minimizar a sus íntimos. Ni la candidata a presidente quiere llevar adelante “el plan Melconian”, ni el economista busca hacerlo a contramano de la política, advirtieron en privado.

Algunas fuentes interesadas le llevaron este debate a Bullrich que ella misma se encargó de descartar. “Hay quienes me quieren reflotar el fantasma de Carlos Menem y Domingo Cavallo, pero uno de los temas que hay que poner en cuestionamiento es que un ministro con poder para mí no es una amenaza. Lo veo como un activo y más si tiene capacidad de comunicación”, le anticipó a los propios. En el mismo sentido, el fanático de la Academia dio una respuesta similar a un grupo de empresarios que lo escuchó con atención: “Un buen plan económico sin la política es nada. Basta revisar la historia económica local y también la regional para entender que él éxito depende del todo. Esa lección ya la aprendimos”. Algo que pocos saben es que la relación entre Melconian y la candidata a presidente data del verano de 2022. Fue en Punta del Este donde se encontraron a solas por primera vez y ella valoró su capacidad de jugar más allá de la economía. Desde ese momento y a modo de visitas informales se la vio en el último año y medio varias veces en el piso 10 de la sede porteña de Ieral.
El plan en el que trabajó Melconian tiene por el momento tres aristas principales. La primera es un shock de desregulaciones en el sector privado. Para eso trabaja con unos 70 economistas que van desde Tierra del Fuego a la Quiaca y con quienes ya operan sobre concreto en la micro sectorial. El segundo de los ejes, muy vinculado con el primero, es la estabilidad macroeconómica. “Trabajamos para instrumentar un cambio de régimen económico. Queremos modificar los incentivos para que sea el sector privado el motor del crecimiento”, reveló en un encuentro con los empresarios más influyentes de la Argentina. Allí los técnicos elaboraron un plan concreto con distintos pasos. La tercera pata será una reforma integral del sector público, en la que se buscará primero alinear los precios relativos, mientras en paralelo se avanza con el régimen cambiario y su infinidad de cepos y se alinea el escenario para la bimonetariedad, que es un esquema muy distinto al del 1 a 1 en el que el dólar y el peso convivan.

Por su parte, los representantes económicos de las cuatro fundaciones de los partidos integrantes de Juntos también llevan varios meses trabajando. La semana pasada se reunieron y presentaron sus principales acuerdos en la foto de familia de esta semana donde Bullrich condujo el encuentro. Se habló de implementar en paralelo un plan de crecimiento y estabilización. “El Plan Bullrich” como lo presentaron supone una ley de protección de inversiones, de promoción del empleo y de simplificación y desburocratización. También anticiparon una reforma del Banco Central basada en una real independencia político funcional, la prohibición de financiar al fisco y la prohibición de cepos cambiarios. Es decir, de aplicar controles a la salida de capitales y tipos de cambios diferenciales de ningún tipo.
“Un shock de confianza, baja de retenciones, un programa audaz, salir rápido del cepo, la construcción de una economía bimonetaria, proteger las inversiones y la modernización laboral, son algunos de los puntos en común que ya existen entre ambos programas. Ahora hay que dar las instrucciones y ordenarlos”, anticipó Bullrich a una de sus personas de mayor confianza. El pragmatismo electoral prima en la agenda de la candidata que ayer hizo campaña en Hurlingham.
La independencia del Banco Central es un punto crítico en la danza de nombres. Aunque la interpretación de esa idea supone un debate profundo que comenzará a delinearse en los próximos días. Desde la Mediterránea aseguran que nadie tiene puesto un número en su camiseta. Que eso dependerá de las definiciones de la presidente y eventualmente del ministro y que el objetivo es que “cada uno juegue en el puesto en el que pueda meter más goles o atajarlos”.
Rodolfo Santangelo (socio de Melconian), Daniel Artana (FIEL), Enrique Szewach y Facundo Martínez (hoy con sombrero del Ieral) son los integrantes de la mesa chica de Melconian, por más que el grupo de WhatsApp que los une se denomine “mesa mediana Ieral”. Ninguno tiene un rol asegurado en el futuro. Al menos no por ahora.
Con Luciano Laspina, hasta ahora principal espada económica de Bullrich, Melconian tiene amigos en común y algunas llamadas telefónicas cruzadas, pero no mucho más que ello. Tampoco hay enemistades preexistentes que les impidan trabajar juntos. Cerca del autor de “Desenredar la Argentina” descontaban que el nombramiento de Melconian es inminente.
“Milei tira fruta todo el día, pero es creíble. Tenemos que explicar que en economía no existen mesías ni soluciones mágicas. Si bien Luciano se preparó para el puesto de ministro le preocupa más trabajar para ser gobierno que su situación personal”, resumieron cerca del economista santafesino. A Bullrich le preocupa que Laspina tenga un rol protagónico en el futuro inmediato y existe la posibilidad de que sea convocado a integrar el grupo de trabajo junto a Melconian si es que el acuerdo político termina de sellarse. “La fusión entre lo hecho por la Mediterránea y lo realizado por los economistas de Juntos es un eje del encuentro del martes”, admitió por lo bajo un referente del PRO.
La presidencia del Central no está definida aún ni tampoco la definición de plazos para implementar su independencia que ya fue esgrimida en el plan 2024. “Para ello hay tiempo y todavía falta la elección. Ahora lo importante es el camino”, minimizó otra alta fuente de Juntos en modo campaña. Todos coinciden en que no financiará al Tesoro desde el día uno, pero para los cambios en la política cambiaria se necesitarán etapas.
En la historia reciente hubo infinidad de turbulencias como la de Alfredo Concepción, cuando presentó su renuncia al ministro Juan Sourrouille porque estaba en desacuerdo con la política que el titular de Economía intentaba implementar y fue reemplazado por José Luis Machinea, quien era subsecretario de Economía. Pero también hubo referencias de confianza como la figura de Roque Fernández, de la escuela UCEMA cuando Domingo Cavallo era ministro.

Otra cuestión a resolver en el corto plazo es el rol de Melconian en la Fundación Mediterránea. La lógica del think tank cordobés que generó en los ‘90 la hoja de ruta con la que se desempeñó luego Cavallo es de un plan apartidario que esté a disposición de todos los candidatos. Al menos así lo trazaron la familia Urquía (Aceitera General Deheza), Pagani (Arcor), Rocca (Techint), Mindlin (Pampa Energía), entre otros apellidos del empresariado local, que forman parte de la estrategia “de no ir a ciegas a un futuro gobierno” y tener siempre ciertas condiciones de lo que viene, que se trabajan con los equipos técnicos de la fundación”, resumieron desde la sede cordobesa, cuyos ingresos se dispararon durante los últimos doce meses.
“No le vemos problema a que Patricia tome el plan porque ni Massa ni Milei se interesaron y siempre dijimos que estaba abierto a todos con lo cual se está respetando a rajatabla nuestra razón de ser”, resumió una alta fuente de la Mediterránea. La formalidad de si Melconian tomará licencia o si se hace un acuerdo personal entre el eventual ministro y la candidata a presidenta se definirá en horas, pero a esta altura y al lado de la otra lecha chica que queda por resolver parece un detalle menor. “A diferencia de otras campañas ya no creemos en los gurúes que confiaban en Google y distintas plataformas para anticipar los movimientos. A fuerza de golpes nos dimos cuenta de que la única temperatura está en la calle y lo que hoy encontramos es que entre la bronca, la crisis económica y los saqueos lo más difícil es que la opinión pública le ponga racionalidad al sentimiento reinante. Esa será nuestra misión. Y no es imposible. Hay que recuperar el dominio del cambio pero ya no tenemos margen de error”, se sinceró un referente de Juntos que hace dos semanas hacía campaña por Horacio Rodríguez Larreta y vaticinaba un triunfo contundente en la interna. “Se cayó la antena y no nos dimos cuenta. Ahora es a todo o nada”, concluyó a tono con su ahora candidata.
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El laberinto de Juntos por el Cambio, ante el reto de frenar a Milei
La victoria del libertario en las PASO profundizó la crisis de identidad en la coalición opositora; Bullrich busca unir las piezas para crecer unos cinco puntos en octubre; las secuelas de la interna
Matías Moreno
Bullrich retomó ayer las recorridas en el conurbano y se mostró con Diego Valenzuela
Juntos por el Cambio quedó atrapado en una de las coyunturas más difíciles de su historia. La victoria de Javier Milei en las primarias puso en jaque a Patricia Bullrich, la candidata presidencial que debe ponerse al hombro la campaña para revertir el resultado en octubre, y profundizó la crisis en el bloque opositor. La derrota electoral de las PASO fue un revés inesperado para JXC. Es que los jefes de Pro, la UCR y la CC habían logrado en los últimos cuatro años preservar la unidad, más allá de las divisiones internas y las discusiones ideológicas, y se alistaban para reconquistar el poder nacional ante el hundimiento del PJ que pronosticaban las encuestas, sobre todo, por los efectos de la crisis.
El triunfo de Milei en las PASO reconfiguró el tablero político y situó a JXC en un laberinto. A la preocupación por la pérdida de votos -hubo una sangría de más de un millón respecto de las elecciones de 2019en territorios clave, como Córdoba, Santa Fe, Mendoza o el interior de la provincia de Buenos Aires, que solían ser fortalezas electorales de la fuerza antikirchnerista más influyente, se suman el temor por la consolidación en vastos segmentos de la población del fenómeno antisistema de Milei, que desplazó temporalmente a JXC como principal frente opositor al Gobierno, y la incertidumbre sobre el futuro de la alianza que nació en 2015 para enfrentar al peronismo kirchnerista. “Está todo muy roto, arriba y abajo.
Todavía no cicatrizan las heridas de la interna. Si perdemos y gana Milei, JXC se parte en mil pedazos”, comenta una de las figuras estelares de Pro, que no oculta su preocupación por el panorama electoral con vistas a octubre.
La lucha de liderazgo concluyó en las PASO, pero las tensiones en JXC aún no se disiparon. Por caso, en la Capital, caja de resonancia de la pelea entre Macri y Larreta, siguen los coletazos de la disputa sucesoria. Tras ser proclamado como el candidato a jefe porteño del espacio, Jorge Macri actuó sin dudar para construir poder en el bastión de Pro. Consensuó con Larreta las salidas de María Migliore y Christian Werle, a quienes tenía en la mira por haber jugado a favor de su rival: Martín Lousteau. Pese al ruido que provocó en JXC, podría haber más desplazamientos. En paralelo, el primo del expresidente ensayó otras jugadas que alteraron a sus socios radicales. No solo puso a la larretista Clara Muzzio como compañera de fórmula, sino que coqueteó con Milei en medio de una entrevista televisiva. Los radicales de Lousteau (que por ahora optó por mantenerse en silencio), se sintieron marginados.
Otro foco de tensión para JXC está en Buenos Aires, donde se demora la foto de unidad entre Diego Santilli y Néstor Grindetti tras la reñida interna. Grindetti se quedó con la candidatura a la gobernación por una diferencia exigua, lo que alentó a los aliados de Santilli a esperar los resultados del escrutinio definitivo. Ese desencuentro deterioró el vínculo entre los dos bandos en el distrito más poblado, un territorio que puede ser crucial para una eventual remontada de Bullrich.
La noche del domingo 13 de agosto representa para muchos referentes de JXC un punto de inflexión. Consumada la hazaña de Milei, Macri, quien lidero el espacio hasta la derrota de 2019 que marcó el fin de la experiencia de Cambiemos en la Casa Rosada, celebró que un 70% de los votantes que participaron de las PASO haya optado por darle la espalda al modelo “populista” del kirchnerismo. Por esa gestualidad, Macri quedó bajo fuego no solo de sus detractores en la UCR y Pro o en la CC, sino también de varios de sus feligreses más fieles en el partido amarillo y en el radicalismo que acompañan a Bullrich.
Le achacan haber dañado el proyecto colectivo para tomarse una “revancha personal” y sospechan que juega a ubicarse como el nuevo líder de un nuevo espacio de derecha. Es que Macri se sintió reivindicado por el resultado. Aliviado por el triunfo de Jorge Macri en la Ciudad, se jactó de haber anticipado meses antes de la compulsa que Milei tenía el boleto comprado para protagonizar el ballottage. Y que había sido él quien alertó a sus socios, sobre todo a Larreta, los radicales que conducen Gerardo Morales y Martín Lousteau y la CC, la fuerza de Carrió, sobre los riesgos de descuidar la identidad ante la irrupción de los libertarios.
Con ese trasfondo, Bullrich necesita unir las piezas del rompecabezas. Esta semana logró tomar envión. Reunió a los altos mandos de JXC y convocó a los economistas que armaron el programa de gobierno para unificar el discurso de campaña. A la espera de los datos de los focus group, optó por mantener al kirchnerismo como adversario a la hora de confrontar. Si bien se diferencia de Milei, busca seducir a sus votantes. Por caso, reforzará la idea de que su gobierno será “austero”. Su misión es convencer a una parte del electorado opositor de que JXC puede volver a ser una alternativa de gobierno, pese a la frustración que generó la experiencia de Macri.
Si bien la interna dejó un tendal de heridos en Pro, Larreta le volvió dar esta semana un espaldarazo público a Bullrich. Le garantizó su apoyo para la campaña y reconoció su liderazgo tras ser consagrada como la candidata a presidenta de JXC por el triunfo en la interna.
En el entorno de Bullrich se alistan para salir a la caza de votos. El gran objetivo es ingresar al ballottage, por lo que estiman que requieren crecer unos cincos puntos para estar en la segunda vuelta. La exministra confía en que podrá fidelizar el 11% de Larreta y aumentar su caudal electoral. En Córdoba habrá un rastrillaje específico para reconquistar a seguidores de Macri. Hasta el expresidente se ofreció a viajar para movilizar a los votantes cordobeses que respaldaron en masa a Milei. Y Morales se comprometió a redoblar sus esfuerzos para dar vuelta el resultado en Jujuy, donde ganó Milei y el radicalismo se juega bancas en el Senado.
Cerca de Bullrich también ponen la mira en Salta, Catamarca y Tucumán; y en las zonas agropecuarias del centro del país. Una de las claves para Bullrich y los suyos son los once millones de argentinos que no participaron en las PASO. Con los antecedentes de 2015 o 2019 -con las marchas del “sí se puede” de Macriconfían en captar a un sector de ese 31% del padrón que no concurrió a votar para sumar adhesiones vitales en la pelea cuerpo a cuerpo con Milei. Además, descuentan que Massa perderá votos del peronismo blando ante la agudización de la crisis.
Resta saber si esos votantes desencantados que se abstuvieron en las PASO no se tentarán con la ola violeta de Milei. Bullrich atribuye la pérdida de capacidad electoral de JXC a la discusión que protagonizó con Larreta sobre cuál debía ser la fisonomía de la fuerza y la metodología para apalancar reformas estructurales. En la UCR atribuyen la sangría de votos de la fuerza al hastío de la población frente a la clase dirigente tradicional. “No se puede desde la política tratar de representar a una sociedad que está harta de la política”, grafica un cacique radical.
Juntos por el Cambio quedó atrapado en una de las coyunturas más difíciles de su historia. La victoria de Javier Milei en las primarias puso en jaque a Patricia Bullrich, la candidata presidencial que debe ponerse al hombro la campaña para revertir el resultado en octubre, y profundizó la crisis en el bloque opositor. La derrota electoral de las PASO fue un revés inesperado para JXC. Es que los jefes de Pro, la UCR y la CC habían logrado en los últimos cuatro años preservar la unidad, más allá de las divisiones internas y las discusiones ideológicas, y se alistaban para reconquistar el poder nacional ante el hundimiento del PJ que pronosticaban las encuestas, sobre todo, por los efectos de la crisis.
El triunfo de Milei en las PASO reconfiguró el tablero político y situó a JXC en un laberinto. A la preocupación por la pérdida de votos -hubo una sangría de más de un millón respecto de las elecciones de 2019en territorios clave, como Córdoba, Santa Fe, Mendoza o el interior de la provincia de Buenos Aires, que solían ser fortalezas electorales de la fuerza antikirchnerista más influyente, se suman el temor por la consolidación en vastos segmentos de la población del fenómeno antisistema de Milei, que desplazó temporalmente a JXC como principal frente opositor al Gobierno, y la incertidumbre sobre el futuro de la alianza que nació en 2015 para enfrentar al peronismo kirchnerista. “Está todo muy roto, arriba y abajo.
Todavía no cicatrizan las heridas de la interna. Si perdemos y gana Milei, JXC se parte en mil pedazos”, comenta una de las figuras estelares de Pro, que no oculta su preocupación por el panorama electoral con vistas a octubre.
La lucha de liderazgo concluyó en las PASO, pero las tensiones en JXC aún no se disiparon. Por caso, en la Capital, caja de resonancia de la pelea entre Macri y Larreta, siguen los coletazos de la disputa sucesoria. Tras ser proclamado como el candidato a jefe porteño del espacio, Jorge Macri actuó sin dudar para construir poder en el bastión de Pro. Consensuó con Larreta las salidas de María Migliore y Christian Werle, a quienes tenía en la mira por haber jugado a favor de su rival: Martín Lousteau. Pese al ruido que provocó en JXC, podría haber más desplazamientos. En paralelo, el primo del expresidente ensayó otras jugadas que alteraron a sus socios radicales. No solo puso a la larretista Clara Muzzio como compañera de fórmula, sino que coqueteó con Milei en medio de una entrevista televisiva. Los radicales de Lousteau (que por ahora optó por mantenerse en silencio), se sintieron marginados.
Otro foco de tensión para JXC está en Buenos Aires, donde se demora la foto de unidad entre Diego Santilli y Néstor Grindetti tras la reñida interna. Grindetti se quedó con la candidatura a la gobernación por una diferencia exigua, lo que alentó a los aliados de Santilli a esperar los resultados del escrutinio definitivo. Ese desencuentro deterioró el vínculo entre los dos bandos en el distrito más poblado, un territorio que puede ser crucial para una eventual remontada de Bullrich.
La noche del domingo 13 de agosto representa para muchos referentes de JXC un punto de inflexión. Consumada la hazaña de Milei, Macri, quien lidero el espacio hasta la derrota de 2019 que marcó el fin de la experiencia de Cambiemos en la Casa Rosada, celebró que un 70% de los votantes que participaron de las PASO haya optado por darle la espalda al modelo “populista” del kirchnerismo. Por esa gestualidad, Macri quedó bajo fuego no solo de sus detractores en la UCR y Pro o en la CC, sino también de varios de sus feligreses más fieles en el partido amarillo y en el radicalismo que acompañan a Bullrich.
Le achacan haber dañado el proyecto colectivo para tomarse una “revancha personal” y sospechan que juega a ubicarse como el nuevo líder de un nuevo espacio de derecha. Es que Macri se sintió reivindicado por el resultado. Aliviado por el triunfo de Jorge Macri en la Ciudad, se jactó de haber anticipado meses antes de la compulsa que Milei tenía el boleto comprado para protagonizar el ballottage. Y que había sido él quien alertó a sus socios, sobre todo a Larreta, los radicales que conducen Gerardo Morales y Martín Lousteau y la CC, la fuerza de Carrió, sobre los riesgos de descuidar la identidad ante la irrupción de los libertarios.
Con ese trasfondo, Bullrich necesita unir las piezas del rompecabezas. Esta semana logró tomar envión. Reunió a los altos mandos de JXC y convocó a los economistas que armaron el programa de gobierno para unificar el discurso de campaña. A la espera de los datos de los focus group, optó por mantener al kirchnerismo como adversario a la hora de confrontar. Si bien se diferencia de Milei, busca seducir a sus votantes. Por caso, reforzará la idea de que su gobierno será “austero”. Su misión es convencer a una parte del electorado opositor de que JXC puede volver a ser una alternativa de gobierno, pese a la frustración que generó la experiencia de Macri.
Si bien la interna dejó un tendal de heridos en Pro, Larreta le volvió dar esta semana un espaldarazo público a Bullrich. Le garantizó su apoyo para la campaña y reconoció su liderazgo tras ser consagrada como la candidata a presidenta de JXC por el triunfo en la interna.
En el entorno de Bullrich se alistan para salir a la caza de votos. El gran objetivo es ingresar al ballottage, por lo que estiman que requieren crecer unos cincos puntos para estar en la segunda vuelta. La exministra confía en que podrá fidelizar el 11% de Larreta y aumentar su caudal electoral. En Córdoba habrá un rastrillaje específico para reconquistar a seguidores de Macri. Hasta el expresidente se ofreció a viajar para movilizar a los votantes cordobeses que respaldaron en masa a Milei. Y Morales se comprometió a redoblar sus esfuerzos para dar vuelta el resultado en Jujuy, donde ganó Milei y el radicalismo se juega bancas en el Senado.
Cerca de Bullrich también ponen la mira en Salta, Catamarca y Tucumán; y en las zonas agropecuarias del centro del país. Una de las claves para Bullrich y los suyos son los once millones de argentinos que no participaron en las PASO. Con los antecedentes de 2015 o 2019 -con las marchas del “sí se puede” de Macriconfían en captar a un sector de ese 31% del padrón que no concurrió a votar para sumar adhesiones vitales en la pelea cuerpo a cuerpo con Milei. Además, descuentan que Massa perderá votos del peronismo blando ante la agudización de la crisis.
Resta saber si esos votantes desencantados que se abstuvieron en las PASO no se tentarán con la ola violeta de Milei. Bullrich atribuye la pérdida de capacidad electoral de JXC a la discusión que protagonizó con Larreta sobre cuál debía ser la fisonomía de la fuerza y la metodología para apalancar reformas estructurales. En la UCR atribuyen la sangría de votos de la fuerza al hastío de la población frente a la clase dirigente tradicional. “No se puede desde la política tratar de representar a una sociedad que está harta de la política”, grafica un cacique radical.
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