martes, 18 de septiembre de 2018

MARTÍN ALONSO ...UN SER PARA COPIAR


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Menos moda y más sobre lo que sentimos, se lee en la etiqueta que cuelga de una remera de la marca de indumentaria Stay True, Martín Alonso, su creador, siente que otro camino es posible, y por eso produce ropa que no contamina el medioambiente y con un compromiso social claro. Con 20 años de experiencia en el rubro textil, se lanzó a un camino poco transitado en nuestro país que no le fue fácil. Su idea comenzó en 2004 y recién diez años después pudo lanzar su marca 100% orgánica que además está certificada como empresa B, es decir que tiene vocación por ser sostenible. El proyecto evolucionó hacia la agricultura biodinámica, otro método de cultivo ecológico del algodón que hace junto a ocho familias de la comunidad Qom, en Campo Medina, en Pampa del Indio, Chaco, y que ya tiene la certificación biodinámica Deméter y de comercio justo. Stay True nació con una mirada social que está presente desde sus comienzos; realiza regularmente donaciones de alimentos lácteos orgánicos a 36 comedores comunitarios, entre ellos, Cultivarte, en San Fernando, Los luceros, y la Asociación Civil Latinoamericana, ambos en Tigre.
-¿Qué es el algodón biodinámico?
-Es el que se genera a partir de la agricultura biodinámica que está basada en la antroposofía de Rudolf Steiner. Este tipo de agricultura tiene en cuenta la interrelación entre el suelo, las plantas y los animales, un sistema en equilibrio en el que hay que evitar intervenir.
-¿Cómo se llega a este cultivo?
-Se basa en la regeneración del suelo, la limpieza de las impurezas a partir de preparados biodinámicos que contienen vegetales y minerales que sirven para regenerar y fortalecer los cultivos; son cuatro que se colocan, recorriendo a pie, en la tierra según el calendario lunar. Una vez regenerado se plantan semillas nativas, es decir aquellas que no fueron modificadas genéticamente y se trabaja únicamente con agua de lluvia. No puede haber ningún elemento que no tenga que ver con la naturaleza involucrado en este proceso.
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-Nada de pesticidas.
-En una hectárea de tierra hay alrededor de 20.000 organismos vivos que terminan matando con los pesticidas y químicos que se usan en la agricultura. Pero también se contamina todo. La agricultura biodinámica considera que las plagas son necesarias para que las plantas crezcan fuertes y den fruto. Las plantaciones se debilitan y sufren el ataque de plagas porque comúnmente se trabaja con semillas intervenidas, modificadas genéticamente, que son débiles. Nuestra cosecha se hace a mano, nunca con una máquina porque corta al algodón, lo daña y se obtiene menos fibra.
-Siendo parte de la industria textil local, ¿cuándo cambiaste?
-Cuando entré en este negocio hace más de 20 años no se hablaba de sustentabilidad ni yo estaba formado en el tema. Me dedicaba a traer marcas de afuera al país. Siempre estuve vinculado con el producto final y nunca con las materias primas, no sabía nada. Pero en 2004 traje una marca de Brasil que se llama Hurley, del grupo Nike, y ellos tenían una línea de algodón orgánico y de PET (plástico reciclado) que me gustó. Me atrajo el tema del algodón orgánico, porque lo vi como una oportunidad. Quería desarrollar mi marca a partir de este tipo de fibra hecha acá y fui a buscar apoyo a los grandes textiles pero a ninguno les interesó. Fui por todas las tejedurías y empresas y no conseguí involucrarlos, me decían que era un surfer hippie.
-Empezaste solo.
-Así fue. Al principio empecé a traer algodón orgánico de Brasil, pero el problema es que el país vecino hasta hoy no certifica el proceso como orgánico y yo necesitaba que estuviera certificado. Entonces, decidí traerlo de Perú, de la empresa Bergman Rivera, que además de hacer un muy buen producto, exporta y por eso tiene todas las certificaciones. Pero después empecé a preguntarme por qué en vez de traer el algodón de allá no lo hacía acá, aunque sea poco.
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-Un primer paso.
-Exacto y en 2015 la Asociación para la Agricultura Biodinámica Argentina dio una charla sobre fumigaciones, y el cacique Santos López, de la comunidad Qom, de Campo Medina en Chaco, a hablar sobre este problema. Entonces, pudimos contarle qué queríamos hacer. Son 300 familias que trabajan muy bien el algodón y tienen mucha experiencia agroecológica; lo llaman el oro blanco.
-¿Por qué?
-Las semillas de algodón les dan de comer. Si tienen unas cuantas semillas las plantan y tienen la comida asegurada. Pero en un momento habían sufrido la plaga del picudo, un insecto que se mete en la planta de algodón y lo come todo, y perdieron todas las plantaciones. Les dijimos que no éramos grandes inversores pero que podíamos empezar este cultivo con ocho familias, no podíamos abarcar a las 300. Decidieron entre ellos quiénes lo iban a hacer, aceptaron y les explicamos lo de la agricultura biodinámica. Fuimos aprendiendo los unos de los otros. Ellos no tenían nada, ni materiales para trabajar la tierra, ni las semillas. Logramos nuestra primera cosecha que certificamos como orgánica para la comunidad americana, también Fair Trade, dentro del comercio justo, y Deméter, que es la certificación biodinámica internacional.
Tratamos de aliviar un poco a la Pachamama
-Pasaste de una propuesta orgánica a biodinámica, ¿cuál es la diferencia?
-Ambas son ecológicas y no añaden pesticidas o químicos a los cultivos; la diferencia es que la agricultura biodinámica usa preparados que hacen con vegetales y minerales para vigorizar y la siembra se hace según el movimiento de los astros.
-¿Qué beneficios tiene el cultivo biodinámico respecto al convencional?
-Nuestro proyecto tiene rindes similares a los cultivos convencionales. Y económicamente es mucho más barato porque no se usan pesticidas ni químicos. Si bien hoy las marcas no están tan preocupadas por el tema de la sustentabilidad, será un tema a rever pronto porque urge y el mundo va para ese lado. Hay que pedirles a los que llevan adelante el desarrollo textil en la Argentina que generen textiles sustentables.
-¿Ves posible una industria textil sustentable en el país?
-Es difícil porque hoy muy pocos hacen algo. La industria textil está muy tóxica. Por reciclar una prenda no se es sustentable y hay mucho de eso; y no tiene sentido porque está todo contaminado desde el principio. Aunque por algo se empieza y lo importante es que haya una inquietud. Soy optimista, hay mucha gente empezando a hablar y a intentar hacer algo referente a sustentabilidad más allá de nuestro proyecto. Quizás no consigamos una respuesta inmediata pero las futuras generaciones sí.
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-¿Hacés moda?
-No, nuestra empresa es muy diferente a una marca de moda. Este es un proyecto social, hay una preocupación por la tierra y un compromiso social fuerte. Hacemos ropa simple.
-¿Solo remeras?
-Hacemos lo que sabemos hacer y son remeras que se ofrecen en una tienda online:https://staytrueorganic.com. Las vendemos a través de nuestra tienda online con envío gratuito a todo el país y con seis meses para cambiar el producto. Además, si no te gusta, te devolvemos la plata. Hacemos 60 modelos por estampa y después ofrecemos lisas. No hay distinción de sexo, hay algunas entalladas pero lo principal es que es ropa cómoda, apta para todo talle.
-¿Por qué Stay True?
-Nuestra filosofía es ser verdaderos, permanecer fiel a nuestros valores. Para nosotros hay otro camino posible. Se puede producir sin contaminar. Tratamos de aliviar un poco a la Pachamama. A veces nos sentimos fatigados, porque no fluye todo rápido o como quisiéramos. Pero para disfrutar del sol de mañana hay que hacer algún esfuerzo hoy.

S. V.

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