El Presidente mantiene la presión frente a las demoras del Congreso
El vocero presidencial insinuó que en el debate del DNU y la ley ómnibus no se contemplarán cambios
Jaime Rosemberg
A pesar de las desalentadoras señales que llegan desde el Congreso, el presidente Javier Milei redobló ayer la apuesta.
Antes, durante y después de la reunión de gabinete, el primer mandatario dejó en claro que espera que el Congreso acelere su actividad durante el mes de enero y apruebe sin cambios el DNU y la ley ómnibus, parte medular del paquete legislativo con el que espera sentar las bases de su gestión.
Mientras la oposición y algunos eventuales aliados piden más tiempo y sospechan que la intransigencia del Presidente complica la aprobación del paquete legislativo, desde el Gobierno reiteraron que, más allá de la retórica, la intención de Milei es aprobar los proyectos tal cual fueron enviados, una postura que complica la labor de sus principales negociadores, dentro y fuera del Congreso.
“Comenzamos un proceso legislativo donde claramente hay dos caminos: el querer cambiar, transformar la Argentina en una más libre, donde quien quiera trabajar pueda hacerlo, invertir, todo sin el peso del Estado en sus espaldas. Es el cambio que encaramos”, dijo el portavoz presidencial, Manuel Adorni, en conferencia de prensa en la Casa Rosada.
Sin guiños para conseguir aliados, Adorni aseveró que “quien no acompañe será porque considera que la mitad del país pobre, los cinco millones de indigentes, el 60% de los niños pobres, la falta de empleo, el salario de 300 dólares y estar alejados del mundo es el camino. Como para nosotros no, invitamos a sumarse a quienes quieran vivir en un país más normal, con más oportunidades”.
¿Se aceptarán cambios en los proyectos, varios de ellos polémicos? “El diálogo está abierto, pero no se negocia la Argentina libre”, dijo Adorni, y agregó que “el Presidente no se va a mover una línea de lo que iba a hacer”.
Fuera de micrófono, voceros del Gobierno aseguraron que en la reunión de gabinete se exploró el transitar de los proyectos enviados al Congreso, tanto vía decreto como los proyectos de ley, que el Presidente espera ver aprobados “lo antes posible”. El DNU, ya vigente, necesita la conformación final de la comisión bicameral encargada de su análisis, trabada en la Cámara de Diputados por discusiones sobre la distribución de integrantes entre Unión por la Patria y el oficialismo.
“Estamos todos convencidos, los ministros se ofrecieron a ir al Congreso para explicar y defender los proyectos”, explicó otra alta fuente del Gobierno, en una jornada en la que debutó en su rol y participó de la reunión de ministros el nuevo secretario de Medios, Eduardo Serenellini.
La “intransigencia” del Gobierno complica a aliados legislativos del ex Juntos por el Cambio, a quienes les resulta incómodo apoyar leyes que complican su vínculo con sectores afines, como el campo. “Queremos ayudar y estamos ayudando, pero no sabemos si quieren aprobar las leyes, porque no negocian”, se lamentaron desde el bloque Pro.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
El culto a la intransigencia política gana terreno entre los libertarios
Mariano Spezzapria
El vocero presidencial Manuel Adorni se despachó ayer con tres frases elocuentes en plena conferencia de prensa en la Casa Rosada. “No se negocia estar con la Argentina libre”; “no termino de entender qué es esto de ir para el costado o para atrás”; “el Presidente no se va a mover ni una línea de esa postura”. Fiel al libreto que le baja Javier Milei, el funcionario no hizo más que oficializar el culto libertario a la intransigencia que tanto se comenta en este incipiente 2024.
En efecto, la idea de la no negociación que emana desde la mesa chica del Gobierno mantiene desorientados a propios y extraños. Ni los aliados aspiracionales del Presidente –aquellos que le piden que “se deje ayudar”– ni los que ya tienen claro que estarán en la vereda de enfrente de su administración logran comprender la lógica que guía al pequeño grupo gobernante para avanzar con megarreformas sobre las cuales no genera un consenso previo.
Los “desorientados” no son actores menores del sistema políticoinstitucional: desde los gobernadores de todos los colores, que deben pagar salarios y se preguntan por qué no los llaman a negociar; “los Gordos” de la CGT que no se sienten cómodos convocando a un paro; los bloques legislativos que imaginan cambios a la ley ómnibus, pero no reciben ninguna señal de la Casa Rosada; hasta los jueces que prefieren que el destino del mega-DNU lo decida la política y no los tribunales.
Todos esos actores se preguntan –también lo hace el campo que está “decepcionado” con la suba de retenciones– cómo piensa hacer Milei para que efectivamente pueda instrumentarse la catarata de cambios que chorrean el DNU y la ley ómnibus, más allá de sus apelaciones a la “catástrofe económica” de “proporciones bíblicas” que se desatará en caso de que los otros poderes del Estado –el Congreso y la Justicia– les pongan un dique de contención a sus demandas.
El discurso de fin de año del presidente Milei y las respuestas del vocero Adorni no ofrecieron ninguna señal favorable al diálogo político que sería necesario para que las reformas se corporicen más allá de la voluntad oficial. De hecho, el mandatario volvió a apelar al apoyo de “los argentinos de bien” frente a la “casta” que –de acuerdo con su razonamiento– intenta mantener sus “privilegios”. Para el Presidente, el Congreso de la Nación es la representación más palmaria de la casta.
No por casualidad su primer discurso oficial lo dio de espaldas al Palacio Legislativo, al que considera uno de los problemas del país, antes que un facilitador de potenciales soluciones. En su avanzada “a todo o nada”, Milei cuenta con una aliada incondicional: su ministra Patricia Bullrich, a quien derrotó en las urnas, pero que le hizo igualmente un inmenso favor al apoyarlo de cara al balotaje. Aún se recuerda la consigna “es todo o es nada” de la excandidata de Juntos por el Cambio.
Con larga experiencia en el trasiego de la negociación política, Bullrich ya salió a reclamar a los diputados y senadores que entraron al Congreso en las listas de JxC que piensen bien a quién representan. Su razonamiento es que la gran mayoría del electorado de la coalición se volcó favorablemente a Milei en la segunda vuelta contra Sergio Massa y que entonces el mandato que recibieron sus integrantes es apoyar el cambio político, aunque ahora lo encarne un libertario.
Pero una parte de lo que fue esa coalición –ahora desparramada en bloques de Pro, la UCR y Cambio Federal– no está dispuesta a cederle a Milei las facultades legislativas excepcionales que reclama en la ley ómnibus –hasta 2025, prorrogable al final de su mandato en 2027– sin antes asegurarse que serán atendidas algunas de sus demandas políticas y económicas. En ese marco, la Cámara de Diputados inició las sesiones extraordinarias, pero está lejos de sesionar.
La indefinición legislativa no es reprochable solamente al inexperto presidente de la Cámara baja, Martín Menem, sino también a la nula voluntad de la Casa Rosada de habilitar negociaciones para conformar mayorías parlamentarias. En este escenario, ya hay especulaciones en torno a los plazos del “primer fracaso” de Milei para avanzar con la ley ómnibus y en la apertura de una segunda etapa en la que el Presidente se vería forzado a terminar con la “estudiantina libertaria”.
También en el campo opositor florecen las especulaciones políticas. El peronismo, en sus ramales ejecutivos, legislativos y sindicales, entiende que no puede forzar la marcha –salvo manifestar su descontento en las calles y diferenciarse en el plano discursivo– porque el clima social no toleraría un nuevo fracaso gubernamental tras los de JxC y del propio Frente de Todos que catapultaron la emergencia de Milei. “Si eso pasa, vamos a 2001 y eso nos lleva puestos a todos”, advierten en el PJ.
Con Massa alejado de los primeros planos tras la derrota electoral y Cristina Kirchner en ritmo estival, es Axel Kicillof el que se planta frente al espejo de Milei como un rival directo, incluso en las reuniones con los gobernadores. Y al contrario que el Presidente, no vacila en tejer acuerdos políticos para ganar gobernabilidad: tanto la UCR como Pro le votaron la ley impositiva y el endeudamiento, luego de asegurarse un fondo especial para las intendencias municipales.
Pero para Milei y los libertarios ese “toma y daca” es uno de los problemas de fondo que afronta el país. No conciben la política como “el arte de lo posible”, como paradójicamente solía definirla Carlos Menem, el ídolo noventista del Presidente. Por el contrario, invocan a las “fuerzas del cielo” cuando les hacen notar que están en minoría en el Congreso y que la Justicia podría frenar el DNU por inconstitucional. Ahí la postura política muta en una causa metafísica.
Dentro del Gobierno, hay un ala dura que se está imponiendo sobre los funcionarios considerados dialoguistas. El asesor estrella Federico Sturzenegger –el autor intelectual del plan de desregulación de la economía– y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, se cuentan entre los intransigentes, según coinciden en señalar diversas fuentes políticas y sindicales. En cambio, el ministro del Interior, Guillermo Francos, es un interlocutor válido para los gobernadores y la CGT.
Pero la balanza interna en el gobierno está notablemente inclinada: la hermana del Presidente, Karina Milei, que hace las veces de secretaria general, también está señalada como parte del sector más duro de la administración libertaria. Y no solo tiene influencia en la agenda del mandatario o en cuestiones logísticas, como los traslados y los viajes, sino que también participa intramuros de las conversaciones con los diputados oficialistas que buscan sancionar la ley ómnibus.
En definitiva, es el propio Milei quien está convencido de que si cede ante sus aliados y la oposición en la primera de cambio, quedará marcado para el resto de su mandato. El presidente quiere resetear el sistema político, pero lo hace desconociendo las más elementales reglas de la negociación.
La idea de la “no negociación” surge en la mesa chica de la Casa Rosada
Los aliados aspiracionales del Presidente piden que “se deje ayudar”
Los gobernadores y los sindicatos están inquietos por la falta de respuestas
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.